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Las carcajadas de Regina se hacían resonar por el gran despacho de su padre.

—¿Que es lo que tienes?— pregunto extrañado ante la sonrisa que expresaba la pelirroja en ese momento, la expresión de Regina cambio totalmente a un semblante serio en cuestión de segundos para que después una sonrisa sinica se dibujara en su rostro.

—¿Una silla?¿en serio?— Regina lo miro con una sonrisa que lo hacia perder la cordura cada vez un poco mas.

—Es un pequeño castigo, por toda tu insolencia. De alguna manera parece que te tengo que enseñar modales— dijo el mayor quien miraba con superioridad a Regina.

— Ninguno de tus castigos funciono, eres tan patético— menciono la pelirroja sonriendo con aires de grandeza minimizado cualquier autoridad de su padre.

Por la cabeza del Señor Di'Couri pasaban mil y un formas de tortura para reprender a su hija.

Durante 22 años bajo la apariencia del padre perfecto ante la sociedad, dando la mejor cara de una buena relación familiar entre las grandes mafias solo ocultaba una vida llena de torturas.

—Vamos presiona en botón ¿Que esperas?— la mirada de Regina acompañada de esa sonrisa daba temor, te asesina tan cruelmente con solo mirarte.

Y asi lo hizo, presionó el boton. No entraba la piedad en un techo y cuatro paredes.

Las carcajadas de Regina recorrieron casi la casa entera, se estaba burlando de lo patético que se veía golpeando el control de la silla el cual no funcionaba.

—Sigues ignorando muchas cosas, papá— Regina se paro de la silla rompiendo con facilidad las correas ajustadas que la ataban a ella. —Es falsa.

La cara de indignación y furia eran todo un deleite para Regina.

—Eres una perra.

Leonardo Di'Couri tomo el cabello de su hija con furia por que no podía soportar verla riéndose en su cara, la recargo a rastras en el escritorio que había en el gran lugar, mientras ella reía a carcajadas burlándose de cada acto estúpido de su padre, cuando el mayor de la nada impacto su puño en el rostro de la pelirroja esta dejo de reír.

—Si me vuelves a poner una mano encima, juro que cortaré cada extremidad de tu inútil cuerpo— Dijo con una sonrisa de lado seguido de escupir  aquella sangre que había salido de su labio en la cara de su padre.

Entonces como si las palabras entraran por un oído y salieran por el otro, como si no le importarán las amenazas de su hija, tiro un golpe más el que hizo sangrar la nariz y el labio inferior de la pelirroja.

Regina soltó una risita que irritó aun más a su padre, parecía que esto le divertía a la italiana, entonces el señor puso sus manos en el cuello comenzando a asfixiar a su propia hija.

Regina ya harta y por falta de oxigeno, busco la forma de salir de lo brazos de su padre que la aprisionaban con fuerza, su mano recorrió el escritorio que quedaba a su espalda y sus manos se encontraron con unas tijeras y sonrio con dificultad.

Estaba acabado.

Con las tijeras atravesó el hombro de su supuesto padre el cual al instante soltó a la pelirroja.

Apariencias ||ᵛⁱⁿᶜᵉⁿᶻᵒ ᶜᵃˢˢᵃⁿᵒ ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora