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Alicia empezó a reírse nada más escuchar las palabras salir de la boca de Jacobo, tenía que estar bromeando, de verdad que no podía estar inventando algo más salido de una mala película de comedia romántica o uno de los libros que Karen amaba leer.
―Sabía que te reirías ―dijo, sus mejillas parecieron adquirir algo de color―. Pero es en serio.
Intentó mantener una expresión seria, tan solo para que el resto de la gente dejara de mirarlos, pero no era capaz. Jacobo de verdad había pensado que pretender salir durante todo un mes, ¡un mes de festividades! como era diciembre, era una muy buena idea.
―¿De verdad piensas que podemos hacer algo así? ―preguntó, la risa se había ido ya de su sistema―. Es un mes entero, Jacobo y actuar como pareja lleva más que solo abrazos y palabras bonitas.
Jacobo pasó las manos por su cabello.
―Mis padres te adoraron ―dijo, había una desesperación palpable en su tono―. No tenía corazón para decirles que me habías dejado, como el resto de chicas.
―Dios, Jacobo, para la fama de chico malo que te traes no tienes ni lo más mínimo de agallas.
―Mira, mis peleas y mis coqueteos casuales nada tienen que ver con romperle el corazón a mi madre.
Alicia rodó los ojos.
―¿Y cómo crees que se sentiría si tu supuesta novia es una chica a la que convences para que lo haga? ―preguntó.
―Es estúpido, ¿cierto?
―Bastante ―dijo―. Yo que creí que te había empezado a gustar, o al menos querías ser de verdad mi amigo.
Jacobo tomó un sorbo del jugo de maracuyá que había ordenado. Una sonrisa se asomó en sus labios, se inclinó un poco hacia delante.
―Vale, he mentido ―dijo. Alicia se inclinó igual que él―. La chica de la que te conté, la que me dejó...
―Sí, ¿qué pasa con ella? ―preguntó.
―Bueno, prefirió irse con uno de mis primos ―Así que era eso, Alicia evitó la sonrisa que quería aparecer en su rostro―. Y pues...
―¿Quieres darle celos o quieres mostrarle que tu también conseguiste a alguien?
Jacobo se llevó una mano al mentón, se quedó unos segundos en la misma posición con la vista fija en algo detrás de ella, luego volvió a mirarla y sonrió.
―Lo segundo, la verdad nunca me interesó del todo ―Alicia casi se ahoga con el jugo―. ¿Te sorprende?
―Parecías muy triste por eso ―dijo, se llevó una mano al pecho―. Hasta sentía lástima de ti.
Jacobo se rió.
―Por supuesto, quería que todo fuese bonito ―Empezó a jugar con el tenedor y el pedazo de volovan―. Pero Alicia, no soy tan buena persona.