Dragneel se levantó dolorido e intentó devolverle los golpes a mi hermano, lo hubiera logrado de no ser porque me puse entremedio y detuvo su puño en el aire.
- ¿Sabes qué? - Lo miré con lástima - Me da pena que seas así, me da coraje en realidad, no te diré mentiras.
- Yo te dije desde un inicio que no quería un hijo, y traté de arreglar el problema desde un principio.
- Mejor cállate - Dije porque de lo contrario lo hubiera abofeteado - Yo nunca hubiera abortado a mi hija, fuera de quién fuera, yo la habría tenido.
- Pues ya la tienes, toma el dinero y desaparezcan de mi vida - Dijo frío - Yo tengo un futuro brillante, ¿No te das cuenta?
- Yo diría miserable - Miré su linda mansión - Es una pena que por esta gran casa, por preservar tus lujos renuncies al grandioso regalo que la vida te dio.
Él no dijo nada, yo lo observé unos segundos más con pena, porque eso sentía por él.
- Lucy, es hora - Escuché a mi hermano - Primero tenemos que ver a nuestra madre y luego nos iremos, ya veré luego que hago respecto a su caso.
- Solo dame unos minutos para levantar a mi niña que de seguro aún sigue dormida.
- Ve.
Yo solté un suspiro largo, me abracé a mi misma y di el primer paso para alejarme de Dragneel.
Subí las escaleras y al llegar arriba sonreí aún después de la gran decepción que me llevé con el padre de mi niña.
- No lo necesitamos - La admiré un tiempo mientras seguía dormida - Catalina, te prometo que en cuanto lleguemos a España te cambiaré el nombre, y serás la niña más feliz de esta tierra - La levanté con cuidado de no despertarla.
No me llevaría nada de lo que compré para ella, no quería nada que provenga de Dragneel, de su dinero, solo la ropita y un par de pañales por sí se mojaba.
- Te lo prometo - Mi niña era tan pequeñita e inofesiva - Te lo prometo, mi amor - La besé con cariño, evitando derramar lagrimas, no valía la pena.
Bajé a la sala y mi hermano sonrió aún incrédulo cuando me vio cargando a mi hija. Se acercó emocionado para conocerla y quedó impresionado ya que era muy pequeña, pues tenía muy poco tiempo de nacida.
- Por favor le dices a Larcade que lo quiero, que no lo olvidaré ya que fue un verdadero ángel protector conmigo - Dragneel rodó los ojos - Gracias por dejarme pasar la noche aquí.
Mi hermano salió detrás de mi, afuera me quedé pensante, pero volví en mi cuando Sting me abrió la puerta de su carro.
Cuando partió yo miré la entrada de la mansión esperando que Dragneel salga y recapacite.
Pero no lo hizo.
- Primero recogeré tus papeles para viajar y le pediré a un juez que autorice tu salida del país, será difícil, pero no imposible.
- ¿Cuánto crees que eso tarde?
- Depende, recuerda que estamos en una situación delicada - Explicó - Es un proceso un poco largo, y de no sedernos la petición nos quedaremos hasta que nos lo autoricen.
- Comprendo.
Primero fuimos a recoger mis papeles y los de mi hija, incluso los de mi madre por si era necesario. Luego fuimos a verla y lamentablemente ella en cuanto me vio me quiso atacar, solo los barrotes de la celda me protegieron.
Le pedí perdón, le dije que no fue mi intención que eso le sucediera. Le dije que iría a verla si la encerraban, ya sea en una prisión o en un manicomio.
Sting contrató al mejor abogado que encontró para que interceda por nosotros y logre convencer a un juez que me permita viajar sin la autorización de mis padres, en este caso, de mi madre. Y también para que mi hija lo haga sin problemas. Fue un proceso largo sin duda, no tenía muchas esperanzas, pero al final mi hermano logró con su abogado el permiso para dejarme viajar.
¿Cómo?
Pues el astuto de mi hermano había hecho pacto con el diablo, o eso llegué a pensar cuando me dio la noticia.
No pudimos viajar ese día, pero al parecer lo haríamos pronto, ya que aún habían cosas que no podíamos simplemente dejar de lado.
Por eso con mi hermano y cuñada nos instalamos en un hotel.
Aun pensaba en mi madre, Sting tampoco se sentía bien dejándola sola, por eso llamó a mi padre. Nosotros no sabíamos donde vivía, pero Sting sí sabía su número porque así como me buscaba a mi, también lo había buscado a él para una reconciliación.
Mi padre al enterarse de todo fue a vernos y me abrazó con protección, con amor y impotencia ya que no estuvo ahí para cuidarme.
Él nos aseguró que mientras nosotros estuviéramos en España, él se ocuparía de nuestra madre y nos mantendría al tanto de cada cosa que suceda.
Sting también me dijo que volvería al país para ayudarlo.
- Te iré a ver - Papá me habló como si aún fuera su niña pequeña - Te amo, a ti y a esta niña linda que tuviste.
- Lo siento, debí escucharte desde un principio.
- Ya no importa, ahora puedes empezar de cero con tu hija y con tu hermano...
- Te amo, Papá.
- Y yo a ti.
Nunca olvidaría esa tarde que pase con mi padre, por primera vez sentí que le importaba desde que se fue de la casa.
Al día siguiente Sting, Yukino, yamil y yo nos levantamos temprano para preparar las maletas e ir al Aeropuerto.
Nuestro vuelo era a las ocho de la mañana, pero antes quise darle una visita a mi amigo, a Larcade.
Le expliqué que me iría y él como siempre comprendió, aunque de todas formas se puso triste.
Yo no iba a perder contacto con él, eso nunca, se lo asegure.
- Antes de que te vayas, ¿Puedo pedirte un favor?
- ¿Cuál?
- Que me des un abrazo bien fuerte.
- Larcade... - Reí.
Lo hice con todo el gusto del mundo, un amigo como él no se encontraba en cualquier lado, y me sentí afortunada por haberlo conocido.
Por haber tenido a un ángel guardián como él, conmigo.
.
.
.Fin
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"Cuando el peligro está en casa" |Fanfic_FT|
FanfictionLucy es una "niña" que sueña con ser una chica grande, de esa forma cree que podrá estar con el chico que le gusta, un joven que está por entrar a la Universidad y que ha sido por mucho tiempo su amor platónico.