Cuento 11: El miedo más humano

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Kibum es un vampiro que ha vivido años en soledad, pero todo cambia cuando, una noche, encuentra a un humano en su camino. ¿Podrá salir la soledad de su ser?

Nota: hay algunas referencias a poemas y libros muy conocidos, ¿pueden hallarlas?

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Para alguien que ha vivido trescientos años, la soledad es algo más que un estado transitorio, es el hilo conductor de su mera existencia. Kim Kibum III, conde del castillo oculto entre el bosque, apoya su hombro en la añeja pared gris y suspira mirando cómo los últimos rayos de sol desaparecen por el horizonte, para darle paso a la oscura noche. El día húmedo y caluroso anunciaba que la tormenta no tardaría en aparecer, por lo que debía apresurarse. .

Frota su rostro pálido y liso con sus dedos cubiertos por anillos de oro, e intenta despejar cada rastro de la soledad que acompaña al aclamado ser de la noche. El vampiro toma su capa con sus manos y la hace girar sobre sí, para dar paso a su forma de murciélago y volar bajo el oscuro firmamento, en busca de su presa de la noche.

Los humanos no solían frecuentar el bosque, decían que lo habitaban seres mágicos que mataban a cualquiera que pudiera cruzarse en su camino. El conde estaba seguro de que solo él y un grupo de vampiros más circundaban la zona, por lo que no había otros seres no humanos a demás de ellos. No atacaban fuera del bosque, siquiera podían salir de allí, habían firmado un contrato con una antigua bruja del poblado colindante y en él acordaban no salir del territorio, pues, de hacerlo, la bruja o uno de su descendencia los mataría sin el menor remordimiento.

El bosque, por lo tanto, era el único lugar en el que los vampiros podían moverse. El castillo de Kibum era solo habitado por él. En el siglo XV había sido habitado por él y su familia, hasta que las brujas los atacaron pensando que ellos habían realizado la bestial masacre del pueblo. Kibum se quedó solo en el mundo, y, desde entonces, su corazón vagaba con la pena de no haber podido salvar a su familia.

En aquel siglo XVIII, Kibum se dedicaba a cazar conejos o algún otro animal que tuviera la suerte de encontrar, pues los humanos habían dejado de frecuentar la zona del bosque por la que el conde transitaba las oscuras noches. Sabía que la sangre de humano era, en comparación, una fuente de energía completa, nutritiva y más deliciosa, no obstante, no estaba dispuesto a salir al pueblo para morir en manos de una hechicera, pues el gran amo de la noche tenía el miedo más humano de todos: el miedo a la muerte.

El murciélago transitó de forma veloz por los senderos naturales que los grandes árboles formaban en la inmensidad del bosque. Aleteaba lo más rápido que sus pequeñas alas le permitían y agudizaba su sentido al máximo. Oyó a un animal grande, que podría ser delicioso y fuente de gran energía para la noche.

Kibum pasó cerca de él, tanto, que el caballo comenzó a relinchar con desesperación, pues sabía que algo había sobrevolado su lado izquierdo y eso lo intranquilizó. Voló hacia el tronco de un árbol y se transformó en su verdadero yo. El caballo relinchó otra vez con desesperación, mientras el conde daba pasos serenos hacia el gran animal. Sus ojos azabache se tornaron rojos en un segundo y se conectaron con los del caballo. El animal, preso por la hipnosis, le sostuvo la mirada todo el tiempo que pudo, hasta que lo reverenció como a un señor. El conde estaba cerca, demasiado, sus manos blanquecinas se estiraron lentamente hacia la cabeza del corcel. Sus dedos tambalearon antes de llegar a su cabeza y dubitó antes de tocar al animal, era asesino, pero no le gustaba que su víctima muriera con la desesperación reflejada en sus ojos. Abrió un poco su boca y sus colmillos empezaron a salir, pero, en ese momento, su mirada se desvió: el caballo tenía una montura.

Volteó su cabeza cuando escuchó el ruido de unos pasos que no había escuchado antes. Su cerebro no podía elaborar una teoría lógica de por qué no pudo sentir la otra presencia. El muchacho que estaba frente a él sonreía sin enseñar sus dientes.

Cuentos cálidos para corazones fríos [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora