→Three

14.5K 1.3K 405
                                    

El Guardián de sus sueños dulces

●ψ●

El sol era escaso, la lluvia abundaba, la naturaleza también reinaba en aquel pueblo, como si se hubiera hecho una relación simbiótica entre especies, los humanos no invadían más de lo necesario en el bosque y el bosque les proporcionaba la protección de sus árboles y las magníficas vistas de la naturaleza. Ella amaba su cuarto daba a el bosque y el árbol que estaba cerca de su ventaba le daba una vista perfecta de su danza cuando el viento la movía. Las hornadas escolares ya habían terminado, la compañía de los Cullen fue de lo más cálida la única que se había resistido fue Rosalie pero después se mostró más a gusto con su presencia como...si ella fuera su hija esa mirada que solo una madre podía dirigirle a sus hijos era extraño porque ella...porque ellos jamás habían tenido a una madre, siempre habían sido ellos y su padre quien se había queda un poco más de la debido en la escuela para resolver algunos asuntos.

—Ojitos lindos — Llamo su hermano quien se asomaba a la puerta de su habitación — Voy a ir a comprar algo para comer ¿Quieres que te traiga algo en específico?

Maureen lo pensó — Solo Morgan nada de carne...

—Si ya se comida vegetariana — Morgan suspiro — En un momento regreso, ya sabes que...

—Si Morgan, ya estará puesta la mesa y hare agua de frutas — Morgan sonrió satisfecho — Ya vete antes de que se haga más tarde.

—Está bien ya vuelvo

Maureen asintió antes de acurrucarse aún más en sus cobijas, si le preguntaban a Maureen si prefería el calor que el frio su respuesta seria inmediata. El frio, pero el hecho de que lo prefiera no le daba cierta inmunidad al frio, lo cierto era que los tres tanto Los mellizos como Ian su padre estaban más acostumbrados a los climas cálidos, en donde la única manera de refrescarte era bañándote en una tina con hielos, en donde se usaban más short cortos que otra cosa. Usarlos la había sentenciado, cubierta por sus colcha Maureen recordó el miedo, el terror y la paranoia, notas en su casillero que alucian a lo que había hecho el día anterior que le decían lo hermosa que era cuando estaba con ropa de verano en su casa, lo increíble que era cuando ella iba a domar las olas a lado de su mellizo, lo furioso que lo ponía el que ella hablara con desconocidos.

Se estremeció, porque el tiempo que había durado todo aquello habían sido el peor de su vida.

—No fue mi culpa — Susurro — No es mi culpa...

No era su culpa, jamás lo seria, Maureen suspiro no era la culpa de nadie ni del lugar, ni de la hora, ni siquiera de cómo iba vestida. Era la culpa de aquel ser malvado que se creyó con el derecho de regir sobre su cuerpo, quien se creyó su dueño como para querer tocarle. Ella no era un objeto, no era un adorno bonito, no...Maureen junto a las miles de mujeres eran personas, seres pensantes quienes eran dueñas de su cuerpo y de su mente, así de simple nadie puede decidir por ellas. Nada debía detenerlas.

— ¡Cariño! ¡Ya llegue! — Maureen sonrió alegre mientras se deshacía de las cobijas que la cubrían para correr a abrazar a su padre.

Maureen lo abrazo escondiéndose en su costado, Ian Atlantis la rodeo con su brazo mientras le besaba la frente — Hola Papi... ¿Cómo te fue en el primer día?

Ian suspiro con la nariz pegada en su cabello — Bien no me puedo quejar, aunque...

— ¿Aunque...? — Murmuro la menor de los Atlantis

—Me sentí acosado, allá a donde vaya hay una adolescente que trata de coquetearme — Ian abrazo aún más fuerte a su hija, antes de preguntar — ¿Qué es un Sugar Daddy?

Maureen | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora