La sonrisa Vertical(CLEXA AU) ~~FINALIZADA~~

Cap.12

"Cada lunar, marca o cicatriz en tu piel relata una historia diferente y excitante que habla de ti... y de mi... como si tu cuerpo fuera un gran lienzo... en el que mis ojos y mis manos no pueden evitar  detenerse  para admirar esa sonrisa que lentamente se dibuja en tus labios cada vez que lo hago...". (anestattoo)

La Sonrisa Vertical

Una ola de placer se elevó altiva dentro de Lexa.

Era la madre de todas las olas; un monstruo gigante que avanzaba desde dentro hacia fuera y en cuyo interior, a la vez, un torbellino absorbía y arrasaba todo lo que encontraba a su paso, muy lentamente o desquiciadamente rápido, y contra el que Lexa no tenía más fuerzas para seguir luchando.

Cualquier sonido de la rubia, cada caricia, cada susurro, cada mínimo detalle hasta el más insignificante de todos, se sumaban a ese monstruo elevándose dentro de ella, arrasándole la piel, el alma, el cerebro; cada parte de su ser.

Quería retenerlo, hacer de ese momento un momento eterno pero ese monstruo podía más que ella.

No eran solo por las manos de Clarke, ni su cuerpo; ni su pecho apretado contra el suyo en esa búsqueda constante en la que sus pezones siempre eran el norte que Clarke alcanzaba incansable con su lengua; ni era su espalda, esa colina en la que sus manos podían perder el aliento empeñadas en el ascenso, todas las veces, una y otra vez; ni su piel sedosa, como un manantial, o un paradisiaco oasis, del que bebía para calmar su propia sed y humedecer su boca seca.

No era solo toda esa física entre ellas; una física que por sí misma demostraba y desmontaba todas las teorías sobre fuerza y atracción entre dos cuerpos; lo que las movía, lo que las empujaba a esa sin razón en la que solo había razón para ellas mismas; como en esa ecuación de onda en la que el pulso, o el impulso, no era otro que cada aliento de Clarke sobre ella y el cuerpo de Lexa esa cuerda con extremos fijos modelándose a su antojo.

Ni tampoco era únicamente esa química en su cerebro consecuente a la reacción física; una química que se extendía y se dispersaba por cada rincón de su cuerpo, por cada célula, y a la que había que echarle demasiado valor y mucha fuerza de voluntad para nadar en contra de ella; un valor y una fuerza que Lexa no sentía tener en ese momento en el que Clarke la miraba, con sus ojos entornados a la vez que abría su boca para dejar escapar un poco más de sus anhelos.

Era mucho más.

Inevitablemente, era algo que se elevaba por encima de todas esas ecuaciones, que escapaba de cualquier explicación lógica y que no atendía a una sola de las leyes ya formuladas hasta ahora; sino a todas y cada una de esas leyes a la vez.

Era algo tan profundo y distinto, tan diferente a esas reacciones antiguas bajo su vientre, que su percepción dictaba demasiado de cualquier sensación conocida y expresada hasta ahora; y por más que su mente trabajaba rápido comparándolo con los registros que conservaba archivados en su memoria, no había nada que lo igualase.

Era algo tan nuevo y excitante y tan adictivo como adictivo era la propia " heroína" recorriendo las venas de un adicto.

No era solo del sexo de lo que disfrutaban entre silencio, susurros y jadeos, enredándose en las sábanas, en la horizontal de la cama y en el abismo de esa vertical de Clarke con sus piernas abiertas; su sexo sobre su boca,  precipitándose una y otra vez, y sin importarle "lo sucias" que podrían sonar, para sus oídos y para cualquiera de sus sentidos, esas únicas palabras que la rubia fue capaz de pronunciar.