4.2

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El viento me mece.

Las flores me cubren de rojo a amarillo,

y de mis amentos un péndulo cuelga

y evoca a los frutos que han de llegar.

El polen se esparce.

Mis brazos se expanden

y empiezo a danzar al son del jilguero,

de los estorninos que cubren mis ramas,

y bailo y me mezo y acuno mi alma,

junto a esa bandada que arrulla los cielos

y empluman los rayos del rey de luceros

al atardecer.

El sol cada día calienta mi cuerpo.

La lluvia me baña y te miro al pasar.

Tú niña has crecido,

ya no me acompañas con tus suaves risas,

tu cuerpo pequeño ya es de mujer,

tus juegos no traen a mi alma risas

sino la templanza de la madurez.

El árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora