CAPÍTULO 23

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MI NOMBRE ES BLANCA Y SOY  PROSTITUTA

Tania llegó en la mañana, estaba hecha un desastre, calente agua para que se diera un baño y prepare un té que le acerqué a la mesa.

- Tania ¿Estas bien?

- No Blanca, mi vida es una mierda, lo único que me mantenía de pie era la esperanza de que pudiera operarme la pierna, recuerdo que a mamá le dijeron que era una operación sencilla y en dos meses estaría bien. Pero me temo que espere muchos años.

- Lo siento, pero aún podemos, yo te cuidaré y...

- Blanca, entiende no lo haré, ya no insistas, siempre seré una coja y está bien, más de la mitad de mi vida lo he sido. No quiero sufrir con tornillos en mi pierna y No quiero que se hable más del tema por favor.  Ahora ve a dejar a Ana. Yo quiero dormir.

Me dolía ver a mi hermana así, Tal vez Tania no era la mejor hermana pero la amaba y sabía lo mucho que deseaba operarse su pierna y poder caminar bien.
Deje a Ana en la escuela y fui a la Barbería con Don Jacinto.

- Hija ¿Cómo estas? ¿Ya desayunaste?

Don Jacinto siempre tan amable. Pero no tenía ganas de probar bocado.

- Hola abuelo, ya desayune gracias, comi un pan con Ana antes de llevarla a la escuela.

- Que bueno hija, tengo algo para ti.

- ¿Para mi?

Pregunté sorprendida. ¿Qué podría tener para mi?

- Si, ven conmigo.

Me tomo de la mano y fuimos a su cuartito.   Sobre su catre había una enorme caja azul con letras doradas con mi nombre grabado, "Blanca"

- ¿Qué es esto Abuelo?

- Es para ti mi niña, se que ya pronto cumpliras 18 años y te compre un vestido, quiero llevarte a cenar ese día, no siempre mi nieta cumple su mayoría de edad.

Sentí un nudo en la garganta y me dolía el pecho de la emoción.

- Abuelo, pero... ¿Como...? No se hubiera molestado.

- No es molestia, es mi orgullo.  Anda abrelo y Pruébatelo no tengo idea de cuál es tu talla pero la señorita de la tienda me ayudó, quiero que lo uses el día de tu cumpleaños, anda te dejo que te cambies. Te quiero mucho mi Blanquita.

Don Jacinto salió del cuarto y ahí estaba yo, frente a esa enorme caja, jamás me habían regalado algo en ni cumpleaños y menos así de grande, Es el 2do vestido que me daba Don Jacinto, tome la caja y la abrí, note unos brillantes así que lo tome y lo saque de aquella caja, era un vestido precioso, color azul con algunos brillantes bordados en forma de flor serca del hombro, era el vestido más hermoso que había visto. No dude en provarmelo.
Me quedo a la perfección, las mangas eran a 3/4 el largo del vestido llegaba bajo mis rodillas, no pude evitar girar de emoción y sentir como se levantaba para girar conmigo.
Me sentía tan hermosa. Salí a toda prisa para darle las gracias a Don Jacinto.

- ¡Abuelo! ¡Abuelo está hermoso!

Don Jacinto estaba sentado en el pequeño sofá donde acostumbraba sentarse para esperar a los clientes, tenía sus ojos cerrados, me acerqué felíz y le Di un beso en la frente.

- ¡Abuelo gracias! ¡Esta hermoso!

Pero Don Jacinto no despertaba. Volví a moverlo y no tuve suerte. Si, sabía lo que había pasado, Don Jacinto ya no despertaria, lo tome en mis brazos y le bese la frente mientras las lágrimas brotaban de mis ojos, era un dolor terrible el que sentia, la unica persona que se habia preocupado por mi habia muerto. Lo que unos segundos antes era felicidad ahora era un dolor tan grande que sentía me arrancaba el corazón. Un cliente entro y me observo llorando abrazando a mi Abuelo.

Mi nombre es Blanca y soy ProstitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora