Lago.Agua

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No pudo soportar estar en casa, odiaba demasiado a su padre, quería ser libre un momento al menos para poder practicar el violín los acordes que el quisiera, no porque fueran incorrectos, su padre sabía que Akashi podía tocar las mejores melodías si quisiera, lo malo es que no le permitía tocar lo que el quería expresar.

Salió a un bosque que conocía, bien adentro de este llegaba a un lago bastante hermoso y escondido para que pocos humanos lo vieran, además allí lo vio por primera vez.

Aquella persona, un hombre, nunca había pensado sobre su sexualidad al respecto, pero desde que lo vio jugar tan feliz y animado en el agua se sintió enamorado y porque no decirlo, también algo excitado al respecto. Estaba con ropa, pero con el agua se le pegaba al cuerpo y hacia que se notaran sus formas como la de sus pezones en la ropa y en el trasero. Obviamente no notó jamás la presencia de Akashi que no dejaba de mirarlo y cuando este joven salió se fue por otro camino donde el pelirrojo no lo podía alcanzar puesto que había un arbusto de zarzamoras bastante espinoso bloqueando el lado donde estaría.

Los días siguientes Seijūrō venia a ver si estaba ese joven , observándolo desde su escondite lo feliz y libre que parecía y cuando no aparecía, se ponía a tocar el violín imaginando a aquel hombre, a aquel que seguramente tenia la misma edad de él. No podía dejar de pensar en su figura, en el deseo que incluso tenía. Ese chico se le imaginaba como un tritón, era algo absurdo, pero así su imaginación lo veía.

Tocó con dedicación ese día, una melodía que le recordara siempre a aquel dulce tritón que lo había enamorado sin saberlo. Imaginaba que hoy no vendría aquel chico porque llovería o así había pronosticado el clima.

―Que linda melodía, no sabia que era usted el de música tan bella. ¡Perdón! Solo escuché esa música y me pareció muy hermosa, no pude evitar acercarme.

Akashi dejo de tocar, allí ante sus ojos estaba aquel, pero con el cabello seco y sus ojos color café parecía tímido y tener algo de miedo cuando se acerco a él.

―Pe-perdón no me haga daño. ―Dijo aun mas asustado. ―Hace tiempo escuchaba su música y aunque en principio me asusto es muy linda...

―La música que hago ahora es para ti, discúlpame a mí, te he visto y me has parecido un ángel del agua o un tritón, me e enamorado de ti.

El chico de cabello castaño sonrió tímidamente rascándose la mejilla.

―Que raro, porque yo me enamoré cuando escuche esa música y ahora que lo veo es muy atractivo. Como un ángel

―Quiero conocerte mas y que me conozcas, soy Akashi Seijūrō. Es raro, nunca había sentido algo así por un hombre y no se como actuar.

―La verdad y-yo tampoco, pero acepto su oferta, me llamo Furihata Kōki.

Ambos se sonrieron y caminaron juntos hacia una cafetería antes de que la lluvia se hiciera intensa. 

31 días de Akafuri por diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora