Cuento 26: Ruido

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Nuestra historia comienza una tarde oscura, en un edificio que se ubicaba entre unas calles del centro de la ciudad. Kim Jonghyun, un joven de 20 años, había tenido un día agotador en el trabajo, por lo que decidió tomar el ascensor para llegar al último piso, al suyo, al quinto. Abrió la puerta y tiró de la reja para adentrarse en el elevador. Cerró la puerta, luego la reja. Apretó el botón que decía “cinco” y sintió que comenzaba a moverse. Apoyó su espalda en la pared y volteó a verse en el espejo. Llevó las manos hacia su rostro, se acercó más a su reflejo para observarse mejor y se tocó la cara con delicadeza por miedo a que pudiera romperse. Su rostro pálido estaba adornado por unas ojeras enormes que se encontraban un poco ocultas por sus anteojos de pasta negros. Pasó su mano por su pelo blanco en un intento de arreglarlo un poco, pero fue en vano, ese día estaba rebelde. 

Su estado de agotamiento era producto de su esfuerzo por salir adelante. Se había ido de casa por problemas con su familia, había podido conseguir un trabajo y mantenerse, pero combinar estudio con trabajo era algo realmente estresante, y eso aumentaba cuando faltaba un mes para la prueba de ingreso a la universidad. Sus días pasaban de la oficina al apartamento para estudiar, aunque también iba al gimnasio. Jonghyun, lejos de ser un chico rebelde, era un chico muy apegado a las normas, eso se debía a su constante obsesión por el orden, el orden le daba seguridad y confianza, el desorden, como imaginarán, todo lo contrario. Por eso, tenía una rutina muy bien estudiada y que cumplía siempre con éxito. 

Ese día, martes, Jonghyun estaba listo para ponerse a estudiar al llegar a casa, había planeado la cantidad de hojas que debía leer en el día para no atrasarse con su plan de estudio. Cuando el ascensor se detuvo, Jonghyun salió de allí tiró de la reja para pasar y luego tiró de nuevo para cerrar, no sin antes comprobar que la reja hubiese quedado bien cerrada. El piso tenía tres apartamentos, el suyo era el 503, el 502 estaba desocupado y el 501 estaba ocupado por un chico llamado Minho, a quien había conocido en el trabajo y este le había contado sobre el apartamento. El 501 y el 503 estaban enfrentados. 

Sacó el manojo de llaves del bolsillo del pantalón y abrió la puerta: silencio. A Jonghyun le gustaba su apartamento, era lo suficientemente espacioso para él y siempre intentaba mantenerlo lo más limpio posible.

Caminó hacia el living con su mochila en la espalda. Se dirigió hacia la gran mesa que tenía en el living. Era grande no porque esperara que viniera mucha gente, sino porque había espacio para colocar todos sus cuadernos y lo que necesitara para estudiar. No era un muchacho con muchos amigos, solo contaba con dos, y su familia no lo visitaría.

Luego de sacar todo lo necesario de su mochila y dejarlo en orden sobre la mesa, se dispuso a abrir el libro en la página en la que se había quedado. Un post it pegado en la página le recordaba con su propia letra los objetivos que debía cumplir esa noche. Quitó el adhesivo y lo pegó sobre la mesa. Comenzó a leer.

Cuando estaba a punto de concretar una idea algo sucedió: un ruido ensordecedor comenzó a salir de algún lado.

-¿Qué es eso? -preguntó en voz alta

Negó con la cabeza, quizás se había equivocado, ya pasaría. Minho, el muchacho que vivía en el mismo piso  jamás había reproducido música tan fuerte, se respetaban mucho y hasta se habían ayudado un par de veces. No consideraba a Minho como un amigo porque nunca se había dado la chance de conocerlo mejor.

La música paró y suspiró aliviado. Puso su lápiz sobre la hoja, y cuando, iba a comenzar a escribir, el ruido comenzó nuevamente. Rompió la punta de su lápiz del susto. Inhaló, exhaló. Quizás Minho había traído alguna visita y estaban pasando un buen rato, ya se irían. 

Pero el ruido seguía sonando y la concentración de nuestro amigo Jonghyun era nula, por lo que decidió ir a hablar con su vecino. En su mente iba planeando todo lo que diría a medida que se acercaba a la puerta: qué diría, con qué tono, cómo respondería si el otro se enojaba.

Con todos los pensamientos que tenía, no se había dado cuenta de que ya estaba frente a la puerta del 501. Tragó saliva. Golpeó. Alguien abrió. Un joven que aparentaba su edad se encontraba con la mano en el pestillo de la puerta. Llevaba una sudadera azul y la capucha puesta sobre su cabeza.

-T… tú no eres Minho

-Qué observador -el muchacho habló con una voz monótona, casi aburrida.

Apoyó la espalda en el marco de la puerta y observó a Jonghyun. Esto hizo que el chico de cabello blanco se sintiera más nervioso. Acomodó sus lentes, decidido a plantear su queja.

-B… bueno, seas quien seas…

-Soy el hermano de Minho, Kibum. Si quieres hablar conmigo puedes empezar por saber mi nombre.

El chico seguía con su voz monótona, pero su mirada era desafiante.

-Bueno, Kibum, hermano de Minho, te solicito que por favor bajes el volumen a tu ruido.

Kibum soltó una risa fingida:

-¿Disculpa? ¿No sabes lo que es la buena música? -su voz había subido un poco el tono.

-A mi apartamento solo llega ruido.

-Son las -Kibum sacó su celular del bolsillo de su sudadera y miró la hora- ocho de la noche, es temprano, no puedes estar durmiendo. 

Con un movimiento rápido, Kibum volvió a guardar su celular.

-Interrumpes mi hora de estudio.

-Bueno, tu interrumpiste la mía.

Jonghyun se quedó pasmado abría la boca para decir algo pero luego la cerraba. Pensaba nuevamente, abría la boca, volvía a cerrarla. Kibum seguía sus movimientos con la mirada y una sonrisa a punto de convertirse en risa.

-No puedes estudiar con tanto ruido -habló por fin.

-No puede ser -dijo Kibum riendo estrepitosamente-, ¿de verdad pensaste tanto para decirme eso?

-Quizás.

Kibum volvió a reírse y lo miró a los ojos.

-¿Qué estudias?

-¿Por qué quieres saber eso?

-¿Por qué no? ¿Es confidencial acaso? -levantó una ceja.

-Estoy estudiando para entrar a la carrera de odontología.

-Qué interesante, realmente interesante… -dijo mientras miraba a Jonghyun de arriba hacia abajo.

-¿P… por qué te parece interesante?

-Ya no te pongas nervioso conmigo. Lo interesante es que estudiamos lo mismo.

-¿De verdad?

-Claro, ¿por qué mentiría?

-Pues… pues entonces, sabrás que esto es difícil.

-Ninguna carrera es fácil.

-Sí, lo sé. Pero, ¿puedes por favor bajarle el volumen?

-Deberás aprender a estudiar con el ruido, Jonghyun.

Kibum sonrió y cerró la puerta, dejando a Jonghyun desconcertado frente a ella. Estaba intentando entender lo que había sucedido cuando la puerta volvió a abrirse.

-Si te preguntas cómo sé tu nombre eso es fácil, eres el muchacho joven y lindo que vive en frente. Minho me habló sobre ti.

La puerta volvió a cerrarse y Jonghyun pudo sentir esta vez el ruido del pasador.

-¿Lindo? -preguntó Jonghyun al aire cuando las palabras tuvieron sentido en su cerebro.

-Eso lo agregué yo, no lo dijo Minho -respondieron al otro lado de la puerta.

El calor subió por las mejillas de Jonghyun y se fue a su apartamento. Cerró la puerta tras de sí, trancó  con las llaves y apoyó su espalda intentando entender lo sucedido. El corazón le latía con fuerza y en su cabeza estaba la sonrisa del muchacho grabada a fuego y eso hizo que se dibujara una igual en su rostro

Pero la música comenzó a sonar nuevamente:

-Maldito -dijo en un susurro.

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Me acordé que tenía esto por ahí. Y lo traje.

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora