eleven - yūgen

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lee jin ah - we are

every day, new memories

every day, please stay with me

let's go for a long time until the end

—¡DeJun...!

Cuando intenta detenerlo y tomarlo de la muñeca, sus esfuerzos se vuelven inútiles: DeJun, apenas a centímetros de pisar la primera planta, retrocede y corre escaleras arribas sin que sea lo suficientemente rápido como para atraparlo. Sus pisadas descalzas resuenan tenuemente, hasta que el sonido de un portazo le indica que acaba de encerrarse otra vez en su habitación. Enmudece, y recién ahí mira a la persona que acaba de interrumpir drásticamente sus esfuerzos.

El señor Xiao lo mira con una expresión que no puede descifrar, reemplazando a la sonrisa que desaparece rápidamente de sus labios.

—¿Desde cuándo que logró llegar hasta las escaleras?

—Lleva... lleva intentándolo desde hace poco más de un mes y-

—¿Por qué no me lo informaste? —siente que su cuerpo se tensa cuando el señor Xiao levanta la voz. Su semblante vuelve a ser arisco, tal como acostumbra—. Es un gran paso para su recuperación, ¿por qué no sabía nada de sus avances?

—Es que...

Intenta buscar una excusa, algo que reemplace las palabras que tiene atoradas en la garganta y que no podría pronunciar ni en un millón de años.

"Porque quería ver su recuperación con mis propios ojos"

—...Es porque necesita de un ambiente tranquilo, controlado, lleno de confianza y contención. No sé si recuerda la última vez, pero se puso algo nervioso con... con su aparición súbita —empieza a explicar, en algo que no es una mentira ni mucho menos. Los ojos pequeños del señor Xiao lo escudriñan atentamente, ante lo que no desvía la vista—. Es un proceso largo para algunos, pero su hijo lo está haciendo excepcionalmente bien. Le mantendré informado acerca de su progreso, ¿sí?

La última frase es la que hace que el señor Xiao deje de lado el ceño fruncido que se asienta sobre su frente. Es despachado entonces con una frase estándar y no se resiste: el portazo del segundo piso aún resuena en sus tímpanos, signo inequívoco de probablemente no vuelva a ver a DeJun en lo que resta del día. No es la primera vez que lo hace, y nuevamente se repite la razón: la llegada inesperada del señor Xiao.

Abandona entonces la casa, a paso lento, sosteniendo con la mano derecha su teléfono a la espera de una nueva vibración. Cuando llega a su hogar, y en las horas que restan hasta que se hace de medianoche, no recibe absolutamente nada. Solo ahí toma cartas en el asunto.

"DeJun, ¿te encuentras bien? Puedes hablarme por acá. Puedes decirme cualquier cosa. En serio"

Con la mirada atenta en el libro de ciencia ficción que tiene entre manos, no puede evitar fijarse constantemente en la pantalla de su teléfono. En algún punto sus ojos se cierran para no volverse a abrir sino hasta que el sol se encuentra bien arriba en el alto cielo, a tal punto que ya es de mediodía. Bostezando, sus cansadas pupilas vagan por el buzón de mensajes.

Vacío.

No insiste. Tampoco es la primera vez que DeJun deja de hablarle de súbito, y prefiere no presionarlo para así no mermar la confianza que los une. Se preocupa de cocinar para el día y de hacer el aseo correspondiente de su departamento —sin más visitas agendadas, es el único momento libre que tiene para hacer todos sus pendientes—, e incluso tiene tiempo suficiente como para ponerse a ver una película de robots justo antes de que atardezca. En la mano derecha mantiene su celular casi como si fuera una extensión de su brazo, no separándose de él más que lo estrictamente necesario.

Outbreak // XiaoDery - WayVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora