Capítulo 12

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Regreso a casa junto a Eduard después del gimnasio.

El chofer viste más elegante de lo común y algo me dice que tiene que ver con que hoy Martha allá pedido el día libre.

Sonrió por su romance.

Entró a casa topándome con Martha en la salida. Sube al auto junto a Eduard.

Daemon tiene tantos coches en el parqueo que no le molesta dejarle uno a su empleado.

—Hola, has llegado temprano hoy —saludo a Daemon en la habitación.

Regresa el saludo centrado en su móvil.

—Mañana me acompañarás a una reunión en la noche —ordena alejándose de mí.

No respondo, ¿para qué? Es una orden que debo seguir, no una pregunta.

Busco algo de comer en la nevera.

Con mi hombro sostengo el teléfono junto a mi oído mientras converso con Kelly.

La conversación no es larga, las mentiras resbalan por mis labios en oleadas.

Papá esta mejor. Un vacío me llega al escuchar su respuesta ilusionada. Si papá mejora significa que regresare pronto, pero a papá tendrán que darle varias recaídas que justifiquen mi tiempo aquí.

Termino la llamada descolgando otra entrante sin revisar el número.

—Si.

—Por fin atiendes una de mis llamadas —Automáticamente me quedo estática al oír la voz de la mujer que habla al otro lado de la línea.

—Hola, mamá, he estado un poco ocupada... —No término de justificarme cuando habla.

—Ya veo que no ha servido para nada la educación que he intentado darte. —Pongo los ojos en blanco.

—Lo siento, ¿para qué llamabas?

—Te he visto en una revista, veo que has conocido un buen chico que te ha sacado de ese mundo de mierda en el que tanto te empecinabas en estar —Sus palabras cortan mi piel, con heridas que son invisibles pero hieren.

—Tengo que colgar —termino la llamada sin escuchar una más de sus palabras.

Pestañeo varias veces introducción las góticas de agua que amenazan con escapar de mis ojos.

Daemon aparece en la cocina, elevo la mirada activando mi escudo protector. No quiero que se preocupe por mí cuando solo me ve como un objeto que puede lucir en publico.

Despierto con una sonrisa boba en los labios. Peino mi cabello frente al espejo, indecisa entre alisarlo o hacerle ondas. Dudo si vestir algo común o arreglarme más de lo normal.

Niego que mi felicidad es por causa de pasar el día junto Ángel.

Me engaño diciendo que me arreglo por mí.

Eduard me deja fuera de la escuela, Ángel me recoge puntual.

El rubio aparca el auto frente a una casa, comparada en la que vivo con Daemon no tiene mucho que hacer aquello es como una mansión de disney, pero la casa de Ángel no tiene nada que envidiarle a ninguna casa, es hermosa desde su humildad.

Camino en silencioso detrás de él.

La casa esta sola.

DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora