25. Amistad en tiempos de caos

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—SeungCheol. Levántate, por favor.

La voz que escuchó no fue muy común, por ello, frunció su ceño aún con los ojos cerrados, intentando volver a su profundo sueño; hasta sintió la luz golpear a sus párpados y un sin número de manos empujándolo de un lado a otro.

—¡SeungCheol! ¡Despierta!

—Debe estar cansado, pobrecito.

—¡Levántate!

Fue ese el último grito, antes de recibir un golpe en el estómago que lo dejó sin aire y por supuesto, lo hizo abrir sus ojos. Miró con enojo a su tan sorpresiva alarma y fue JiHoon quien le sonrió con algo de culpa y nerviosismo.

—Lo siento, es que no te levantabas.

—No nos casaremos si es así como pretendes levantarme todas las mañanas —comentó, sobando su abdomen con una mueca—. ¿Practicaste boxeo acaso?

Entre su suspiro, pudo darse cuenta de que no estaban solos, incluso pudo notar que aún estaba todo oscuro y pareció demasiado raro para él. Tenía a todo su grupo en la habitación, con pijamas de colores, observándolo de manera curiosa y algo preocupada. Realmente la curiosidad lo inundó, no entendía qué hacían sus amigos echándole un ojo a su descanso.

¿Seguía soñando?

—¿Qué hacen ustedes aquí?

—A Dino le duele el estómago —Jun dijo frente a él—. Lleva unas horas así y no sabemos qué hacer.

SeungCheol buscó inmediatamente al menor y este estaba sentado mirando hacia el suelo desde la cama de WonWoo, encogiéndose por segundos. SeungCheol no dudó en levantarse de la cama con apuro y caminó hacia él.

—¿Qué pasó Dino?

—N-No lo sé...

—Quizá necesite algún té para poder calmarlo —SeungKwan sugirió—. Parece que necesitamos ir a la cafetería del edificio.

—¿Y por qué no lo llevaron allá desde un principio? —el líder miró al grupo con enojo—. ¿Qué hora es?

—Son las cuatro de la mañana.

SeungCheol botó aire con algo de pesadez.

—¿Puedes prestarnos las llaves de la cafetería? —preguntó JeongHan—. Sé que tienes una copia, SeungCheol.

—JiSoo también tiene una copia.

—Es cierto, pero la perdí —el castaño se defendió enseguida, aunque claramente la vergüenza lo invadió—. Realmente no sé qué pasó, hasta la noche de ayer, las tenía. Estuve revisando y no están.

PLEDIS SCHOOL 2: VOLVAMOS A EMPEZARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora