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HanSeok se había ido, hace unas horas con destino a la cabaña donde se resguardada antes, pues su hermano lo había invitado a cazar, algo a lo que maravillosamente accedió, por los viejos tiempos ¿No?.

Pero Regina aun estaba en italia caminando con lentitud por los pasillos de la gran mansión, que en algún momento muy pero muy oculto en el pasado llego a considerar como su hogar.

La pelirroja seguía con aquella pijama de seda en color roja, y caminaba con tanta tranquilidad mientras que la bata se arrastraba como si de un vestido elegante se tratara, estaba teniendo su momento.

Se veía tan bien, su cabellera con hondas y brillante, se sentía de tan buen humor.

Entro tarareando a su habitación, rebusco en su armario algún conjunto que la llegara complacer. Una vez vestida hizo sus maletas y fue en busca de papeles importantes pero por un momento su telefono la interrumpió.

—Ya tenemos lo que pidió.

—¡Genial! Eso es perfecto— soltó con entusiasmo —Oh~ dile a Henry que lleve mis maletas al auto, a y avísale a nuestra gente que salgan de la mansión y me avisas cuando los nuestros estén fuera, no quiero que levanten sospechas.

—Como guste y mande.

Y con eso la llamada termino, fue al despacho de su ahora difunto padre, tapo su nariz el cuerpo sin vida seguía ahí, pudriéndose de a poco a poco.

—¿Me vas a extrañar?— pregunto con una pequeña risa al cadáver de su padre, mientra hurgaba por los cajones del escritorio.

—No te preocupes, nos veremos en el infierno, aunque eso será dentro de mucho, pero mucho tiempo.— sonrió, mientras aguardaba los papeles en su bolso.

—Tenias razón, soy demasiado ambiciosa— Regina se acerco al cadáver y le mostró los papeles.

—El apellido me aseguraba la herencia, todo tu poder, dinero, terrenos y prácticamente todo— la sonrisa de Regina en esos momentos no podía borrarse —Bendito sea el apellido Di'Couri.

Regina aplaudió y salio cerrando la puerta, llego a sonreír al ver como dos chicos vaciaban gasolina por los pasillos de la gran mansión y una vez a fuera miro atentamente como las 3 últimas personas que le importaban salían y justo ahí decidió lanzar aquel encendedor de oro, la llamas comenzaron a consumir todos aquellos secretos, recuerdos perturbadores y deseos. La esencia de una familia ansiosa de poder, llena de ambición y avaricia se estaba consumiendo con lentitud pronto solo quedarían cenizas.

La mafia Di'Couri no había llegado a su fin, ahora Regina tomaba la responsabilidad con la cabeza en alto y una sonrisa de superioridad.

El recuerdo de personas inútiles para la pelirroja se desvanecía en el fuego del rojo vivo.

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Vincenzo jugaba con su encendedor en busca de ideas, no sabia cuando regresaría su amada pero aprovecharía para conseguir su meta inicial. Conseguir el oro.

Un "tema" el cual se había retrasado por mucho y no quería retrasarlo mas, quería terminar con todo lo antes posible, buscaria como sacarlo y despues esperaria a Regina para hacerlo pero al parecer no era el único.

El señor Cho le había llamado para solicitar verse, ya que tenía algo urgente que decirle.

—La verdad, mi hija dejo sus clases de violin el mes pasado y mi esposa también tuvo que dejar las clases de pilates. Así de difícil es mi situacion— menciono el señor Cho después de soltar un suspiro cansado.—Así que me gustaría sacar pronto mi parte del oro.

Apariencias ||ᵛⁱⁿᶜᵉⁿᶻᵒ ᶜᵃˢˢᵃⁿᵒ ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora