Capítulo 1 : En el Almirante.

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Siempre me molesto un poco el final de Betty, recientemente la he vuelto a ver y me di cuenta que el señor Gaitán dejó un mundo de posibilidades y yo quise aprovechar y tomar una. No me malinterpreteis, para mi Betty y Armando debían acabar juntos, por que? Pues porque Betty lo amaba a él y él a ella y esa es una razón muy importante, pero creo que Gaitán no le permitió a Armando demostrar el cambio que produjo Betty en él y Betty siguió siendo la misma chica reprimida con un padre controlador y sin experiencia (de las buenas) en la vida, y no me pareció justo. Creo que Betty se merecía su libertad y vivir un poco más y luego si, regresar con su amor, porque así lo pienso yo que Armando es su verdadero amor.
Espero que puedan disfrutar de esto, que me perdonéis los errores u horrores ortográficos.
Lamentablemente es una historia en desarrollo y lo único que puedo prometer es mi entusiasmo en ella.
También que me gustan las historias eroticos así que más adelante habrá acción, si no es tu tipo de historia, ¡Huye insensato!

Capítulo I : En el Almirante.

Beatriz estaba temblando, su mano temblorosa sostenía las llaves tan fuerte que podía sentir como se metían en su piel.

Una vez más Armando Mendoza…
Después de un día de locos había logrado salir con Michel, fueron a su casa y ella le presentó a sus padres, luego fueron al Almirante a tomar una copa y seguir hablando, bueno el intentando convencerla y ella intentando distraerse.
El doctor había aparecido en algún momento, ella prácticamente no se sorprendió, en realidad le hubiera parecido más extraño que no llegara.
Habló de necesitarla, la empresa, el cuartel, los trabajadores… él. En algún momento sin saber como, Ricardo Montaner le estaba cantando una canción a pedido de él.
Luego hablaron y se enteró de donde estaba su diario. El doctor lloro y le pidió perdón. Pero esa fue la gota que colmo el vaso.
Sus más profundos pensamientos, lo que nunca confesaría a nadie, lo que solo ella y nadie más tenía derecho a saber… Armando Mendoza había profanado… igual ese diario prácticamente le pertenecía a él, cada página, cada renglón estaba regado con su presencia.
Betty gimio y nuevamente intentó meter la llave en la cerradura.
“ Que más doctor… cuanto más me hará sufrir y me humillara?”
Sentía que no podría haber salido lo suficientemente rápido de su presencia, solo quería no tener que verlo, solo quería la tranquilidad de su cama, para llorar en silencio y limpiarse una vez más.
En la salida se topo con Michel, él la vio alterada y le dijo que la llevaría, pero Betty quería estar sola.
Michel insistió y por primera vez Betty se sintió molesta con el francés.
“ Es que no puedo ni siquiera decidir si estar o no sola, es que nadie me escucha?” pensó.
- Le agradezco Michel pero me voy sola, perdóneme por favor, seguro que puede regresar en un taxi.
Michel la miro dispuesto a replicar, pero Betty alzó su mirada y él se calló.
- Esta bien Betty, no quise molestarla, solo quiero saber que llegue a salvo.
- Estaré bien, gracias. Yo le llamaré, creo que voy a aceptar su propuesta.
Michel intento decir algo, pero Betty se despidió y salió sin darle la oportunidad de volver a insistir en llevarla
“ Yo no soy una niña, porque parece que tengo que pedir permiso en cada paso que doy? No más, no más, soy una mujer adulta que no sabe nada de la vida… no más… no más”
- Beatriz!
El doctor estaba detrás de ella.
Betty se paralizó y se preparo para un nuevo round. Esta vez lo lastimaría, le haría saber cuanto lo detestaba, le diría palabras conjuradas para romperlo.
- Beatriz, no he venido a seguir insistiendo eso no, he comprendido que no tengo ya más nada que hacer… no es eso, yo… solo deme un minuto, necesito solo decirle algo más antes de que nos despidamos..
Eso no se lo esperaba.
Betty se dio la vuelta y esperó… el doctor tenía lágrimas en sus ojos y parecía un hombre derrotado. Aunque no se dio cuenta, Betty se suavizo y le extendió la única compasión de la que se vio capaz, le dio silencio y un momento más.
Armando cerró los ojos, apretó los puños y aspiro fuertemente. Abrió los ojos y la miró directamente, quería que ella viera cada gesto, que escuchara cada palabra, quizás tendría suerte y viera su sinceridad.
- Quería darle las gracias Betty, por todo lo que usted hizo por mí, por su confianza, su lealtad y su amistad, gracias por creer en mi, y por ser la persona más fiel que nunca conocí. Usted me cambió, para siempre, yo no era nada más que un tipo que no sabía donde estaba parado, he sido egoísta y orgulloso toda mi vida. Yo a usted la maltrate y la menosprecie…con usted yo aprendí la lección más dura y valiosa que nunca pensé que me tocaría, y gracias a eso ahora se quien quiero ser. Gracias Beatriz gracias, sin usted, este que ve aquí seguiría siendo el mismo hombre lleno de si mismo y que no es capaz de ver más allá de su nariz. Quiero que sepa Betty que voy a ser el mejor de los hombres, y mejoraré… por usted. Y que me esforzaré cada día para superarme y no desviarme del camino que usted me mostró. Usted será mi ejemplo a seguir. Donde sea que usted vaya, tiene que saber que hay un hombre en el mundo que estará luchando e intentado mejorar porque usted le dio la lección más importante de su vida. Gracias por eso Betty…”
Betty estaba tiesa como una estatua, podía sentir la sangre correr por su cuerpo, sus oídos zumbaban y los dedos le picaban. No podía creer lo que él le estaba diciendo.
- Esta es una nueva estrategia doctor?
Su voz sonaba extraña para ella, tenía la garganta seca y adolorida con el nudo imaginario que la presionaba.
Armando dio un paso hacia ella e hizo una mueca, miró al cielo y Betty vio como su pecho se agitaba.
Cuando hablo su voz sonaba baja y cansada, cargada de lágrimas y emoción.
- No Beatriz, no… no es ninguna estratagema, solo que me voy a ir, es la única forma, si yo continuo aquí no podré avanzar, ninguno de los dos podrá , y sin duda Ecomoda y toda la gente que la forma la necesita a usted, no a mi… usted es imprescindible e insustituible, me gustaría que terminara su periodo y que lo hiciera en paz y sin presiones, y yo no le provocó más que estrés. Así que me voy a ir y la dejaré tranquila. Por eso no quiero perder la oportunidad de darle las gracias y que usted sepa todo esto. No pido nada más que me crea en ésto, solo eso… la amo Beatriz, yo a usted la amo, profunda e intensamente. Y como la amo quiero que sea feliz y yo no la hago feliz. La amo Betty.”
Armando dio un paso más y estaba tan cerca que prácticamente la abrazaba. No se pudo resistir y lo hizo.
Betty se dejó, aspiro su aroma y se lleno de el para guardarlo en su memoria.
“He aquí un recuerdo que quiero guardar para siempre, presta atención Betty, no te pierdas ningún detalle de este momento”
El calor del cuerpo del doctor la tranquilizó y a pesar de todo confío en él en sus brazos y no protesto.
Armando beso su pelo una, dos, tres veces. La estrecho fuertemente y suspiro.
Lentamente la dejo ir, y Betty se sintió desvalida pero renacida. Una despedida un cierre con él.
El doctor retrocedió y sonrió tristemente.
- Sea feliz Betty. Yo… puedo pedirle una última cosa?
Betty asintió.
Don Armando metió las manos en sus bolsillos y dio otro paso atrás.
- Beatriz si alguna vez usted y yo nos volvemos a encontrar, le pediría demasiado que me dejara acercarme a usted, saludarla?... Pido mucho Betty si usted no actuará como si yo no existiera? Me muero de miedo, me aterroriza pensar que si bien ahora usted no me ha perdonado, no por favor, se que me ha dicho que si, pero no es un perdón completo y usted lo sabe. Pero lo que quiero decir es que es mi mayor deseo que llegue un día que usted no piense en mi con resentimiento y como lo peor que le pasó en la vida… sería posible?”
A lo lejos se veía un grupo de chicos reunidos, estaban riendo y hablando a los gritos, todos ellos ajenos al mundo y sus problemas.
“ Yo nunca he vivido eso, no es hora de que lo haga?”
- Don Armando, puedo prometerle que si alguna vez nos volvemos a ver yo… no le arrancare los ojos”
Don Armando abrió mucho los ojos y se quedó paralizado, Betty lo miraba fijamente.
Lentamente un mueca se empezó a dibujar en la cara de cada uno y en un instante se estaban riendo como esos adolescentes en la esquina.
Armando se fue tranquilizando hasta que solo quedo en el una sonrisa media.
Betty lo miró intensamente, deseando grabar para siempre esa imagen de él en sus retinas. Ella también lo amaba, él la lastimó pero ella lo amaba igual. Le pidió a Dios que lo cuidara y que también le dejara ser feliz.
Se dio la vuelta, sus manos ya no temblaban, metió las llaves abrió el auto y unos momentos después veía por el retrovisor la silueta de aquel que se había convertido en su mundo hacia un tiempo. Cuando ya no lo pudo ver más, sólo quedó mirarse ella.
“ Y tu Betty? El dijo que ahora sabe que clase de hombre quiere ser, pero y tu Beatriz? Que clase de mujer quieres ser?”
Betty sonrió con ganas y con fuerzas, dentro suyo esa niña que quería ser una aventurera y que oculto durante muchos años le pidió salir, y ella la dejó.
-Beatriz Pinzón Solano, vas a tener que reconocer que tú ya no eres la misma, y creo que es hora de que crezcas y vivas tu vida… creo que lo primero es que tengas una charla con tu estricto padre.
La noche se presentaba clara y estrellada, a lo lejos una brisa se levantaba y limpiaba el aire de una ciudad llena de vida que no paraba de cambiar.

Un tiempo después. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora