Nieve

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Amaba el frio, amaba la nieve y lo amaba a él, pero posiblemente este amara a su mejor amigo de piel tan blanca como la nieve.

Eran muy parecidos Kuroko y Akashi, si no fuera por sus apellidos diría que eran hermanos, ambos tenían la piel clara como la nieve, ambos eran bastante educados y parecían bastante distantes a veces.

Dicen que las parejas suelen parecerse a ellas.

Furihata negó rotundamente, no podían ser pareja o al menos no era eso lo que quería pensar en ese instante. Salió al patio a hacer muñequitos de nieve, no le importaba que ya fuera un adulto, le gustaba demasiado el blanco de la nieve y su pureza.

Se dedico a hacer un muñeco enorme de nieve mientras pensaba en cómo había conocido a Akashi Seijūrō en un día como ese donde la nieve cubría todo, ese día lo había visto cerca de un parque, parecía bastante solitario y aunque no era de esos que se acercaban a hablar con la gente, ese día un impulso le hizo ir hacia él y hablarle, ambos tenían gustos parecidos, aunque metas distintas y también estilos de vida diferentes.

Se hicieron amigos que se frecuentaban de vez en cuando y Furihata termino enamorándose de la personalidad tan decidida del pelirrojo.

Pero también se daba cuenta que su amigo Kuroko lo conocía y pasaba demasiado tiempo con él MAS de lo que creía que deberían pasar, pero ¿Quién era él para decidir por una vida ajena y mas si se trataba de alguien que se supone que era solo su amigo y nada más?

―Te amo Akashi Seijūrō... ―Suspiro con tristeza, termino el muñeco y sonrió amplio al ver que bien le había quedado cuando de pronto escucho una voz que conocía muy bien.

―Yo también a ti Kōki

No podía ser ¿Akashi le había escuchado? Lo miro muerto de vergüenza viendo que recién había llegado cerca de él, aunque la respuesta era la que quería en esos momentos quería esconderse donde pudiera por haberse declarado sin querer.

31 días de Akafuri por diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora