15. Empiezo a dudar

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—¿Me mandaste a llamar?

SeokMin ingresó con una pregunta hacia la oficina del presidente del consejo estudiantil. SeungCheol asintió enseguida: no lo miró y siguió con sus papeles. Al pasar de los segundos, le pidió con un ademán de mano, que caminara y se sentara.

—Te has desaparecido —comentó Cheol, cuando SeokMin se había sentado luego de cerrar la puerta—. He estado preguntando por ti y te he ido a buscar, pero al parecer te escondes.

SeokMin aclaró su garganta. No podía ser demasiado sincero con el presidente, debía tener cuidado con lo que decía o hacía, porque en todo caso ahora SeungCheol era más o menos como un enemigo.

Después de ver la manera en la que trató a JiHoon, su pensamiento sobre él cambió. No dudaba en que era una gran persona, pero, a raíz de cualquier cosa que se le escapara de las manos, podría ser muy malo; incluso con alguien que se suponía y «amaba».

JiHoon estaba sufriendo mucho, pero a él parecía no dolerle en lo absoluto: estaba tan tranquilo mirando sus papeles, creyendo en lo que quería creer y haciendo oídos sordos hacia lo que debía escuchar.

—Estaba ocupado.

—¿En qué?

Una vaga idea de que quizá sospechaba sobre ellos se le asomó en la cabeza. ¿Podía ser capaz de saber que ayudaba a JiHoon? Era una posibilidad, pues SeungCheol era el presidente y el resto siempre serían sus ojos y oídos. Tuvo algo de miedo al pensar en que tal vez le negara apoyar a JiHoon, aunque también caía en la razón de que eso sería muy cruel y que no era una guerra para empezar.

—Tareas pendientes, tengo que cuidar el laboratorio después de las clases como ayudante de cátedra.

—Es extraño —a SeokMin le comenzaba a molestar el hecho de SeungCheol hablara sin mirarlo—, justamente el maestro ha venido a preguntar las razones por las que te has ausentado durante esta semana.

Ahora no cabía duda de que estaba en aprietos.

—He tenido problemas que resolver.

—¿Qué problemas?

—Prefiero guardarlos para mí, SeungCheol.

La mirada de SeungCheol por encima de sus lentes lo golpeó como una gran ventisca, envolviéndolo entre el nerviosismo en cuestión de segundos y haciéndolo caer en cuenta de que para mentir él no servía.

—No sueles hablarme así —dijo—. Está bien, respeto que no quieras decírmelo.

—Gracias.

—Sin embargo, me parece que estás olvidando mucho tu lugar en la institución. Sabes muy bien en el pleito que nos encontramos gracias a la apuesta de JeongHan y SoonYoung. Todos están dejándome solo con esto y se supone que deben ayudarme.

—Lo lamento.

—Trata de vaciar tu agenda y volver a lo que realmente debes de hacer. Y me refiero a volver conmigo y a tus tareas como estudiante.

—Está bien.

—No creas que me he tragado el cuento de que tienes trabajos pendientes, existe algo más que no deseas contarme y comprendo, pero, deja eso que te está consumiendo demasiado. ¿De acuerdo?

SeokMin se quedó en silencio, aún atontado por lo que había escuchado. Lo único que estaba consumiéndolo demasiado tenía nombre y apellido; Lee JiHoon.

De una manera indirecta, ¿le estaba pidiendo que se alejara de él?

—¿No dirás nada, SeokMin?

PLEDIS SCHOOL 2: VOLVAMOS A EMPEZARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora