Cuando termina la fiesta aparece el sentimiento de nostalgia.
Añoras los momentos que más disfrutaste,
Te toca recoger la casa en soledad mientras recuerdas las risas, los bailes, la forma de disfrutar...
En cierto modo estás cansado, pero
Sabes que al día siguiente no habrá diversión ni música, por eso prefieres irte a la cama sin haberte desmaquillado.
Mientras despides el último invitado piensas en la próxima fiesta,
Cuánto queda para volver a ese frenesí en el que se te olvida la rutina y toda su pesadez.
O simplemente te centras en el sentimiento de vacío que se te queda y decides no volver a celebrar algo así para no sentir lo mismo después.
En ambos casos la casa sigue llena de vasos con bebidas sin acabar, olor a tabaco y alcohol que más que nada recuerdan a las personas que consumían...que se han ido después de haberlo pasado bien contigo.
Se van como se marchan las estrellas fugaces,
Te ilusionas al verlas pasar, pides un deseo y se van...
Quizás ese deseo se cumpla, pero el caso es que se fueron.
Te encuentras al pie de la puerta, te frotas los ojos con cansancio provocando que se te jorobe el maquillaje que mantuviste intacto toda la noche,
Bostezas y acabas en el sillón acurrucada con una mantita cutre que no te llega a los pies.
Piensas en la pereza que te da levantarte mañana.
Cuando te lo pasas bien sabes que el día siguiente no será comparable y quizás se convierta en un día de mierda.
O quizás no sea tan malo como lo pintas,
Quizás no ha terminado,
Quizás no todo lo que sigue a algo bueno es malo, y quizás...
-Te he traído una manta más grande, me quedo contigo para ayudarte mañana a recoger todo este desastre.