La sonrisa Vertical(CLEXA AU) ~~FINALIZADA~~

Cap.9

Aviso:
Para que quede constancia, antes de empezar a leer, quiero informar que este capítulo puede contener cierto "contenido violento" que puede "herir la sensibilidad del lector" o no... 🤷🏼‍♀️🤷🏼‍♀️ya me diréis!!!

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"....Antes de una gran tormenta... siempre precede una gran calma... absoluta, casi inerte... en la que incluso el aleteo de los pájaros es un recuerdo lejano... Todo queda en silencio, estático... salvo por el sonido de una sonrisa... la sonrisa de tus ojos... que no se detiene al perderse en los míos... y que me sirve de refugio... incluso si después de esa tormenta se viene... el fin del mundo..." (anestattoo)

La sonrisa Vertical

Clarke no podía ver ni oír nada;  estaba "ciega, sorda, muda, torpe, traste, testaruda"... como en esa canción de "Shakira" que escuchó por primera vez con tan solo nueve años; esa latina le daba un toque muy sensual y eléctrico a sus canciones con su voz pero podía darse cuenta de no haberla entendido tan bien como la entendía en ese momento en el que Lexa la llevaba, con el vaivén de su cuerpo, a un lugar muy arriba en el cielo.

No podía ver nada; o nada más que los ojos de Lexa sobre ella, atentos y muy cerca de su cara; unos ojos cuyos iris habían desaparecido por completo al besarla por primera vez esa noche y que no habían vuelto varias horas después; se habían fugado dejando huecas sus pupilas, grandes y dilatadas, abriendo paso a esa oscuridad infinita en la que se perdía inevitablemente junto con su deseo.

Era una oscuridad tan cálida como cálida y sedosa era la piel de Lexa. Podía sentir en ella lo que Lexa sentía al mirarla, lo que sentía al tocarla, al rozarla con su cuerpo desnudo y sudoroso pegado al suyo.

Era una oscuridad en la que todo cobraba sentido; un sentido nuevo y muy diferente al sin sentido en el que había vivido anteriormente.

Recordó entonces ese tiempo, de niña, en el que tuvo miedo de la oscuridad; miedo de lo que pudiese encontrar o salir del fondo oscuro e inerte de su armario; de esa oscuridad viva, más oscura incluso que la propia oscuridad; tanto que no podía dormir hasta que las puertas de ese armario no estuviesen cerradas del todo.

Conforme creció fue perdiendo ese miedo irracional pero aún seguía necesitando que las puertas estuviesen cerradas antes de irse a la cama y , a veces, cuando se tumbada en la cama, bien acomodada, si las veía abiertas, luchaba por ignorarlas cerrando sus ojos con fuerza pero por más que se debatiera en su cabeza y se resistiese, finalmente, se levantaba,  las cerraba y volvía a la cama sintiendo que todo estaba como debía, con la tranquilidad de que realmente nada saldría de dentro de ese armario.

Pero esa oscuridad en Lexa y en sus ojos no le hacía sentir miedo sino al contrario; le hacía sentir mucha paz y tranquilidad; sin contar con todas esas sensaciones físicas que desataba el simple roce de su piel o el de sus pezones duros rozando con los suyos, o el de su pelo cayendo en cascada sobre su cara a la vez que la bañaba con su olor y con su aliento, caliente y húmedo sobre sus labios, su nariz, su frente, su mente. Y sin contar con la conciencia con la que Lexa parecía hacerlo todo; en su lugar exacto, en su justa medida.

No le importaba si se perdía en ella, si se quedaba atrapada "para siempre" en esa oscuridad como "Alicia" quedó atrapada "En el país de las maravillas" mientras soñaba, guiada por la lectura de su hermana, en volverse grande o pequeña y recorrer un mundo de ensueño y fantasía en el que todo estaba del revés y todo era posible.