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Maratón 5/5

Disfrútenlo 💁

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—Hoy haremos algo que jamás hicimos.

—¿Sexo?

Levi lo miró divertido y palmeó la pierna izquierda del contrario, que se encontraba sobre él en el sillón de la sala, enfrentado.

—No, eso tampoco hicimos, pero no me refiero al sexo.

—¿No?

—No, Eren.

—¿Tampoco mamada?

Levi se carcajeó un poco, hacía una semana que había intentado enseñarle a Eren cómo hacer una, después de que él experimentó primero. No había acabado bien, el castaño le había dado la peor mamada de la historia, contando que había terminado por mordersela.

—No, nuestra relación no se basa en sexo, al menos si le quitamos el cincuenta por ciento.

—¿Levi refiere al otro cincuenta? ¿Cómo cuando sonríes y corazón hace boom?

—Exactamente. Quiero que te pongas bonito esta noche.

Eren elevó sus cejas y lo miró divertido.

—Levi, Eren ya bonito, no puede más.

Levi le sonrió y pasó su mano izquierda por el rostro del contrario apretando en el proceso, su mejilla.

—Por supuesto que sí cerdo egoísta. Solo quiero que te vistas bien.

—De acuerdo.

Así fue como Eren estuvo el resto de la tarde mirándose en el espejo con diferentes camisas, aunque al final, terminó por elegir una totalmente blanca. Peinarse no fue problema para él, ahora tenía el cabello corto.
Y aunque no le gustaba, pensaba dejárselo así para que Levi siguiera alabando su aspecto.
Eran cerca de las nueve cuando el más bajo pasó por él. Y aunque Levi para Eren siempre se veía bien, esa vez había sentido el boom demasiado fuerte.
Llevaba una camisa de color azul Francia, con unos vaqueros negros que se ceñían a sus muslos. El cabello peinado hacia atrás y su sonrisa, hacia que al más alto le temblasen las piernas.

—Pero mírate, y dijiste que no podías ponerte bonito.

Eren se sonrojó ante el comentario y pronto estuvo siguiendo a Levi después de haber avisado a sus padres que ya se iba.

—Lamento que tengas que subirte a un bus así vestido, pero no tenemos otro medio de transporte ahora.

—Bien, está bien. ¿Dónde vamos?

—Vamos a comer primero- comentó luego de unos extensos minutos en los que no había contestado.

—¿Comer?

—Sí, estamos en una cita ahora cerdo.

Eren sonrió justo al momento en que llegaban a la parada, Levi buscó su mano disimuladamente y terminó por estrecharla con firmeza. Sus dedos se acoplaron a la perfección y así se quedaron hasta que el bus llegó. Sentados uno al lado del otro y Eren no dejando de sonreír terminaron por llegar a su destino.

Caminaron una calle más, siempre tomados de la mano, hasta que llegaron a un restaurante francés. Eren se detuvo abruptamente en la entrada y miró el lugar con preocupación.

—No, caro. Lugar caro.

—Está bien, voy a pagar yo.

Sin embargo eso no pareció convencerlo.

Dulce (Riren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora