Capítulo 05

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 Querido diario imaginario…

  ...me gustaría saber cómo fue que me metí en este lío… ¡Oh sí!, No, la verdad, no me arrepiento de haber salvado a vaan. Pero debí de haberme aferrado al suelo con mis uñas para no ser abducida por esa maldita columna de luz.

  ¿Por qué ©hiπg@d0$ no aparece ahora?...

                                                            🌟. ⭐. 🌟

  Según las memorias de Isaac dornkirk, el emperador era un hombre de mediana edad cuando llegó a gaea y aterrizó en zaibach. De eso hacía 400 años, el anciano era una leyenda viviente. ¿Cómo seguía con vida? Quizá folken lo sabía con exactitud.

  ¿Esta muchacha provenía de la luna de las ilusiones? ¿Tendría el mismo ingenio y destreza que su emperador? Dilandau lo dudo. Pero aún así era impredecible y valiosa… y era su rehén.

   Dilandau sonrió maliciosamente y una carcajada brotó de su garganta haciendo que Hitomi se estremeciera. La rubia se quedó inmóvil por temor a desencadenar alguna reacción en el albino.

   Se sintió más nerviosa cuándo el armatoste se detuvo en el aire, estaban flotando en medio del océano sin nada debajo de sus pies que que asegurará romper su caída y evitar su muerte segura. Trato de tragar saliva pero tanto su garganta como labios estaban secos.

  Un chirrido detrás de ella la puso intranquila, era la rendija de la cabina, vaan no debió de haberla dañado tanto pues el loco aún podía usarla.

  Pero aún así, el golpe recibido por vaan le impedía abrirla en su totalidad. Del interior escuchó una serie de improperios y lo escucho llamarle a su muy gentil manera.

  - ¡Oye tú, Amante de Allen! ¿Provienes de la luna fantasma?- preguntó el soldado. Desde el interior de la cabina, su voz era calmada. Tan calmada, que si sus subordinados lo escucharán, se encogerian de miedo al presentir que algo andaba muy mal y se esconderían para evitar ser el objeto de su atención.

  Hitomi sin embargo, aún ignoraba que tan inestable podría ser este muchacho. La chica no reaccionó ante la pregunta de Dilandau. Lo que le molestó fue el título otorgado por este y así se lo hizo saber.

  -¡No soy la amante de nadie ni tengo nada que ver con Allen schezard!- le gritó ella enojada y siguió - sí estábamos ahí, era por necesidad.-

 - ¡Tú vienes de la luna fantasma!- dijo él, ahora con arrogante seguridad -¿No es así?- preguntó en un tono burlón. La muchacha no respondió y él se mostró impaciente -¡RESPÓNDEME!- le ordenó impaciente.

   Hitomi volvió el rostro tanto como pudo para dejarle ver solo el perfil. La chica le respondió de manera orgullosa le contestó con una seguridad que no poseía del todo…

- No me importa que me dejes caer, no te diré nada.- aseguró ella y Dilandau sonrió con inocencia. Ahí fue donde Hitomi se golpeó mentalmente al recordar con quién estaba hablando y se estremeció al saber lo que había hecho.

  El adolescente movió una palanca y el metal maleable de volvió líquido, un hoyo se abrió debajo de Hitomi para dejarla caer al vacío.

   El pánico se apoderó de Hitomi mientras está caía al vacío, sujetaba con fuerza su pendiente mientras recitaba todas las oraciones que pudo recordar, pero lo único que le venían a la mente eran groserías. Nunca había tenido una verdadera educación religiosa, su abuela paterna era cristiana pero en su familia los habían educado con creencias shintoistas y una mezcla del budismo.

Destinos Torcidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora