Capítulo 11 Vida y Muerte

3.9K 194 7
                                    

En aquel momento, Andrejf apareció en la sala común calado hasta los huesos, tenía señales de los golpes que le había proporcionado la furia de su hermano. Miró con indiferencia, Blaise y Draco se levantaron apretando con fuerza sus puños, tanto que se tornaban en un suave rojo a causa de la rabia y la retención de la sangre.

El moreno le cogió por la pechera y comenzó a gritar quien sabe qué, le empujó, el mayor se rió con estridencia, con cinísmo.

—¿Qué demonios te crees? —preguntó Blaise— ¿Cómo demonios eres capaz de hacerle algo así a una mujer herida?

—No me dirás hermanito… que una sangre-sucia te ha enamorado… —murmuró con tanta indiferencia que su hermano le golpeó en la cara con la fuerza de una bestia descontrolada.

Andrejf cayó al suelo, se limpió con el puño un fino hilillo de sangre que caía por su labio y rió nuevamente.

—Te estas pasando Andrejf… —avisó Draco entornando los ojos.

—Oh… dos mejores amigos, con un brillante futuro de mortifagos, ¿se han enamorado de una sangre-sucia? —dijo teatralmente.

—Y… ¿Si es así? —pregunto Blaise cabizbajo asombrando a ambos, tanto a su hermano como a su amigo de la infancia.

—Tú… —tartamudeo el rubio sin creerlo.

—Sí, yo siento algo por Hermione Granger, algo más que amistad, ahora me doy cuenta que da igual tener sangre mezclada, ella vale mucho más que todas las sangre-limpias juntas… De todas formas, mi propia familia comparte sangre con muggles.

—Hermanito, hermanito, hermanito… esto no acabará bien y lo sabes. Si se entera padre… ten por seguro que la matará al instante —terminó mordazmente mientras se levantaba.

—Él no lo sabrá… no se lo dirás… —avisó mientras la íra volvía a él triplicada.

Las miradas de ambos hermanos se fusionaron, se retaban. Y si aquello continuaba, no terminaría bien y los tres lo sabían… se derramaría sangre.

En aquel mismo instante, Hermione estaba en la sala común de Gryffindor relatándole a sus amigos el “ataque” de Andrejf. Cuando finalizó de contar su pequeña aventura, Ron y Harry ya estaban a punto de salir por el retrato de la señora gorda, dispuestos a llevar a cabo su venganza personal, pues siempre habían pensado y dicho una cosa: Si atacaban a Hermione de cualquier manera, les atacan a ellos.

Y era cierto, pues una amistad como aquella compartía todo, ya fuese dolor o alegría… todo estaba vinculado, si uno de ellos sufría, lo hacían los tres.

Hermione consiguió tranquilizar a ambos muchachos, no era tiempo de venganza, si no de dolor.

—Se me había olvidado Hermy… Siento lo de tus padres… —susurró Harry junto con un tierno abrazo.

Aquella frase la hizo recordar lo ocurrido, de nuevo se sintió sola, vacía. Sin nada ni nadie… pero algo ocurrió, una luz en su mente le hizo darse cuenta de que sí que tenía a alguien, a unos amigos maravillosos. Los abrazó a los dos con todas sus fuerzas, ellos la imitaron, pareciase que querían compartir su dolor… pero no podrían, nadie podría. Aquella era su carga, una carga que nadie más podía llevar ni compartir, su destino estaba dictado, aun así, la idea de la venganza no desapareció, sino que se hizo más fuerte, pues un nuevo temor la abordó, si Voldemort acababa con la vida de sus amigos, entonces sí que estaría sola definitivamente. Y aquello ya no lo soportaría, sin ellos sí que ya no podría seguir viviendo.

Por suerte para la castaña, los familiares de los estudiantes ya se iban, no vería más a aquel rudo Zabini. Bastante tenía con su dolor como para aguantar algo como aquello.

Ángeles Caídos [Dramione-Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora