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Izuku dejó caer su cabeza sobre la barra, podría escuchar la discusión de sus amigos acerca de su relación con Kai pero de un momento a otro comenzó a sentirse desanimado y teniendo en cuenta que antes no tenía ganas de discutir, ahora solo quería descansar o llorar un rato, o las dos quizá. Lo más probable es que se sintiera así por los efectos del alcohol, o eso es lo que le gustaba pensar.

De un momento a otro su cabeza comenzó a doler, su mente se nubló y lo único que era capaz de distinguir era cómo los recuerdos con su pareja iban y venían, pasaban frente suyo como si los estuviera viviendo nuevamente, y después de ver unos cuantos sus ojos comenzaron a aguarse y para evitar que los demás vieran sus ojos rojos los cerró deseando que los recuerdos dejaran de dar vueltas en su cabeza.

Y es que cada vez que recordaba pequeñas cosas que habían sucedido en compañía de su novio se daba cuenta del gran cambio que había dado su relación en cuestión de días, y también lo tanto que deseaba meterse en ellos y volver a los días en que el amor parecía infinito.

Estaba tan metido en sus pensamientos que al principio no notó como una mano desconocida había tocado su rostro y secado sus lágrimas con la yema del dedo pulgar, el toque era áspero pero con tanta dulzura que hizo salir a Izuku de su ensoñación, su mirada se conectó nuevamente con unos ojos rojos atrayentes que sentía conocer de toda la vida, eran los mismos que antes lo miraban con una curiosidad inmensa y que ahora solo demostraban preocupación. El hecho de que aquel sujeto demostrara preocupación hacia él, siendo prácticamente desconocidos, ocasionó un revoltijo en su estómago porque todo se sentía tan extraño, tan nuevo, tan desconocido, tan interesante que comenzaba a sentirse cansado, su mente se nublaba cada vez más pero ahora solo tenía la imagen de aquellas joyas rubíes mirándole con intensidad, al verlo su cabeza dejó de doler por alguna razón.

Tal vez no fue a propósito, pero una sonrisa calmada inundó su rostro antes de sentir sus ojos cansados y, por consecuente, caer profundamente dormido sobre la barra.

»Amor, ¿ya estás despierto?

Abrió sus ojos rápidamente, inconscientemente cubrió su rostro con las manos pero luego de el paso de los minutos intentó calmar su respiración agitada, seguramente lo que había escuchado solo fue una invención  de su mente. Estuvo desorientado por unos segundos, había dejado de estar recostado en la barra de aquel bar y ahora de la nada estaba en una cama, luego de mirar las paredes y el amueblado del espacio se dio cuenta de que, por la decoración de la habitación, podía afirmar que ahora estaba en la casa de su mejor amiga, seguía reconociéndola aunque hace años que no entraba a esta, ¿cómo había llegado hasta ahí?

Era extraño estar allí de nuevo, también estaba el hecho de que no podía recordar muy bien las cosas que había hecho justo antes de caer dormido. Y estaba a punto de comenzar a cuestionarse algunas cosas más pero el chirrido de una puerta y un golpe fuerte a la misma le alarmó. Aunque se sintió muchísimo más tranquilo cuando vio que la persona que ocasionó el sonido había sido su amiga y nadie más.

—Espero no haberte despertado con el ruido Deku-kun, pero tengo las manos ocupadas y tuve que abrir la puerta de una patada —dijo y soltó una risa despreocupada ante su última frase.

Luego Izuku se fijó en lo que llevaba en las manos, traía una bandeja con lo que parecía ser su desayuno, al ver el gesto amable de su amiga fue imposible que sus ojos no se llenaran de lágrimas nuevamente, sabía que había extrañado a la castaña pero estar con ella lo hacía más consciente de toda la falta que le había hecho en ese tiempo, ¿cómo es que siquiera había pensado en alejarse de ella?, Izuku estaba muy seguro de que la última persona que podría ser una mala influencia sería su mejor amiga, ella era demasiado amable, demasiado buena, demasiado amorosa, simplemente ella era demasiado en muchas aspectos buenos como para no quererla.

—Vamos, no llores —dijo, dejó la bandeja en la mesa de noche y sus manos tomaron los cachetes de su amigo, teniendo cuidado con su mejilla herida, aplastó sus cachetes haciéndolo ver adorable. —Solo te traje el desayuno, ¿o acaso tenías tanta hambre?

—U-uraraka–san, no tenías porqué hacer esto.

—¿Que no tenía porqué? ¿Acaso te has visto en un espejo? Te ves muy mal, Deku-kun —habló, variando su tono de uno serio a uno amable para continuar hablando. —Simplemente come, por ahora no te preocupes por nada más. —Y sonrió.

En respuesta Izuku también sonrió de manera sincera, sabía que esa era la manera de su amiga para demostrar su preocupación por él.

—Ah, y casi se me olvida decirte, en unas horas llegarán los chicos para seguir hablando —le informó e hizo una pausa mientras lo veía comer, sonrió de una manera traviesa y volvió a hablar. —También va a venir Shigaraki, el chico ese de cabello celeste que te trajo ayer alzado hasta acá.

Izuku, quien había comenzado a comer, casi se atraganta al escuchar lo último.




















































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hey, aquí estoy con el otro capítulo, lo subo tarde porque mi internet no quiso funcionar para actualizar antes

espero que les guste el capítulo, lo hice un poco más largo para detallar mejor algunas cosas jejeje

;;141219

Querido IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora