La mejor sonrisa del mundo.

330 3 5
                                    

Habían pasado 2 días después de aquel encuentro y me había convencido a no más salir a correr desde entonces. Pequeñas imágenes del momento se hacían presentes en mi cabeza y por alguna razón sentía calor en las mejillas.

***

- Lo siento - dije por milésima vez sin verlo al rostro de tanta pena que sentía.

- ¡Damn! Que torpe - dijo por fin con un tono bastante elevado.

- Hey, que no soy el único que puede ver por dónde va - respondí a la defensiva solo para darme cuenta que se estaba quitando los EarPods de los oídos.

- Discúlpame - dijo con una cálida sonrisa, hasta ese momento no conocía una sonrisa tan auténtica como la suya, excepto claro, la de mi madre, para mí la sonrisa de mi madre es la mejor del mundo, no la más hermosa pero sin duda la mejor de todas, verla sonreír te brinda una paz y alegría inmensa sobre todo cuando la acompaña con ese peculiar gesto que hace con los ojos, en efecto la mejor sonrisa del mundo.
Sin embargo la de este chico transmitía otra cosa, sinceridad tal vez o demasiado interés y evidentemente no era la típica sonrisa rara y obligatoria que todos me mostraban antes de huir, al igual que mi madre la acompañaba con un gesto, entre cerraba los ojos y de manera involuntaria, creo yo, empezó a sobarse por detrás de la cabeza, comprobando con ello que llevaba más tiempo ejercitándose que yo, de cierta forma me sentí incómodo y aliviado de llevar una sudadera puesta y ocultar mis débiles brazos.

Lo demás simplemente fue historia hasta que extendió su brazo hacía mí, supuse que deseaba un saludo de chicos así que eso hice pero al sentir nuestras manos chocar y que él intentara sujetarla me explicó que era más bien una despedida formal.

- Los modales hacen al hombre - agregó volviendo a repetir aquel gesto de la sonrisa.

***

Tomé mi celular y abrí Messenger, quería hablar con alguien, distraer la mente, por desgracia o por fortuna mi amiga Haruka estaba conectada, su nombre realmente no es Haruka pero su gusto e interés por la cultura japonesa la han llevado al punto de cambiar su nombre.
Le envié un "Hola" para iniciar la conversación pero no hubo respuesta, no me lo tomen a mal, no soy la clase de persona que espera tener contestación al instante pero esperar sin hacer nada no ayudaba a mi cerebro. Sin pensarlo mucho, me puse un hoodie guinda que estaba al lado de un sándwich a medio comer y me cambie el pijama por un pantalón limpio, saldría "a no sé dónde a hacer quien sabe qué" pero antes de salir de casa le pregunté a mi madre si se le ofrecía algo, orando al cielo que la respuesta fuese un rotundo no.
Descubrí que el cielo y yo aún tenemos nuestras diferencias, mi madre apareció justo al lado de la escalera con un cesto de ropa.
- ¿Te gustaría lavar?

Las cosas que nunca dije...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora