→One

19.5K 1.5K 550
                                    

Dos miradas, un corazón

●ψ●

Billones de victimas a diario, millones de familias destrozadas, vidas perdidas, mentes quebradas, corazones heridos, cicatrices imborrables. Las mujeres no eran objetos bonitos que podías tomar y usar hasta hartarte. No ellas eran hermosas mariposas de alas frágiles y espíritu fuerte. ¿Por qué los hombres se sentían con el derecho de decidir sobre ellas? ¿Por qué no tratarlas con el debido respeto? ¿Por qué no simplemente dejarlas vivir en paz?

Alguna vez Morgan Atlantis creyó que podía decidir sobre las mujeres, alguna vez Morgan se creyó el dueño de sus vidas, alguna vez las trato como objetos, hasta que la vida le dio la más dura de las lecciones. Se dice que los inocentes siempre pagan el precio más elevado, pues Maureen su melliza pago su deuda, Maureen se convirtió en una más de las billones de víctimas de acoso y abuso, por poco se convertía en una más de la enorme lista con los nombre de las víctimas de violación.

Morgan había visto con sus propios ojos como la tormenta de abrazos y felicidad que era su hermana melliza se apagaba con cada día que pasaba en aquella ciudad en las que las personas la culpaban de lo sucedido, había vivido cada día con la angustia de ver a su hermana contemplar un cuchillo con aires pensativos, había vivido con la culpa de ver a su hermana arrodilla en el suelo de su habitación con un cuchillo en frente de ella.

¡Ella no era la culpable de que un malnacido se hubiera creído con el derecho de decidir sobre su hermana! No era la culpa de sus ojitos lindos, en ese momento Morgan Atlantis comprendió la gravedad del impacto que tenían los tabús en la sociedad las costumbres de antaño. Fue esa comprensión que lo llevo a arrodillarse ante las mujeres a las que había tratado como objetos pidió perdón, porque había vivido en carne y hueso la gravedad de las heridas que se podían infligir con el simple hecho de creerse superiores.

Por esa razón se mudaron a la casa que su padre Ian había comprando hace años en Forks, por esa razón Morgan ayudo a su hermana a empacar, quería volver a ver en ella esa felicidad explosiva ese entusiasmo por las cosas fanales de la vida, quería devuelta a su molesta hermana que siempre lo abrazaba con dulzura y burla. Quería volver a ver a la tormenta imparable que era ella.

Esa razón los llevo a Forks un pueblo en donde reinaba la vegetación, un pueblo en donde reinaba el frio y en donde los días soleados eran escasos, un pueblo en el que no eran conocidos. En donde podrían empezar de cero. Su padre Ian había estado de acuerdo con él, porque su padre también añoraba volver a ver a la Maureen que solía recoger animalillos de la calle para buscarles un hogar, a la Maureen que se negaba a comer carne y quien argumentaba que los animales también tenían derecho a una vida sin explotación, querían a la Maureen que los obligaba a comer vegano.

Forks significaba una nueva vida. Lejos de las miradas juzgonas, lejos de un mal recuerdo.

Lejos del hombre que alguna vez quiso convertir a su hermana en una víctima más.

— ¿Lista? — Pregunto Morgan mientras miraba a su hermana con una sonrisa enorme

Maureen suspiro y negó con la cabeza — Estoy lista físicamente, psicológicamente hablando estoy que me orino.

Morgan rio — Perfecto dime cuando eso suceda quiero grabar he inmortalizar ese momento

Maureen negó con la cabeza divertida mientras se colgaba su mochila en el hombro — Vamos antes de que me desvista y me acurruque en mi agradable cama.

Morgan rodo los ojos antes de tomar la mochila de su melliza para cargarla, para poder sujetarla de la mano como cuando eran pequeños, una costumbre muy arraigada, porque desde que tenía memoria Morgan siempre solía caminar enfrente de Maureen, como si fuera un escudo. Protegiéndola.

Maureen | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora