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Alicia no fue capaz de apartar la mirada del editor de código, el pedazo de pizza estaba frío en su mano y las letras se empezaban a desdibujar con las lágrimas que amenazaban con volver a aparecer

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Alicia no fue capaz de apartar la mirada del editor de código, el pedazo de pizza estaba frío en su mano y las letras se empezaban a desdibujar con las lágrimas que amenazaban con volver a aparecer. Dejó escapar aire, la espalda llevaba varios minutos doliendole por la posición en la que se encontraba.

Dio un mordisco a la pizza, fría no era lo mismo. Tomó el pequeño sobre de salsa rosada que había a su lado y lo echó por encima de todo el pedazo, no quería sentir el sabor y más bien consumir toda la grasa posible para pasar la pena y sobrevivir hasta el día de entrega del proyecto, aunque también necesitaría café, más café del que solía consumir en la última semana de parciales.

Felipe bajó la pantalla del portátil, tenía el ceño fruncido y los labios apretados en una línea listos para empezar a darle otro sermón. Intentó ignorarlo, lo último que quería en ese momento era cualquier charla con intenciones de motivar o no, lo único que hacia era recordarle su fracaso.

―Creo que es hora de buscar una solución de verdad ―dijo, se sentó encima de la mesa.

Alicia no se molestó en apartar la mirada de su pizza, volvió a levantar la pantalla.

―No ―Felipe volvió a cerrarla, dejó la mano encima―. En este estado no vas a lograr nada, necesitas descansar.

―Descansaré cuando termine.

Hizo un amague para volver a abrir su portátil, pero Felipe atrapó la mano con la suya y luego la tomó del mentón, se vio obligada a mirarlos a los ojos.

―No ―Su voz era firme―. Te llevo a casa, descansas y luego hablamos de la solución a esto.

Alicia se alejó del toque.

―No existe tiempo para descansar.

―Por supuesto que sí.

―No, que tu ya tengas todo listo para graduarte no quiere decir que yo también, ¿vale?

Felipe dejó escapar un suspiro, se acercó de nuevo y le organizó varios mechones que se habían zafado de su cola.

―No me refiero a eso, lo sabes ―dijo―; pero Karen encontró una solución mientras tu olvidabas tu pizza y mirabas con ganas de llorar al visual.

Hasta ese momento no se había dado cuenta de la ausencia de Karen, por supuesto que su mejor amiga había encontrado una solución a sus problemas, siempre lo hacía.

―¿Qué es?

―Jacobo.

―¿Jacobo? ―La confusiónen su voz pareció causarle gracia a Felipe―. ¿No se graduó ya?

―Que alguien se gradue no quiere decir que desaparezca del mundo, tontita.

Alicia le apartó la mano que intentó acercarse a su rostro, detestaba cuando la llamaba "tontita", pero no importaba qué le dijera, siempre terminaba diciendole así. Colocó una mano en su pecho y lo empujó para darse el espacio suficiente para salir.

Acuerdo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora