Cuento 15: El arpa

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Irrumpe en la habitación cuando escucha un sonido que se esparce por la oscuridad de aquella noche de julio. El cielo se recubría de estrellas y el clima húmedo hacía que las calles se rodearan de un calor de aquellos que anuncian tormenta. Dentro del colegio, el frío se siente en cada parte de su cuerpo.

—¿Jonghyun, estás aquí?

La voz del muchacho que ha abierto la puerta de un salón aleatorio retumba en el silencio. Vuelve a sentir un sonido y cierra la puerta. No le gusta jugar a las escondidas, menos cuando han decidido cumplir la pequeña fantasía de entrar a la secundaria en la noche.

En aquel pueblito alejado, donde había pocos autos, las salas de cine se reducían a una, no había un centro comercial, y predominaba una población de ancianos, la máxima diversión que podían tener dos jóvenes enamorados era romper las reglas.

Aquel día, Jonghyun había dejado una nota en la ventana de la casa de Kibum: "vamos a escabullirnos en la secundaria, a las 22:00. Hay que cuidarla mientras no está. Quien llegue primero gana". Ese desafío había hecho que, en la noche, Kibum se escapara por la ventana de su cuarto hacia el lugar pactado.

La luz de una linterna que había podido observar por la ventana lo había hecho darse cuenta de que había perdido. Trepó las rejas con agilidad y saltó hacia el otro lado. Recordaba haber hablado con su novio sobre una ventana defectuosa y aquella sería su entrada. Escondiéndose entre algunos arbustos que rodeaban el edificio, evitando que cualquier curioso pudiera verlo, llegó a la ventana, solo para confirmar que estaba abierta y sostenida por un palo.

—Maldito enano bonito —susurró ante la inminente derrota.

Se encontraba recorriendo los pasillos. El chico había tenido el descaro de comenzar a tocar un instrumento. ¿Dónde podía estar? Kibum se golpeó mentalmente al darse cuenta de que solo había un lugar posible.

Corrió hacia la puerta del salón de música y la abrió por completo. Su novio se hallaba completamente introducido dentro de su música. El chico había dejado su linterna sobre el piano y la había posicionado de tal forma que le permitiera tocar el arpa. Kibum se halla de pie contra el umbral y lo miraba tocar.

—¿Algo que no sepas tocar?

La voz de Kibum no hizo que el chico se detuviera, solo provocó una risita y negó con la cabeza.

—Sé tocar muchas cosas, y lo que no sé, lo aprendo.

Levantó su rostro hasta encontrarse con la bonita figura de su novio apoyado en el marco de la entrada del salón de música, le dedicó una guiñada y dejó de tocar para ir a su encuentro.

—Sabes, Jjong, me intriga saber cómo llegaste tan rápido.

—No había gente en mi casa que me preguntara "¿a dónde vas?".

—¡Eso es trampa!

—En la guerra y en el amor todo se vale, dicen por ahí.

Kibum le enseñó la lengua y sonrió al instante. Se quedaron parados observándose ante la tenue luz de la lejana linterna.

—¿No sientes frío? —Jonghyun se abrazó para darse calor.

—Un poco. Además, creí que esto sería un poco más difícil.

—Entrar es fácil. Lo difícil será evadir al fantasma de la señora Song.

—Es... Eso es mentira. —Kibum buscó los ojos de su novio.

—Claro que no, si hasta la vi. Le falta la cabeza.

—¡No quieras asustarme, enano!

—Hey, que te has asustado solo. —Comenzó a reír solo por haber logrado asustar al otro. —Ven, vamos a recorrer esto.

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora