Cuento 22: Espejo

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En una noche fría de navidad, algo se puede ver a través del espejo. Kibum no está borracho, ¿qué es lo que pasa esa noche que la hace especial?

PD: puede ser que esta historia despierte ciertos sentimientos en ustedes. Despertó muchos en mí cuando lo creaba. Por favor, sean libres de expresarse y hablar. Siempre estoy a las órdenes.

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—¡Feliz navidad!

Las copas se alzan en el aire mientras la familia y amigos se abrazan en aquel cálido living. El sonido de un piano hace que el lugar se llene de una pequeña magia imperceptible llamada arte.

Kibum había decidido aprender a tocar aquel instrumento cuando la pérdida física de Jonghyun había caído sobre sus hombros. Ahora, mientras sus dedos se desplazan por las teclas, levanta la mirada para ver cómo sus amigos se acercan con sus copas para abrazarlo y llenarlo de besos que se esfuerza por evadir, aunque sabe que es lo que más necesita.

Sus ojos recorren el cuerpo de sus tres amigos mientras estos ríen por algún chiste que no alcanzó a oír, pero que a juzgar por el rostro de Minho no fue tan gracioso, pero Jinki y Taemin no pueden contener la carcajada.

Cuando termina de tocar la pieza aleja sus manos del frío teclado y se permite sobar sus manos. ¿Hace cuánto tiempo estaba en esa posición? El calor no había llegado a ellas como hace tiempo no llegaba a su corazón.

Se pone de pie y deja que su abrigo negro caiga casi hasta el suelo. Se ha levantado para saludar al resto de invitados. Se siente un mal anfitrión, aunque sabe que nunca fue uno realmente bueno. Solo había decidido festejar en su casa para no tener que alejarse de su lugar seguro.

Avanza saludando a todos y dejando una sonrisa sincera. Sonreía más a menudo, de aquello no había ninguna duda. Pero esas festividades siempre movían una parte importante de su corazón, y nunca era lo suficientemente fuerte para poder disimularlo.

Llega a la mesa y se sienta justo cuando su padre llega con el platillo principal para que todos comiencen a comer. Entre risas, cuentos y anécdotas, la noche comienza a transcurrir serena, mientras la nieve cae despacio afuera, y Kibum la observa.

Recuerda aquella navidad que Jonghyun estaba tan ebrio que no quería entrar a la casa, y Kibum tuvo que quedarse con él a hacer muñecos de nieve. O aquella vez que Taemin le lanzó una bola a Minho pero cayó en la cabeza de Jonghyun, pero este último pensó que la había lanzado Kibum: la mejor guerra de nieve que habían tenido.

—O cuando Jonghyun tiró la estrella del árbol y no alcanzaba a colocarla de nuevo.

La voz de Minho irrumpió sus pensamientos y quitó la vista de la ventana para encontrarse con los grandes ojos sonrientes de su amigo. Ellos también estaban contando anécdotas de navidad. Se había sentido egoísta por no compartirlas, pero sonrió y rio un poco cuando Minho recordó aquel día.

La noche tranquila finalizó cuando todos volvieron a casa, y Kibum quedó solo con su copa y la tenue luz de una chimenea que va consumiendo los leños poco a poco. Su rostro se ilumina cuando alguna chispa saltarina se escapa de la madera. Cierra los ojos cansados. Suspira y los abre. Se dirige hacia el árbol para mirar las fotografías que de él cuelgan. Visualiza su foto con Jonghyun, bebe lo que queda de la copa y se encamina hacia su habitación.

Sus pasos se escuchan en la inmensidad del silencio y lo llevan hacia su recámara. Avanza por al lado del espejo pero algo lo hace detenerse. Camina sobre sus pasos sin voltear a ver el espejo de frente. Por el rabillo de su ojo observa que aquella silueta no es la suya, su abrigo negro no se refleja allí, sino por el contrario, una campera de cuero. Cierra los ojos con fuerza y sacude la cabeza antes de caminar más pasos hacia atrás y emprender la retirada hacia delante, hacia su cuarto.

Pasa nuevamente y, para su sorpresa, ve la campera en lugar de su abrigo. Lejos de asustarlo, aquello le genera ira. ¿Tan viejo estaba ya para no aguantar unas copas de alcohol? Con su mano libre de la copa, coloca sus dedos en el caballete de su nariz, cierra sus ojos, da dos pasos hacia atrás. Voltea manteniendo la pose. Abre los ojos.

La copa cae al suelo. El estallido rompe la tranquilidad de la casa. Allí, en el espejo, ya no ve su reflejo. La cara de un muchacho de cabello blanco como la nieve le sonríe. Kibum se acerca al espejo y su supuesto reflejo se acerca también. Kibum lleva las manos a su rostro, y al mismo tiempo, el reflejo, manteniendo la sonrisa, imita el mismo gesto.

Kibum sabe que no luce de esa manera, y que aquel reflejo no es el suyo. Aquella imagen es la de Jonghyun. La cara de sorpresa que ha puesto ha despertado la sonrisa en el reflejo y lo saluda con una mano. La sonrisa, antes graciosa, se convierte en una seductora y una guiñada hace que el corazón de Kibum se acelere.

Jonghyun levanta su mano y la apoya sobre la superficie. Kibum se apresura a imitarlo. Colocan la otra mano e instintivamente, acercan su frente hacia el límite. Sabe que es imposible, pero a Kibum le parece oír la respiración ajena, y sentir el latir del corazón lejano. Siente, sin saber cómo, que el otro levanta la mirada y sonríe antes de comenzar a balancearse de izquierda a derecha para bailar música imaginaria con su pareja.

No saben cuánto tiempo llevan bailando el sonido del silencio, pero Kibum suelta un «te amo» en susurros, mientras una lágrima se escapa de su mejilla. Jonghyun, quien llora también, intenta secar su lágrima atravesando el espejo, pero no puede. Por lo que limpia la suya propia y Kibum lo imita, despertando la sonrisa de los dos.

«Te amo» articula la imagen del espejo. Imitan la posición inicial. Ambas manos se posan sobre la superficie que los divide y unen sus frentes mientras aquel calor recorre inexplicablemente el cuerpo de Kibum. Ambos cierran los ojos mientras los envuelve el silencio. Completa oscuridad.

Kibum abre los ojos de golpe. Está en su cama. Revisa su celular: ya no es navidad. ¿Había sido un sueño aquello? Se apresura a alejar sus sábanas blancas para correr hasta el espejo. Puede observar la copa rota, y se tranquiliza por saber que aquello ha sido real. Con cuidado, se acerca al espejo, solo para comprobar que ve el reflejo de un rostro cansado, el suyo. Analiza el espejo como si no lo hubiese visto nuca. Lo toca, lo observa. Apoya su frente sobre el cristal y cierra los ojos. Los abre cuando siente que el calor vuelve a su cuerpo, solo para ver escrito en una esquina del espejo: «J+K».

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora