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Su cuerpo tenía una fina capa de sudor, estaba cansado y sucio. Esta vez no lo había escuchado y él no había querido ponerse un condón. Aquello lo traía asqueado, si algo había aprendido en todos aquellos años era que limpiarse el trasero después del sexo era sumamente asqueroso, además, que Levi le había explicado que era bueno para evitar enfermedades. ¿Entonces por qué él no lo había usado?

Se sentó en la cama y se recogió el cabello en una coleta, hubo un tiempo en que se lo había dejado sumamente corto, fue el último año que Levi había estado con él, quería sorprenderle y lo había hecho, el azabache había quedado fascinado.
Suspiró quedamente, mientras se levantaba y se dirigía al baño, se tomó un buen tiempo en la ducha y luego desenredando su cabello. Cuando salió hacia la habitación con solo una toalla en su cintura, el hombre que minutos antes había estado dormido ahora lo observaba mientras recogía la ropa.

-¿No vas a quedarte?

-No, me voy a casa.

-Eren, puedes quedarte, de verdad.

El hombre se sentó en la cama y lo observó con el ceño fruncido.

-¿No crees que ya llevamos bastante haciendo esto? Podríamos... Avanzar ya sabes, me gustaría que estuviésemos juntos.

-No, no quiero.

-Eren...

-Ya... ya lo hablamos, hoy es última vez yo... no quiero pareja, no ahora.

-¿Sigues pensando en él?- Eren suspiró y se colocó la camiseta antes de voltear y observarlo -Han pasado ocho años desde que se fue, y seis de que no tienes noticias... sabes que he respetado muchísimo lo que sientes, pero me gustaría ayudarte a continuar.

-Levi llamó, Farlan.

El rubio abrió sus ojos sorprendido, entendió a lo que se refería Eren en ese instante y se sintió bastante dolido al respecto, sin embargo, le sonrió levemente.

-¿Si? ¿Qué dijo?

-Vendrá para quedarse, la próxima semana.

-Entiendo, aún quieres estar con él.

Eren caminó hacia la cama y terminó sentado en el borde de la misma, no lo miró a los ojos cuando le respondió.

-Eren necesita disculparse, con Farlan y Levi. No es lo que Farlan merece.

-Estás hablando en tercera persona otra vez- le regañó con suavidad.

-Lo siento... estoy, estoy nervioso.

-Lo sé, lo entiendo. Si crees que debes verlo para aclararte está bien, siempre lo supe de todos modos- bajó de la cama para buscar su ropa y comenzar a vestirse -después de todo, creo que me lo merezco por robarme al novio.

-No, no. Levi y yo ya no estábamos juntos. Lo siento, es solo que no puedo ser tu novio, mereces a alguien mejor.

Farlan asintió despacio y se acercó hasta depositar un beso sobre la frente del castaño.

-Si Levi no aprovecha esta oportunidad, te robaré de nuevo- Eren sonrió levemente -Ve por él, idiota.

-Gracias, Farlan.

Farlan negó varias veces y luego se rio un poco.

-Ya que, mi perro estaba bastante molesto porque la cama siempre estaba ocupada.

Eren se rio también, y luego se despidió de él para dirigirse a su hogar.
Lo sentía por Farlan, había sido un buen escape para su realidad, sentía demasiado haberlo usado. ¿Por qué le había sonreído?
Y Levi, Levi le había comunicado que estaría en el pueblo la semana entrante, no sabía como sentirse respecto a eso. Estaba feliz, porque volvería a verlo, pero también se sentía culpable. Porque él no había podido mantener su promesa, él lo había dejado solo.

-Hola Touma-. Saludó en cuanto el gato maulló desde el sillón.

Se quitó el abrigo que llevaba y acomodó la bicicleta en el rincón, suspiró pesado en cuanto se acomodó al lado de su mascota. Le dolía la cabeza, estaba demasiado cansado y confundido. No le gustaba ello, porque él siempre pensó que estaría feliz al recibir al más bajo. No que estaría sintiéndose así ¿Por qué era tan difícil?

Miró el calendario que había dejado sobre la mesita ratona, el número quince estaba marcado con un gran círculo rojo, Levi le había dicho que llegaría cerca de las tres de la tarde y él se había ofrecido a irlo a buscar en el auto de sus padres.
Lamentablemente el más bajo se había negado cuando se atrevió a confesarle que aún no estaba acostumbrado a los aeropuertos y que la última vez, se había perdido. Sin embargo, si algo era en lo que lo caracterizaba era que jamás daba un brazo a torcer, así que, había decidido sorprenderle en cuanto bajase del avión.
Pero... ¿Entonces qué? ¿Qué debía hacer cuando lo volviese a ver?
¿Debía saludarlo como si nunca hubiesen discutido la última vez que hablaron? ¿O debía disculparse primero?

Abrió y cerró sus manos por puro nerviosismo, y pronto terminó durmiéndose en el sillón, recordando la sonrisa triste, que Levi le había regalado la última vez que lo vio.

Dulce (Riren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora