Capitulo 9

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Tal vez fue la sopaipilla enorme que me comí en la mañana cuando fui a comprar el pan, o el pan con palta que no acostumbro a comer, pero la cosa es que no me sentía bien desde que volví a casa.

Era sábado por la mañana, con mi madre queríamos hacer una once espectacular entre nosotras dos, pero entonces a mi me comenzó a doler la cabeza y la barriga.

- ¿En necesario esto? - Pregunté cuando me empezaron a sacar sangre.

- Es más seguro - La doctora arregló sus lentes - He tenido varias jóvenes con tus mismo síntomas y puede tratarse de anemia.

- ¿Anemia? - Repetí.

- Pueden esperar en los pasillos por los resultados - Yo asentí y salí con mi madre.

- Pensé que era estrés.

- No descartemos la idea hasta que averiguen que tienes - Mi madre se sentó en los asientos conmigo a su lado - ¿Has estado comiendo bien?

- Claro, he comido todo lo que me preparas, incluso las verduras - Asegure ya que era cierto - Además hago actividad física antes de ponerme a estudiar.

- Lucy, sólo espero que no sea nada grave - Mi madre estaba preocupada - Si te enfermas ahora tu padre insistirá más en buscarte.

- Tú tranquila - Sonreí - De seguro no es nada grave, y papá no tiene por qué saberlo.

- Eso espero.

Estuvimos ahí esperando un buen tiempo por los resultados. Mi mamá pidió permiso en su trabajo ese día para llevarme al hospital, y se lo agradecía. Yo no era muy buena haciendo por mi cuenta estas cosas, pues no salía mucho de la casa y no conocía varias cosas.

Era un poco vergonzoso decirlo, pero dependía de mi madre de la misma forma que una pequeña de cinco años.

No había vuelto hablar con Sting ni su esposa. Mi madre desde que volvimos de España no me ha devuelto mi móvil, incluso ve el registro de llamadas del teléfono de la casa cada fin de semana para asegurarse de que no haga cosas a sus espaldas.

- ¡Lucy Heartfilia! - Gritó alguien y con mi madre nos acercamos - Sus exámenes están listos, pueden pasar al consultorio de la Dra. Jaramillo.

Entramos al consultorio de la doctora y ahí estaba ella revisando unos papeles, supuse que eran mis resultados. Ella nos pidió a mi madre y a mi que tomemos asiento y así lo hicimos. Me puse muy nerviosa ya que ella no dejaba de revisar lo que sea que había arrojado como resultado esos análisis.

- Doctora - Mi madre interrumpió - Sea lo que sea, digamos. Quiero saber cualquier cosa que esté ocurriendo con mi niña.

- No sé si esto sea una buena noticia para ustedes - ¿Tan malo era? - Pero por lo que dicen estos resultados todo indica que su hija goza de una muy buena salud.

- ¡¿Lo dice en serio?! - Mi madre gritó con alivio, aunque luego su expresión cambió - Espere, si usted dice que mi hija está tan saludable como asegura, ¿Por qué tiene esos malestares?

- Según esto - Volvió su vista a los papeles - Déjeme decirle que su hija, la señorita, tiene alrededor de dos meses de embarazo.

Mis ojos ampliaron incrédulos y esperé a que la doctora se eche a reír para demostrar que todo era falso.

Pero no, su mirada era penetrante.

Sentí una mezcla de emociones entonces, quise vomitar, pero me aguanté y apreté mis puños.

Esto tenía que ser una mentira.

- ¡Eso no puede ser cierto! - Me levanté de inmediato - ¡Debe haber alguna confusión! ¡Yo he tenido mi menstruación y tampoco he tenido mareos ni antojos!

- Doctora, usted debió confundir los resultados de mi hija con los de otra paciente - Mi madre estaba enojada, de seguro se sentía ofendida - Mi hija es una niña de bien, ella no sería capaz de algo así. ¡Ella no es como otras jóvenes descarriadas! ¡Mi hija jamás me haría algo así!

- Señora los resultados son claros - La doctora se puse de pie - Su hija está embarazada, y por su edad le recomiendo que la vea un experto. Si usted está de acuerdo, yo misma me ocupo de ella.

- ¡Usted es una inepta! - Mi madre ardía en colera - ¡Lucy nos vamos de aquí!

Ni tiempo de hablar me dio ya que me sacó de ahí a jalones. Nos subimos al carro y rogué que todo fuera un malentendido, yo no podía ser mamá ahora, era muy chica aún, tenía un futuro por delante.

- Te quedas ahí - Mi mamá bajó y entró a una farmacia.

Por lo que vi compró un test de embarazo.

Yo estaba muy mal, yo no creía estar embarazada, no podía, pero sabía que existía la posibilidad de que durante aquella noche donde me entregué a Dragneel por estúpida, me haya embarazado ya que el muy imbécil no se protegió.

Cuando llegamos a casa mi madre me bajó de mal humor. Subimos hasta mi habitación y ahí me obligó a entrar al baño para hacerme el test. Yo temblando saqué el aparato de la caja y mientras hacía el procedimiento que decía las instrucciones, no dejé de pensar en cual sería la reacción de toda mi familia si este salía positivo.

Al salir le pasé el test a mi mamá y suplique con todas mis fuerzas que saliera negativo, o mi vida acabaría ahí mismo.

- M-ma... - Ella no me dejó terminar cuando me golpeó con fuerza en el rostro.

Caí en la cama y oculté mi mirada llorosa bajo mi cabello esparcido en la sábana. La oí salir unos minutos y luego entró. Me atrevi a verla y ella tenía un cinturón de cuero color negro en la mano.

Yo negué suplicando que me escuche antes de cometer una locura.

Pero no.

No lo hizo...

- ¡Mamá! - Me lanzó el primer golpe y mis ojos se llenaron de gruesas lagrimas - ¡No! ¡No me pegues más!

Uno, dos, tres.. no sé cuantos golpes me dio hasta que la mano se le cansó.

Pese al ardor y quemazón en todo mi cuerpo me acerqué arrastrándome como un animal a ella y abracé sus piernas.

- P-perdón... - Comencé a gimotear cerrando los ojos - P-perdón... m-mamá...

Ella también se arrodilló y despejó los mechones de mi rostro con las manos.

- Hija...

- P-perdóname... te fallé...

- Lucy - La vi apretar su mandíbula - ¡Estúpida!

Caí al suelo con el último golpe y ahora si, empecé a llorar como lo que siempre odie ser, una niña .

Ese día pensé que sería el peor de mi vida, pero no, sólo era el inicio...
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Continuará***

"Cuando el peligro está en casa"  |Fanfic_FT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora