Outbreak // XiaoDery - WayV

twelve - golden hour

steve lacy - amandla's interlude

No esperan más. Durante la tarde de ese mismo viernes, después de casi dos horas de ayudarlo a respirar de manera más pausada, haciendo así que su mente se concentre en el ahora y no en las miles de posibilidades catastróficas que dice sentir a cada segundo, finalmente está listo para intentarlo otra vez. DeJun mantiene la mirada concentrada en el piso, mientras permanece justo delante de él, observándolo, retrocediendo y caminando de espaldas cada vez que DeJun avanza un poco. Su frágil cuerpo tiembla. Casi puede escuchar el latido rápido de su corazón.

—No puedo...

—Sí puedes —le asegura, sin dudar ni un segundo—. Lo has hecho antes. Confía en ti mismo.

—No quiero que aparezca... que aparezca Él —DeJun responde en un murmullo.

—Ya lo conversamos. Incluso si llega de improviso tú no huirás, ¿cierto, De-?

—...No. Dime Xiaojun.

DeJun se mantiene quieto en su lugar, ya sin hacer ademán de acortar la distancia que falta para llegar a la escalera. Lo observa, pero sus ojos se ocultan del contacto.

Repite lo que acaba de escuchar.

—¿Xiao... Xiaojun? ¿Es alguna clase de apodo...?

—...DeJun es el nombre que me puso Él. Y yo no quiero... no quiero relacionarte con Él de ninguna manera. No quiero que las memorias que tengo contigo se ensucien —lo ve negar con determinación—. Así que he estado pensando y siento que... que Xiaojun es un nombre adecuado, Hendery.

Baja la vista también. En su campo de visión aparecen las manos delicadas de quien acaba de pedirle una petición tan inesperada como inentendible.

Le gustaría preguntarle directamente qué sucede con su padre como para que el solo hecho de llamarle por su nombre le sea molesto. Le gustaría entender por completo las razones tras el aura tensa que se impone cada vez que padre e hijo se encuentran en el mismo espacio; saber si acaso tiene relación o no con las paredes invisibles que DeJun ha formado a su alrededor.

Casi puede escuchar la voz de Qian Kun aconsejándolo: preguntar cosas tan personales no sería para nada prudente. Casi puede escucharla, también, ante los deseos que surgen cuando mira las manos de DeJun, temblorosas, de las que tiene recuerdos nítidos: una piel fría pero suave a la vez.

Sin embargo, en ese último punto hace caso omiso a la voz de la razón, representada a través de la voz sabia de Kun. Toma sus manos y se entrelaza con ellas, hundiéndose perfectamente en las hendiduras que parecen hechas a su medida.

Su piel ya no es tan fría como la recordaba. Notarlo le hace feliz.

—Xiaojun, confía en mí.

Cuando lo ve levantar su cabeza, nota que sus pupilas se iluminan. En sus labios no hay sonrisa alguna, pero la manera en que sus manos se acomodan, buscando aún más contacto, es suficiente para saber que también desea aquello.

—...Sí. Confío en ti.

Xiaojun da un paso hacia adelante, ante lo que consecuentemente debe retroceder. No se sueltan de las manos. Mirando apenas por encima de su hombro, KunHang se las ingenia para caminar de espaldas, siendo extremadamente cuidadoso cuando llegan a la escalera. Baja despacio, siguiendo la manera suave con la que Xiaojun va desplazándose; la distancia que los separa se hace mayor y luego disminuye tanto que puede sentir su aliento en el rostro, para luego aumentar otra vez.