Capitulo 18

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Oriana

Estoy dormidisima mientras escucho unos golpes en la puerta, veo la hora en el despertador y apenas son las 6 de la mañana, debe ser Oli, después de que se fuera Julian le volví a llamar para ver como iban las cosas, y para contarle lo que pasó, dijo que en la mañana vendría para pasar un rato conmigo, pero no creí es que fuera tan madrugadora, con toda la pareza del mundo me levanto de la cama. Llevo puestos unos shorts y una blusa de dormir, sin importar la pinta que tengo voy a abrirle la puerta, total es mi mejor amiga y me ha visto en peores fachas. Abro la puerta con mis ojos cerrados por el sueño y digo sin pensar:

-Pasa, Olivia.

-No soy Olivia, aun así ¿puedo pasar?- esa voz. Ese acento. Abro mis ojos de golpe. ¡Oh Dios qué pena!, lo veo mirarme divertido, tiene en sus brazos un peluche de un conejo blanco, una bolsa de regalo roja y unas rosas. No me lo creo. Está aqui. Me trajo algo. Está guapo. Estoy horrible. Me derrito de tan solo ver lo guapo que está..-¿Oriana?... Sabes, me disgustaría un poco que alguien pasara por el pasillo y te viera vestida asi..., si no quieres que pase, yo puedo irme, está bien- ya su mirada no es divertida si no triste. ¿Quiero que se vaya?, ¡No!.

-¡Julian! Claro que puedes pasar es solo que...yo... No sé que decir...y mi ropa yo..estaba ya sabes, dormida- él se voltea y al escucharme ahora muestra tranquilidad en su mirada, entra a la casa mientras yo cierro la puerta.

-Bueno Oriana, disculpa la hora, pero no podía desperdiciar tantas horas del día, ya nos quedan 18. Ayer te dije que vendría a verte, y pues te traje esto, espero que te guste.- se acerca y me entrega todo, yo parezco una tonta sonriendo por todo lo que me acaba de decir, no puedo evitarlo.

-Gracias, no tenías porqué hacerlo..

-¿No te gustan las cosas?

-¿Qué? No me gustan, me encantan, que ¿no ves mi sonrisa?

-Cómo no verla o notarla, si me acaba de alumbrar el día- pero ¡Que cosas dice! No se vale, yo no sé que decir, en realidad solo él me deja sin palabras.

-Entonces...un conejo..-le levanto una ceja, el rie y me explica-

-Por el día en que te lastimaste el tobillo y apareciste brincando como una coneja...pero quise el peluche macho para que te acuerdes de mi.- rio junto con él mientras nos sentamos en el mueble, la verdad mi pinta me esta importando poco. No quiero dejarle solo.

-Buena idea, por cierto las flores están lindísimas. Gracias..

-No son tan bellas como tú. Pero ¿sabes? una vez leí El Principito y recuerdo que una parte decía : "Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso". -sonrie- o algo así, pero la cosa es, que quiero que tú seas mi flor.- me lo como a besos, siento como un calor se aloja en mis mejillas y no dejo de sonreírle-

-Y esto..¿que és? -muevo la bolsa, y el hace un gesto con sus hombros mientras responder:

-Descúbrelo..-no aguanto la curiosidad, coloco mi peluche y las flores en una mesita que está cerca, abro la bolsa: está llena de golosinas, gomitas, chocolates negros y blancos, bombones, caramelos, galletas de chocolate y vainilla, con tanta azúcar me convertiré en diabética, pero para ser sincera no me importa, el dulce ¡es una delicia!.

-Vaya te habéis gastado una pasta con esto...esto es...demasiado chocolate..

-Es que no sabia cuál era tu preferido, ni si te gustaban las gomitas, decidí traerte un poco de todo..

-Tranquilo que todo me lo como - hasta a ti. Ese pensamiento hace que me sonroje más y él parece notarlo, me mira dudoso mientras dice:

-¿Qué piensas?- en ti.

The German (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora