Un muro bastante duro.

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El viento era cálido, las nubes cubrían el cielo pero aún así el sol se las ingeniaba para que delicados rayos de él entraran entre los más minúsculos huecos. Me encontraba solo, sentado en el verde césped de una semana lluviosa, contemplando la vista, y aquellas nubes llenas de gotas que ya no caerían cerca de mi ciudad.

¿Lluvias en verano?, tal vez el resultado inevitable de nuestro "cuidado ambiental" o la llegada de un frente frío tardío, claro eso dijeron en las noticias que escuché está mañana cortesía de mi madre que se encargaba de sintonizarlas cada amanecer y el motivo por el cual estaba sentado en el césped en primer lugar, bueno eso y que quería "ejercitarme".

¿En qué momento tu cuerpo cambia de ser el de un escuálido niño al de un súper modelo atlético de Instagram?
La pubertad nunca me golpeó supongo, o solamente hizo lo que cualquiera hace conmigo, 1- Verme, 2- si es que nuestros ojos chocan darnos una sonrisa rara y obligatoria y 3- huir. En definitiva no los culpo si yo pudiera también huiría de mí pero las cosas no son tan fáciles en esta vida.

Levante mi gordo trasero del césped y comencé a correr, al menos podría intentar ser el chico nerd que se vuelve guapo justo el último año de preparatoria, al que nadie recuerda como ñoño e inicia una vida como popular, rechazando a todas las personas que quieren con él solo porque ahora puede hacerlo.

Pensar me hacía mal definitivamente , la historia de mi vida era más simple, "ver a los demás triunfar", tomé mi celular, no tenía ningún mensaje - que novedad - intenté buscar el playlist perfecto para ejercitarme, era un cliché el escuchar música mientras trotas, por cierto odio el cliché, sin embargo si eso funcionaba en las películas ¿por qué no lo intentaba?
Mi plan pudo haber sido perfecto pero un muro se atravesó en mi andar, llevando a mi celular al suelo.

- Bendita pobreza - exclamé al darme cuenta que los auriculares "no inalámbricos" impidieron que el móvil tocara el suelo.

Me agache para poder tomarlo de entre mis piernas y descubrir que aquel estorboso muro era un atlético y caucásico chico blanco con unos inmensos brazos.

Solo recuerdo que lo último que dije fue
- Lo siento...

Las cosas que nunca dije...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora