bardo thödol - my killing tears
Lo primero que nota al cruzar la verja es que esta se encuentra ligeramente abierta, sin ningún tipo de seguro. Piensa que tal vez se ha olvidado de dejarla apropiadamente cerrada en la visita del día anterior en la que, como cada mañana, ingresa para dejar la comida correspondiente y luego marcharse. Esta vez ha venido un poco más temprano, apenas al amanecer.
No es sino hasta que cierra la puerta tras de sí que nota los pequeños elementos fuera de lugar: un plato sobre la mesa de centro de la sala de estar, los almohadones ligeramente hundidos, el vago olor de una comida caliente. Avanza de a poco, mirando todo a su alrededor. A cada paso que da, el aroma se hace más intenso. Las especias se hacen más distinguibles entre sí.
Cuando llega a los pies de la escalera, percibe otro elemento dentro de la mescolanza que invade sus fosas nasales.
Un olor metálico.
—¿DeJun?
Ya no solo huele: escucha. Las tablas de los escalones crujen ante su peso, el sonido va haciéndose más claro. Sube los últimos escalones de una carrera. El largo pasillo se hace infinito, lo metálico es cada vez más notorio, es tan intenso que se le sube a la cabeza, se asienta allí, y solo hay una explicación posible para ese olor que lo hace sentir nauseoso, asqueado.
Aterrado.
La puerta tampoco tiene llave y se abre con violencia cuando la empuja. En la habitación, la luz cae desde la ventana e ilumina de manera parcial las formas contenidas allí, causando sombras que se proyectan hasta donde se encuentra de pie, inmóvil, incapaz de dar un solo paso más.
A sus pies, además de las sombras, un hilillo de líquido oscuro alcanza sus zapatos. El camino va ensanchándose a ratos, progresivamente, hasta que en su punto de origen se convierte en una charca color carmesí profundo.
Ahora escucha con claridad los sollozos transformados en gritos histéricos. Solo que no puede procesarlos.
—¡¡Hendery!! ¡¡Hendery!! ¡¡Hendery!! —lo ve sentado sobre sus rodillas, en una esquina, con sus manos intentando detener la sangre que emana de la espalda de quien ya no tiene la tez pálida que tan bien lo caracteriza: es una palidez cadavérica, impropia, casi transparente. Aquellas manos están también cubiertas de sangre, que gotea y se escurre. Parte de ella va a parar sobre una hoja metálica, ubicada sobre el piso, cuya superficie no manchada brilla bajo la luz del sol—. ¡¡Hendery, no, por favor no...!!
Entonces, sus ojos se encuentran.
Los de él están tan llenos de lágrimas que apenas puede distinguir la oscuridad de sus pupilas.
—¡¡Llama a una ambulancia!! ¡¡Papá!! ¡¡Llámala de una vez!!
Xiaojun grita, pero su padre no parece escucharlo. Vuelve a gritar desde lo profundo de sus pulmones, con la voz quebrada, y dirige la mirada una vez más a quien tiene apoyado en su regazo. Lo remece de los hombros. Lo sostiene del rostro, ensuciando su piel con la sustancia color rojiza que no sabe cómo ni por qué ha llegado ahí, ni tampoco por qué no deja de salir de su cuerpo.
Por último, se agacha sobre él y lo abraza contra sí, cerrando los ojos con fuerza, sacudido por los sollozos que lo hacen temblar incontrolablemente. Tiene miedo de volver a abrir los ojos porque no, aún no ha despertado. Porque debe tratarse de una pesadilla más, de esas tantas que tiene cada noche.
De la peor pesadilla que haya tenido jamás.
—¡¡No!! ¡¡No!! —se revuelve contra los brazos que intentan alejarlo de Hendery, y se aferra al torso de él, cubierto por la sudadera que le entregó la noche anterior: la misma que oculta, con maestría, gracias al color oscuro de la tela, la sangre que lo mancha todo. Aquellos brazos son más fuertes que él y pronto logran su objetivo, separándolo de quien queda acostado de espaldas en el piso, el cabello cayéndole desordenadamente sobre la frente, los ojos cerrados—. ¡¡Hendery!! ¡¡Por favor!! ¡Una ambulancia...!!
No hay nada más que pueda ver o escuchar: ni la sangre desperdigada por todas partes ni los gritos de su padre pidiéndole que se tranquilice son registrados por su cabeza. Lo único que existe con certeza es la visión de Hendery, sin señales de vida.
Pronto, aún en los brazos de su padre, con su cuerpo incapaz de soportar más, esa visión también se va difuminando.
Hasta que se apaga.
———
Cuando Xiao DeJun despierta, lo hace entre sus sábanas. La luz se filtra desde la ventana y su luminosidad indica que es de mañana. A punto de emitir un grito ahogado, se pasa las manos por el rostro, temblando ante el mero recuerdo de la pesadilla de la que acaba de despertar.
Se observa. Aún lleva puestas las ropas que se puso la noche anterior; recuerda vagamente haberse dado una ducha antes de irse a dormir. Se sienta con cuidado. Por alguna razón que no puede dilucidar le duelen las muñecas, además de la espalda baja.
Justo al frente, donde está la puerta que da hacia el baño privado, se escucha una voz hablando bajito. Cuando está por levantarse de la cama, asustado, ve que se gira el pomo de la puerta. Desde allí, emerge una figura.
—Qué bien que ya despertaste. Han pasado más de veinticuatro horas. ¿Cómo te sientes, hijo?
Cada fibra de su cuerpo se tensa al escuchar la voz áspera y grave de su padre. Retrocede cuando lo ve avanzar, replegándose contra sí mismo.
—D-dónde está KunHang —musita. La pesadilla aún le da escalofríos—. ¿Lo viste salir de aquí...?
—¿KunHang? No lo he visto desde hace más de dos semanas, cuando lo despedí —su padre sonríe de oreja a oreja—. ¿Por qué preguntas por él?
—Pero... dijiste que pasaron más de veinticuatro horas —responde, con el corazón palpitándole a mil por hora, sin saber si lo que dice es cierto o no—. ¿Veinticuatro horas desde qué...?
—...Hijo, es mejor que elimines esos recuerdos de-
—¡¡Dime qué sucedió con Hendery!!
Vuelve a sentirse tan desesperado como en su pesadilla, comenzando a hiperventilar en el proceso. Emplea sus pocas fuerzas en intentar mantener la calma, llevando la mano al pecho. Ahí, puede sentir que su corazón se retuerce como loco.
—Por favor, papá... —pide de la manera más suave que puede, empleando una palabra que desearía no emplear nunca más en la vida—. Necesito saber si lo que soñé es real o si es mi cabeza jugándome otra mala pasada...
Siente que las lágrimas se acumulan y comienza a limpiárselas antes de que siquiera logren escapar de sus ojos. Al hacerlo, se mira las manos. En la izquierda mantiene una venda; el dolor ya no es más que una tenue palpitación. Entre los dedos, sin embargo, más allá de la humedad que acaba de retirar, nota unas marcas de distinto color. Debajo de las uñas, observa el mismo rastro.
Acercándolas, el olor metálico de la sangre llega a sus fosas nasales como si de un tóxico se tratara.
—...Yo te diré qué sucedió, hijo mío.
———
tunnel vision: la visión de túnel es un fenómeno donde se pierde la capacidad de visualizar la periferia de las cosas, resultando en el enfoque de solo un punto de visión, como si se tratara de un túnel. las causas para este suceso son variadas, e incluyen: momentos de alta adrenalina, deprivación del sueño y angustia o terror extremo, elementos comúnmente presentes en ataques de pánico.
Hola! Espero que, dentro de todo, hayan disfrutado del capítulo. Cualquier comentario estaré feliz de responder, como siempre <3 ¡Saludos!
ESTÁS LEYENDO
Outbreak // XiaoDery - WayV
FanfictionEn el cuarto de Xiao DeJun las cosas se apilan, desastrosas, como resultado natural de meses de encierro sin razón aparente. Wong KunHang es el único que tiene permitido acceder a ese rincón, contratado por el padre de DeJun como último recurso para...