Diez años.
Esos fueron los que duraron los hermanos Morgan en el internado.
En esos diez años se volvieron grandes personas, sabios, inteligentes, bromistas y carismáticos.
Tiempo después regresaron a su casa con sus padres, quienes felices hicieron...
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Ser el primero de los trillizos es un poco abrumador, ser el mayor de tres demonios es complicado, por qué yo, Edward Benjamín Morgan Davis soy literalmente el responsable de las estupideces que hagan mis hermanos menores.
Mi apariencia es diferente a la de mi hermano y hermana. Mi cabello era, es y seguirá siendo de color castaño y mis ojos son de un color oscuro por algún raro motivo.
Mi estancia en el internado comenzó a los ocho años, nuestros "padres" nos había abandonado ahí, pero la ventaja fue que encontramos una madre en Madame Carter quien nos cuidaba y nos enseñaba lo que Frank y Alessandra no pudieron, ahora si bien siempre hacía mis idioteces debo de aclarar que mis hermanos igual, osea ellos eran nuestro ejemplo a seguir, y yo era el de mis hermanos menores.
Desde pequeño me intereso la educación primaria por eso yo ayudaba a mis hermanos cuando los mayores no podían, incluso ya había pensado que a eso me iba a especializar.
Mi vida en el internado fue mejor de lo que yo mismo hubiera pensado, porque si, ahí obtuve una familia más grande de la que de por si ya tenía. Al principio estaba nervioso y asustado, pero conforme pasaba el tiempo me di cuenta que iba a estar mejor ahí en el internado que haya en la mansión.
Mis años de adolescencia fueron diferentes y trágicos, la pubertad me había pegado un poco diferente que a mis hermanos, pues mientras ellos estaban tranquilos yo me metía en problemas, creo que siempre fui así, pero eso no me importaba mucho. Alix fue buen padre, algo que Frank nunca fue conmigo o con nosotros, pero nos hacía falta una figura materna, así que ahí es donde entra nuestra madre Iris Carter.
Adore cada momento en aquel internado, todo por el hecho de que me sentía completo pues estaban mis hermanos, mi "papá" Alix y mi mamá. Estaba feliz, orgulloso de los logros que he obtenido a lo largo de los años.
Odie cada instante en que regrese a la mansión, odie a mis padres por comprometernos, ame a mi abuela por salvarnos y comprendí a Alix por querer protegernos.
Los chicos se casaron, yo no, digamos que aún no me siento a gusto, pero aún así se que voy ayudar a mi familia y jamás le voy a dejar.
