Ángeles Caídos C2

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Capítulo 2

El comienzo del fin

Los siguientes días, esquivo a Draco Malfoy como pudo, incluso se negó a sí misma a ir sola a su lugar favorito, la biblioteca, siempre encontraba a alguien que la acompañase.

—¡Ian, Ian! ¿No necesitabas ayuda con un trabajo de pociones?

—Sí —contestó el castaño de la casa Hufflepuf, hermano de una amiga de Hermione que iba a Gryffindor—. ¿Cómo lo sabes?

—Me lo dijo tu hermana, si quieres te ayudo, tengo que ir a la biblioteca.

—Ahora no puedo, tengo entrenamiento de Quiddich —murmuró con un tono triste en la voz.

—Vaya, bueno. Pues entonces nada, ¡nos vemos! —dijo retomando su camino en busca de alguien que la acompañase.

Ya tenía el tobillo bien, pero Madame Ponfrey le había aconsejado tener cuidado, tardaría un tiempo en estar como al principio, y de vez en cuando, le dolería terriblemente.

Hermione maldecía, no encontraba a nadie para ir a la biblioteca, no quería ir sola, saldría tarde, ¿y si se encontraba con Malfoy? No, no podía… pero no tendría mas remedio. Con cuidado y atenta, caminaba con suma rapidez a la biblioteca, estaba desierta, fue hasta el fondo, allí había una mesa muy bien escondida, era en la que siempre se ponía a estudiar tranquila, lejos de Harry y Ron para que no la chantajearan con los deberes, allí estaría segura.

El tiempo pasaba lentamente, pero era agradable el olor de los libros... le gustaban tanto... su concentración era totalmente perfecta, pero como todas, podía romperse con suma facilidad.

—¡Anda! Granger... —dijo una voz junto a una estantería cercana a la escondida mesa de Hermione.

—Zabini... —saludo mirándole un segundo y volviendo a volcarse en su pesada lectura.

—¿No sabes hacer nada más? —preguntó divertido el moreno y atractivo chico de Slytherin.

Ella alzó los ojos pesadamente, no contestó, le miró con indiferencia, y de nuevo, volvió a lo suyo.

—No deberías tratarme así, aún espero que me des las gracias.

Crispada ya, Hermione habló.

—¿Darte las gracias por qué Zabini? —analizó sus recuerdos a toda velocidad, y una imagen se quedó paralizada en el tiempo— No te referirás a lo de Pansy ¿no?¡No necesitaba tu ayuda para nada!

—Pues no, sé perfectamente que a Pansy la vencerías con el hechizo mas sencillo... —puntualizó sonriendo de medio lado— Me refería a lo de aquella noche, en los corredores, cuando estabas con fiebre... encima que te ayudé. ¡Aún no me lo has agradecido! —se quejó en tono teatral

—¿Qué? —ahogó un grito— ¿Eras tú?

—Pues claro... Ah ¿no lo sabías? —parecía asombrado.

—Creo que es más que evidente... —agregó cerrando el libro fuertemente y dejándolo en su sitio.

Observó al moreno llena de orgullo... no podía imaginar que estaba a punto de darle las gracias a un Slytherin. Y mientras, él la miraba con una sonrisa infantil en la cara, esperando deleitarse con aquellas palabras.

—Gra... gra... gracias... Zabini... —le costó decir.

—De nada Granger, por suerte no pesas casi nada, así que no me costó llevarte.

“Oh el gran Blaise Zabinim mano derecha del grandísimo idiota Draco Malfoy, ¡ha llevado en brazos a la sangre sucia!”. Ironizó en sus más profundos pensamientos.

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