Cuento 23: Rostro

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Si Kibum alguna vez hubiera pensado que estaría en esa situación, probablemente se hubiera reído. No podría si no burlarse de todas las personas que le hubieran sugerido que eso alguna vez podría pasarle.

Pero contra todo pronóstico allí estaba, con la mano temblorosa esparciendo la pintura sobre el lienzo. Tomando el pincel como si hubiera olvidado los años de experiencia que tenía. Apartaba su mirada de vez en cuando, solo para ver con ojos tímidos al muchacho que estaba sentado sobre el taburete, vestido con ropa deportiva, con sus cabellos enmarañados y con la somnolencia marcada en su rostro.

—Kibum, ¿puedo ir al baño?

—Te dije que no ibas a poder moverte hasta que terminara.

Los ojos del artista se mueven del modelo a su proyecto. Se asegura de no mantener su mirada posada tanto en él, aunque siente el deseo de hacerlo.

—¿Y puedo comer?

—¿¡Qué no puedes quedarte quieto!?

—No, me tienes hace horas sin moverme.

—Solo estoy pintando tu rostro.

—¿No puedes tomar una foto y ya?

El silencio se hizo presente en el lugar.

—Sabes que lo prefiero así...

—Lo sé, Kibummie, es una broma.

Si había algo que le gustaba a Jonghyun era molestar a Kibum para hacerlo enojar. Le gustaba más que el café en la mañana, y eso era decir mucho.

—Ya estoy terminando.

Se tomó el tiempo para apreciar los últimos detalles que le había añadido la pintura, la apreció de todos los ángulos que pudo. Llamó a Jonghyun para que viniera a apreciarla. Bajó de un pequeño salto del taburete y se dirigió al encuentro de Kibum. Lo rodeó con sus brazos por la cintura y apoyó con delicadeza su cabeza en el cuello ajeno.

—Quedó... igual a mí.

—Cumplí el objetivo entonces.

—¿Por qué me pediste que me levantara de la cama?

Jonghyun acariciaba el cuerpo de Kibum con ternura, mientras la piel de Kibum se derretía ante el contacto.

—Tuve un ataque de inspiración.

La pequeña risa de Jonghyun en el cuello de Kibum le causo cosquillas.

—¿Y qué te inspiró precisamente?

—Tu rosto. No sé por qué, pero siento paz cuando te miro.

Jonghyun soltó el agarre de Kibum y este volteó a verlo. Si Kibum alguna vez hubiera pensado que estaría en esa situación, probablemente se hubiera reído. No podría haber admitido que estaba enamorado.

—Te amo, Jonghyun.

Si había algo que le gustaba a Jonghyun era molestar a Kibum para hacerlo enojar. Le gustaba más que el café en la mañana, y eso era decir mucho. Pero si había algo que le gustaba incluso más, que amaba más, eso era sin dudas Kibum.

—Te amo, Kibum.



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¿Cómo han estado? Tanto tiempo.

Espero que estén bien, a pesar de la cuarentena y la lejanía de las personas que queremos.

Mi amor hacia una persona inspiró esto. Quizás no tenga ni pies ni cabeza, como dicen por ahí, pero lo leo y es exactamente lo que siento.

Si se sienten solas, solos, por favor, no duden en escribirme. Les presto un hombro para los momentos difíciles.

No salgan de casa, vamos a cuidarnos.

Nos leemos pronto

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora