Capítulo 24

2.7K 114 33
                                    

Entramos en su auto.

El camino a casa es silencioso, aunque a cada rato nuestras miradas coinciden, y ese segundo se vuelve eterno. Los bellos de mi piel se erizan y mis latidos se aceleran.

Al llegar a casa, me encuentro cada instante en guardia, en espera de que saque el tema, que exija una respuesta, pero no lo hace.

La espera y el desconcierto por lo que pasaría me atormentaba, explotaría si me permita un minuto más actuando como si nada pasara, por lo que cuando Martha nos informó después del almuerzo que iría a comprar alimentos para abastecer la nevera, me ofrecí sin pensarlo dos veces, incluso le insistí cuando me dijo que no era necesario que fuera junto a ella.

Martha pensaba que me ofrecía por bondad, pero no era así, ese tiempo fuera de la casa era lo que mi mente necesitaba, un respiro.

Camine empujando el carrito, mientras miraba los estantes llenos de cosas, a cada rato me detenía y leía los ingredientes de algunos alimentos y comparaba precios, fingiendo ser una más, sin los problemas que atormentan mi vida, sin Daemon ni Ángel, solo yo.

Regresamos a casa en el auto junto a Eduard y el maletero abastecido con alimentos para al menos dos semanas.

El ama de llaves agradeció mi ayuda, aunque no hice demasiado.

Al terminar la cena subo a la habitación.

Hablo durante horas con Kelly, esperando recibir ayuda con mis sentimientos, Kelly es la clase de persona que siempre tiene un buen consejo que dar.

No me sirve de nada sus dulces palabras diciendo que siga a mi corazón, cuando mi corazón no sabe lo que quieres, se encuentra tan perdido como mi cerebro, como yo, completamente extraviada entre sentimientos.

Busco a mi novio en Instagram.

Desde la cena no ha dado rastro de vida, imagino que se encuentra en su oficina nadando entre papeles perfectamente apilados.

Observo fotos de él, cerrando negocios, en fiestas, junto a chicas, junto a su familia, lo común.

Me siento tonta al imaginar que observando sus fotos encontraría una respuesta.

Hago lo mismo con Ángel, escribo su nombre en el buscador, ingreso a su perfil, no hay mucho que ver, sus seguidores son mucho menos que lo de Daemon, incluso que los míos. Familia y amigos cercanos solamente supongo. Fotos con amigos, con sus padres y la que diría su hermana por su gran semejanza. No sé qué busco, no sé a dónde voy.

Una llamada entra, ocultando tras ella las fotos del Instagram. Es Sam, contestó.

—Hola —mi voz es nostálgica.

—Hola, preciosa.

—Los extraño tanto —Una lágrima corre por mi mejilla, respiró, no quiero derrumbarme, no quiero preocuparlo.

—No estés triste haces lo correcto. Tu padre te necesita —Algo se aprieta en mi pecho, aunque no pedí meterme en este lío me siento culpable por disfrutarlo en algunos momentos.

—Yo los necesito a ustedes, a ti a Kelly a mi verdadera familia.

—Kelly y yo siempre te daremos apoyo, aunque estés lejos —seco mis lágrimas—. Ahora cuéntame Kelly me ha dicho que te encuentras en un lío, que te has enamorado.

—Rubia chismosa, no ha perdido ni un minuto en ir a contarlo —Ambos reímos, se sintió bien reír.

Nuestra conversación dura unas horas.

Apago la pantalla del teléfono. A pesar de estar cansada, no puedo conciliar el sueño, giro de un lado a otro sintiéndome incómoda en cada nueva posición que adopto y repitiendo las palabras de mi mejor amigo en mi cabeza.

Me he enamorado.

Hace unos años creí estarlo. Valentin Gracia. Español, bastante liberal, lo conocí en mi antiguo gimnasio, después de unos meses conociéndonos y algunos otros de novio nos mudamos juntos. Éramos la pareja perfecta, aunque supongo que eso dicen todas las parejas.

Las discusiones eran mínimas, el sexo era ardiente, nos hicimos muchas promesas, me llevaría a conocer su país natal, a sus padres, nunca me dejaría.

Todas terminaron en la basura cuando decidí contarle donde trabajaba, cuando me pidió que dejara de hacer lo que más amaba en el mundo y me opuse. Fue lindo mientras duro, esas fueron mis últimas palabras antes de abandonar su casa llorando junto a todas mis cosas.

A los dos días deje de mirar mi móvil cada cinco minutos espetando su llamada de arrepentimiento, a los cuatro días deje de llorar, y a la semana me encontraba como nueva. Como si Valentin nunca hubiera pasado por mi vida. Supongo que en ese momento tenía herrado el significado de la palabra amor.

Amor es lo que siento ahora ¿cómo saberlo?

Tomo haciendo en la cama, enciendo la pantalla de mi móvil y busco en google, ¿Cómo saber cuando éstas enamorado de una persona?

Me siento estúpida al estar como niña chiquita intentando comprender mis sentimientos, por no poder dormir.

No soy así, no soy de las que dudan o teman hacer algo. Me lleno de valor, salgo del cuarto, camino en puntillas de pies esperando no ser escuchada, como si fuera a cometer un crimen. Abro despacio la puerta de la oficina de Daemon. Daemon no esta.

Miro a mis pies descalzos decepcionada, tampoco tendría porque estarlo, por un segundo me pregunto que habría hecho de encontrarlo, realmente no tengo idea.

Regreso al dormitorio en puntillas, me detengo frente a la bodega de vinos, realmente no tengo sueño, y un poco no me haría mal, nada mal. Me doy ánimo acercándome a la puerta de cristal.

Después de obtener la botella y una copa, camino a mi lugar secreto, los asientos del área de descansos se encuentran húmedos por causa de rocío, pero esto no impide que tome asiento.

Una vez cómoda y con vino en mi copa, me percato que he dejado el móvil en la habitación, pudiera ir a buscarlo, en serio quería hacerlo, pero me sentía tan cómoda, que permanecí inmóvil tomando de mi bebida mientras admiraba el paisaje.

El hermoso palacio al que estaba atada, custodiado por un demonio del que me había enamorado sin siquiera darme cuenta.

****
Hola mis demonios, nuevo capítulo, que opinan, espero que les guste.

He publicado una nueva historia en mi perfil, es nueva y amaría que le dieran una oportunidad (está terminada)

Aquí les dejo la sinopsis

La vida junto a mis abuelos siempre ha sido simple, pero mi planeta entero fue destruido en pocos minutos.

La vida que conocía me fue arrebatada cuando dos desconocidos me agredieron a mí y a mi abuela, mientras me preguntaban por un libro del que no tenía ni la más mínima idea.

El mundo que creía conocer guarda demasiados secretos, una guerra viene en camino y desde ahora, forma parte de ella.

DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora