Cuento 9: El errante vagabundo

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Dicen que en las noches frías, un espíritu se encarga de juntar a las almas que necesitan un poco de amor, para darles el calor que les falta en sus vidas. Este espíritu es llamado por muchos como el errante vagabundo. ¿Por qué? Bueno, al espíritu le encanta tomar la forma de un vagabundo: pantalones sucios y rotos, una campera lila con manchas de pintura y rota, un gorro de lana maltrecho y unos guantes rotos en la parte de los dedos. A su sonrisa le faltan casi todos los dientes, su barba gris tiene pequeños rastros de algo que nadie quisiera averiguar, y va acompañado de su fiel amigo Cupido, un espíritu de un perro que decidió caminar con él un día y que se quedó con él para siempre.

El errante vagabundo no toma almas cualquiera, él lo piensa muy bien antes de saber a quiénes unirá en la noche más fría de la semana. Él había estado viendo a un joven muchacho que suspiraba pesadamente a las afueras de un gran hospital. El errante vagabundo casi no lo veía fuera, pues el muchacho pasaba casi todo el día cuidando a su mamá que estaba muy enferma. En forma de espíritu, subía hacia la habitación donde se encontraba el muchacho y lo veía con una gran sonrisa atendiendo a su mamá, que le demandaba la mayor parte del día y que le hacía restar tiempo para sus otras actividades que no podía descuidar. Averiguó que su nombre era Jonghyun un día en que alguien gritó su nombre.

El errante vagabundo estaba convencido de que ese muchacho era el indicado, pero Cupido no estaba tan seguro, por lo que decidieron hacer una de las pruebas para examinar la bondad de Jonghyun. Cupido se hacía el herido y El errante vagabundo se acercaba luego a decir que era su perro, ¿cómo reaccionaría Jonghyun ante el perro malherido y su dueño?

Jonghyun salió a las afueras del hospital a tomar aire, cuando Cupido salió a hacer su gran acto. El errante vagabundo reía detrás de la pared donde espiaba, creía que el perro exageraba mucho al actuar, pero Jonghyun de inmediato se agachó para poder ayudar al pobre perro con su "pata rota".

El pobre muchacho miraba hacia todas direcciones, ¿quién podría dejar a un perro en ese estado? En ese momento, el vagabundo se acercó y le dijo que el perro era suyo, que un auto lo había empujado cuando corría a su encuentro y que luego había huido. Jonghyun le dijo que podía acompañarlo hasta un veterinario, El errante vagabundo le agradeció el gesto, pero le comunicó que no tenía dinero. Jonghyun negó con la cabeza muchas veces, le comunicó que él le pagaría todo.

El errante vagabundo le sonrió con sus pocos dientes al muchacho y le transmitió unas palabras de seguridad que a Jonghyun le hizo pensar que hallaría la forma de cuidar al perro. Muy agradecido con el muchacho, el vagabundo se despidió agitando la mano y dobló hacia la esquina donde se había escondido la primera vez. Cupido tuvo que admitir su derrota ante tal acto de bondad, por lo que solo restaba encontrar a la otra alma.

Y fue así que, al otro día, El errante vagabundo se encontraba en la noche sentado esperando a Cupido quien, otra vez, había salido persiguiendo a un gato y que, probablemente, se había perdido en el camino. El errante vagabundo estaba sentado en las escaleras de un edificio abandonado, cerca del hospital. Tenía su cabeza apoyada en las palmas de sus manos y suspiraba pensando en el alma que desearía encontrar para el joven Jonghyun.

Se sobresaltó en el momento que un muchacho se le acercó a hablarle. Se presentó como un tal Kibum y le preguntó si no tenía frío para estar a esa hora en la calle. El errante vagabundo se sorprendió al ver cómo de la boca del joven salía un suave humo que le indicaba que de verdad estaba helado. Pero como el cuerpo era solo un envoltorio para el espíritu, realmente nada sentía.

Miró al muchacho nuevamente, le preguntó por qué se había acercado. El muchacho, con un poco de timidez, le dijo que le había traído una sopa caliente y una manta. El hombre se mostró muy agradecido. Kibum se estaba por ir, pero el vagabundo le pidió que compartiera con él ese momento. El muchacho se sentó a su lado y comenzaron a hablar para conocerse un poco. Al momento en que llegó Cupido, El errante vagabundo ya había tomado la decisión de unirlo con la otra alma.

Así fue que El errante vagabundo se tomó el trabajo de hacer que ambas almas se conocieran. ¿Cómo haría que ambos se encontraran en el mismo lugar? Jonghyun estaba mucho tiempo en el hospital, ¿podría hacer que el otro muchacho fuera hasta allí? ¿Qué excusa tenía? Pensó y pensó, pero nada se le ocurría. No quería aparecerse en forma de vagabundo, eso sería sospechoso, ni tampoco podía hacer mucho como espíritu. Cupido tuvo la idea de hacer que Kibum lo persiguiera y que él lo guiaría hasta el hospital.

A falta de un plan mejor, el vagabundo aceptó. Esperaron a que Kibum saliera en la mañana y Cupido corrió para robarle el guante que estaba a punto de ponerse en su mano. El muchacho persiguió al perro calle abajo. Jonghyun se encontraba en las afueras del hospital. Cupido veía el triunfo en sus manos, pero el guante se le cayó de la boca en el momento exacto en el que Jonghyun entraba por la puerta del hospital. El errante vagabundo, quien miraba desde lejos, llevó la mano a su cara para dejar de contemplar el fracaso, mientras Kibum tomaba su guante y retaba a un Cupido que se sentía totalmente decepcionado.

Intentaron llevar a Jonghyun hacia las afueras de la casa de Kibum, pero el muchacho no se movía ni un centímetro lejos del hospital, a menos que ese algo fuera pedido por los médicos. Ninguno de los dos espíritus le haría una jugarreta así al pobre muchacho, por lo que descartaron que Jonghyun saliera de allí.

Probaron dejando propagandas en la casa de Kibum de comercios que se ubicaran cerca del hospital, por si se le ocurría la idea de aparecerse por allí, pero nada funcionaba. Cupido quería hacerlo caer escaleras abajo para que fuese al hospital, el chiste le costó un rezongo por parte del errante vagabundo y unas cuántas golosinas menos en su tarro.

Cansados estaban ambos aquella noche en la sala de espera del hospital frente a la cafetería. Con sus formas de espíritus, habían decidido entrar a estar un poco para al menos calmar a las almas que estaban pasando un mal momento con algún gesto que los hiciera sonreír. No se sorprendieron al ver a Jonghyun con un vaso de café, sentado, mirando al suelo, con una lágrima a punto de salirse de su ojo. El errante vagabundo quiso ir a animarlo, pero Cupido mordió parte de su pantalón y este estuvo a punto de reprochar hasta que vio algo que no pudo creer.

Allí, parado al lado de Jonghyun, Kibum estaba con un vaso de café en su mano y lo miraba como para entablar una conversación. El recién llegado le preguntó si algo sucedía y el chico sentado comenzó a llorar con fuerza. Kibum dejó su mochila sobre un asiento libre y pasó su mano por los hombros del otro. Le dijo un par de palabras, no unas de aliento, de esas que a veces no son buenas en esos momentos, sino unas de entendimiento, unas que mostraban que Kibum también estaba allí por una situación similar que había ocurrido esa noche.

Se presentaron con sus nombres completos, Kibum intentó animar a Jonghyun sin sacar su mano del hombro extraño, y parecía que a Jonghyun aquello no le molestaba en lo más mínimo. El errante vagabundo y Cupido decidieron irse cuando ambos muchachos se durmieron presos del estrés que habían tenido durante todo el día, uno apoyado sobre el otro.

El errante vagabundo y Cupido se dirigieron hacia las afueras del hospital con sus formas humana y perruna, y se recordaron a sí mismos que hay almas que están destinadas a estar juntas, y que no necesitan de ningún errante vagabundo que les muestre el camino, ellas solas lo encontrarán.

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora