The German (Adaptada)

Capitulo 7

Julian

He esperado todo un día por esto, finalmente la volveré a ver, se supone que será una cena de agradecimiento a su trato, pero ojalá me deje conocerla un poco más, hay algo más en ella que me hace querer descubrir todo sobre su alrededor. Yo estoy en uno de los restaurantes más famosos de Madrid, esperando su llegada, Phil que vino conmigo, ha ido a buscarla tal y como ayer le propuse a Oriana.

Miro el reloj, se están tardando,¿será que algo les ha pasado?. Paciencia Julian, de ser asi ya Phillip te hubiese informado. De todas formas reviso el celular, pero no hay nada, lo guardo en el bolsillo de mi pantalón y al levantar la mirada me encuentro con la suya, rápidamente sus mejillas toman un color rosado, me gusta eso, ella trata de contener una sonrisa pero por más que la oculte, ahí está, tiene como un aire de esas mujeres angelicales, parece tan delicada, y tan fuerte a la vez.

Yo me levanto y cuando ella llega a donde estoy, veo duda en sus ojos pero finalmente me extiende la mano y por fin, después de tanta espera puedo escuchar su voz.

-Es un gusto volver a verle Señor Serrano.-tomo su mano y se la beso sutilmente.

-El placer es mío Señorita Sabatini- y suelto su mano, para facilitarle la silla y en cuanto se sienta, me dirijo a la mía, sin mucho que esperar, llega el mesero con la carta del menú, ambos las abrimos.

-Julian - digo, y levanto la mirada del menú, la veo y ella con un gesto de duda pregunta:

-¿Qué?- y mantiene su mirada firme con la mía.

-Ese es mi nombre, llámame asi, por favor, por lo menos en lo que reste de la cena..-ella asiente y cuando parece que dirá algo, regresa el mesero para tomar las órdenes, cuando se va, ella me mira y dice:

-Oriana, ese tambien es mi nombre , tambien puede..digo, me puedes llamar asi.

-Vale, Oriana.

-¿Porqué me miras asi?.- Porque no puedo mirar nada más,pienso para mis adentros, pero pienso un poco mejor antes de hablar y finalmente le respondo:

- Oriana, no quiero ser descortés, ni mucho menos, pero cuando tu estas cerca me...me transmites una energía...gratificante supongo, y..- solo una vez me ha pasado, continuo pensando- y no puedo evitarlo, no puedo evitar mirarte porque hay algo en ti que te hace especial..- su expresión es todo un poema, parece que la he dejado sin habla, mujeres. No les puedes dar un cumplido porque nunca sabes como van a reaccionar...es por ello que eso de las conquistas nunca ha sido lo mío. Pero me sorprende cuando le oigo preguntar nuevamente:

-¿Cómo vas a saber si soy especial?, apenas me viste ayer y todo lo que hablamos fue de trabajo, estas haciendo una clase de ¿broma? Porque hombre a mi esos programas de tv me encantan, ya sabes, las bromas con camaras ocultas,descubrir a los agentes encubiertos y asi..-¡¿pero que?! Estará loca, pero su comentario me hace reir. Me rio!, me estoy riendo, ya había olvidado el sonido de mi risa, cuando paro de reir su cara de cabreo definitivamente no me da risa.

-Oriana, no es una broma, y definitivamente no soy un agente encubierto. Y si, quizá suene extraño pero lo que he dicho es la verdad, hay algo en ti que me hace pensar o sentir eso, no lo sé, solo espero no equivocarme.

-Creo que lo hiciste. -hace una sonrisa cabizbaja y habla en un tono que casi no la llego a escuchar, pero si le llego a entender- ¿Que de especial tendría yo? -y resopla-.

-¿Sabes? No tienes que esperar que nadie te diga qué eres o quién eres. Debes saberlo. Saber lo que vales. Y si el Señor Sánchez te eligió para ser su sucesora, entonces tambien vió algo en ti.

-¿Eso crees? - sonrie, y creo que se le ha iluminado la cara - De verdad que creo que me caes un poco mejor, y bueno gracias, porque son las palabras más ciertas que he escuchado.

-Me alegra saber que pensarás mejor sobre ti después de esta cena. Porque creo que detrás de ese tremendo potencial que tienes para desenvolverte en el trabajo, se esconde una chica la cual quiere algo más..algo más que trabajo, ya sabes.-

-Puede ser que después de todo no te equivoques, solo tengo que conocer que es ese "algo más" que necesito - en ese momento llega el mesero con nuestra comida y con eso termina por ahora nuestra conversación. Ella me brinda otra timida sonrisa, no dejo de mirarla.

Temo olvidar esa sonrisa y esa mirada. Aunque en realidad, a lo que más temo, es a extrañarla cuando me vaya de nuevo a Alemania.