ten - all that remained in the box

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predawn - a song for vectors

I'll take you honey
to where we can sell all the memories have tired us
with nightmares and sleepless nights

—¡Eso es!

DeJun se sobresalta ante el grito que pega la persona que lo observa desde el final del pasillo. Pese a la distancia, puede ver que en su rostro se asienta una sonrisa brillante, amplia como ninguna. Habiendo dado el tercer paso fuera de su habitación —la mayor distancia, al menos, en meses—, ve que Hendery le hace señas emocionadas para que siga acercándose.

—Concéntrate en tu respiración —cuando Hendery se lo recuerda, es consciente de que lo está haciendo a una velocidad mucho más rápida de lo normal. Cierra los ojos e inspira hondo—. Continúa y luego, cuando te sientas listo, da un paso más. Lo estás haciendo.

Hace como Hendery le indica, recordándose mentalmente lo que han conversado unos minutos atrás en la seguridad de su cuarto. Al pensar en ello, las ganas de volver y esconderse lo traicionan. Tiembla mientras intenta no retroceder.

Ha pasado un par de semanas de trabajo constante, en las que Hendery ha venido casi a diario, todo con el propósito de que pasen al siguiente nivel. Hace memoria de sus palabras: él dice que ya está listo, que pueden intentarlo otra vez y, en caso de que no funcione, siempre podrán volver a hacerlo el día siguiente.

Pero no quiere esperar más. Es lo único que tiene en mente cuando, en un movimiento rápido, pone el pie derecho un poco más adelante del izquierdo. Y luego avanza. Un paso más, otro; camina sin mirar más que el piso, camina sin realmente pensar, sin realmente sentir, hasta que sobrepasa la distancia equivalente al largo de su habitación. Entonces, choca con algo.

Hendery lo mira, atónito, después de haber chocado con su cuerpo. Una sonrisa brota en sus labios como acto reflejo.

—¡¡Lo hiciste!!

Siente que sus manos lo toman por las muñecas y, antes de ser consciente de lo que sucede, el mundo gira a su alrededor. La acción de Hendery hace que gire con él, viéndolo dar pequeños saltitos mientras sus piernas son obligadas a seguir la ruta circular torpemente.

—¡¡Estoy tan orgulloso de ti!! —el movimiento se detiene, pero no así las manos de Hendery, las que sacuden sus muñecas antes de soltarlas y ponerse a aplaudir rápido. Nunca lo ha visto tan lleno de vida, pero no es capaz de apreciarlo bien: un cúmulo de emociones lo apabulla—. ¡¡Lo hiciste tan bien!!

—No pensé... no pensé que podría —confiesa en un susurro—. Estamos cerca de la escalera, ¿no?

—Precisamente. ¿Quieres intentar bajar por ella?

Niega con fuerza; su estómago de pronto se siente revuelto, con las náuseas ascendiendo por la garganta. Hendery asiente.

—Volvamos a tu habitación. Te esforzaste muchísimo, DeJun.

No se resiste. Sin necesidad de correr, acelera el paso hasta que puede sentarse a orillas de la cama y abrazarse a sí mismo, la mirada fija en sus pies descalzos, cubiertos únicamente con calcetines. Viéndolos, se pregunta cuándo fue la última vez en que se puso zapatos. Deben de estar todavía en el rellano del primer piso, esperando eternamente a que se anime a salir de casa.

Pero ahora apenas es capaz de salir de su habitación. Al pensar en eso, siente el estómago más revuelto inclusive que antes.

—La próxima vez que venga lo volveremos a intentar —percibe el contacto de su mano en la espalda. Hendery, a su lado izquierdo, habla con firmeza y dulzor—. Y está bien si no puedes, o no avanzas más. Con que quieras intentarlo es más que suficiente, ¿sí?

—...No. Déjame intentarlo ahora —replica.

—Pero-

—Solo necesito que se vayan las náuseas. Pero lo haré de nuevo.

Cumple su palabra pese a la mirada preocupada que percibe por el rabillo del ojo. Le toma un par de minutos levantarse y caminar hacia el marco de la puerta, pero, una vez ahí, se obliga a transitar el pasillo con la mayor naturalidad que le es posible. Logra llegar hasta la mitad del recorrido, pero se detiene: la distancia parece súbitamente mucho mayor de la que recuerda y, cuando gira la cabeza, Hendery se ve tan lejos que debe entornar los ojos. Inspira hondo, se abraza a sí mismo. Hendery le dice algo, pero no es capaz de escucharlo.

Mantiene la dirección intacta y no retrocede pese al vacío que siente en el pecho, tan profundo que le falta el aire. La percepción distorsionada de lo que está lejos y lo que no se hace más aguda incluso, pero no es motivo suficiente como para desistir en su actuar. Quiere al menos llegar hasta el descanso de la escalera, quiere mejorar lo antes posible. Necesita hacerlo.

—DeJun, en serio, si no puedes o te sientes mal...

—Lo haré.

No es capaz de justificar el porqué del empeño que está realizando para salir adelante, aunque Hendery lo sepa de cierta forma. Cuando no tiene ganas realmente de hablar, escuchar sus relatos es lo rutinario para pasar las horas. Relatos de las cosas que suceden más allá de las cuatro paredes en las que está encerrado, los nuevos eventos, las comidas novedosas, ocasiones especiales; la manera en que Hendery cuenta cada detalle, con la emoción impregnada en los ojos y gesticulaciones que lo mantienen en vilo hasta el último instante, han generado en su interior unas ansias que lleva tiempo intentando aplacar, sin éxito.

La verdad, no podría decírselo: que la razón principal por la que intenta ir más allá de sus propios límites reside en los deseos que tiene de conocer todas esas cosas a su lado. Invitarlo también a descubrir lugares, a explorarlo todo. Solo con él.

Pese a sus esfuerzos, espaciados en los minutos que utiliza para recuperarse ante la mirada atenta de Hendery, no lo logra aquel día. Hacen falta al menos otras tres semanas para poner el primer pie en el escalón más próximo, y otra semana más para llegar a la mitad de la escalera. Las sonrisas de aliento que Hendery le da son lo único que realmente necesita para aligerar la sensación que carcome su interior.

Las pesadillas disminuyen, el insomnio también. Las noches en que consigue dormir con normalidad, sus sueños aparecen plagados por quien hace que su corazón lata con fuerza.

Sin embargo, cuando ya han pasado siete días más y se encuentra en el penúltimo escalón, siendo animado por Hendery justo detrás y próximo a poner un pie en el primer piso después de tanto intentándolo, sus esfuerzos se ven, de pronto, truncados.

—¿DeJun? ¿Hijo?

Xiao DeJun levanta la mirada y sus piernas se vuelven de plomo. Él lo observa atentamente, con una sonrisa que curva sus labios.







———

all that remained in the box: cuando se liberaron todos los males contenidos en la caja de pandora, artefacto propio de la mitología griega, se dice que solo una cosa quedó atrapada en ella: la esperanza. esto ha derivado a que se defina como "lo último que se pierde", aunque interpretaciones más modernas asocian a la esperanza con dichos de, por ejemplo, Friedrich Nietzsche: "la esperanza es el peor de los males, ya que prolonga el tormento del hombre".

Capítulo diez de esta historia, muchísimas gracias como siempre por leer, votar y comentar (en serio, me animan a continuar <3), ¡nos vemos!

Outbreak // XiaoDery - WayVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora