Capítulo 3-¿Me hace falta?

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Lily se pasó la mañana siguiente con un sabor amargo en la boca. James ya no la seguía, ya no tenía, en lo que llevaba de la mañana, sus quince o más pedidos matinales de salida de Potter. Era lógico, se había rendido.

A él, bueno a él se lo veía bastante apagado, ya no hacía tantas bromas, estaba como desconcentrado y a la vez concentrado en clase (que para James eso es mucho). Apenas comía y se veía que no dormía bien.

A la pelirroja le dió algo de lástima. ¿Todo eso era por que ella lo rechazó como tantas veces? Necesitaba volver a ver al chico Potter que nunca se rendía, que lucía su radiante sonrisa con orgullo, que ya se estaba volviendo más maduro pues las bromas eran más usualmente a profesores que a víctimas inocentes (es un avance) y que la invitaba a salir unas cuantas (muchas, o mejor dicho muchísimas) veces al día.

Decidió hablar con él, quería que volviera a ser como antes por muy extraño que parezca.

—¿Me estás diciendo que extrañas que te invite a salir?—Le comentó Marlene frunciendo el ceño, confundida—¡Pero lo rechazaste unas, no sé, diría que 2.000 veces!—Lily la miró cansada.

—No, Mar, no estás entendiendo—Le espetó Lily—. Quiero que sonría como antes, no que se pase la vida llorando por mí—Marlene le volvió a mirar, pero esta vez con una expresión de ironía.

—Entonces, ¿En qué parte entran las invitaciones en todo esto?—Lily apartó su vista sonrojada. Ni ella sabía—. Admítelo, lo extrañas.—La pelirroja la miró, escandalizada.

—¡¿Qué te fumaste?!—Le gritó, haciendo que esta le tape la boca.

—Shh, hay profesores estúpida, van a pensar mal—Susurró—Lo que yo digo, es esto: te hace falta su presencia—Dijo ella, levantando la voz nuevamente.

—Estás loca, McKinnon—Le dijo Lily.

—Como quieras, solo piénsalo—Dijo la rubia, tomando una manzana, mordiéndola y levantándose, para desaparecer del Gran Comedor.

—Vaya, Marlene sí que puede ser persuasiva...—Susurró Lily.

Luego salió ella también, y caminaba por los pasillos vacíos de Hogwarts, ya que todos aún estaban almorzando. La pelirroja se quedó pensando en lo que su amiga rubia, futura Marlene Black en vez de McKinnon, le había dicho. ¿Y si tenía razón? ¿Y si de verdad lo extrañaba?

No, imposible. Sacudió su cabeza en intención de alejar sus pensamientos y justo vio a Potter, antes de entrar a un salón, obviamente vacío, mirando para todos lados. Se escondió rápidamente para saber que estaba tramando. Este abrió la puerta del salón y se metió, cerrando con un golpe seco.

Lily corrió hasta allá, y aunque sabía que invadir la privacidad de los demás era malo, solo quería saber qué hacía James.

Esperen. Le dijo James...quiso decir, quería saber lo que hacía Potter. Así que abrió un poco la puerta, dejando una pequeña abertura, la suficiente para que lo viera, caminar de un lado a otro nervioso.

—¡Esto es cada vez más difícil! Es que ella es tan...Detesto su jodido cabello pelirrojo que la hace ver muy hermosa hasta cuando está despeinada. Su estúpida voz que me hace suspirar casa vez que la oigo. Su sonrisa, oh su sonrisa, una de sus peores armas; su sonrisa es tan bella que...¡Diablos! Lo peor de todo: sus ojos. ¡ESTÚPIDOS OJOS VERDES TAN HERMOSOS COMO GEMAS! ¡IDIOTA EVANS! ¿POR QUÉ TE AMO TANTO?—James se sentó, por fin, frustrado en una de las sillas de allí. De Lily podemos decir que estaba tan sonrojada que hacía una competencia con su cabello.

No podía creer que él pensaba todo eso de ella. Estaba perseguido por todas las chicas, pero no, según sus palabras, la amaba a ella.

La pelirroja decidió entrar, dedicándole una sonrisa.

—Vaya, gracias por los cumplidos, pero creo que exageraste un poco con los ojos, son solo ojos verdes, no tienen nada en especial.—James levantó su mirada hacia Lily, completamente colorado.

—¿Cuánto escuchaste?—Le preguntó, con miedo.

—Bueno, todo, en realidad.—James se cubrió la cara avergonzado. Lily se sentó en una silla que había al lado.

—No exageré con lo de tus ojos—Dijo el chico de repente, sorprendiendo a la muchacha—. De verdad, son como hermosas gemas—Le dijo, con la cara aún tapada, lo cual bajaba un poco el volumen de sus palabras.

—Gracias—Le dijo, sonriendo aunque él no pudiera verla—. Solo te diré que, no debes avergonzarte de lo que sientes por alguien.

—Sí si esa persona no te corresponde—Replicó James.

—Bueno, pero este es un caso aparte—Adelantó Lily—. Mira James, lo que yo vine a decirte es que quiero que sonrías como antes, no estés así por mí, ¿Entiendes? Vive tu vida—El azabache la miró. Esa era, una de las muchas razones por las que se había enamorado de ella; se preocupa por los demás. Sin embargo, él le contestó:

—Tal vez la sonrisa sea mía, Lily, pero el motivo eres tú. Yo no sonrío si tú no estás conmigo—Ahí ocurrió. Él volvió a sonreír. La pelirroja le devolvió la sonrisa, bajando la mirada y algo avergonzada—. Por cierto, ¿Me llamaste James?—Le preguntó, y ella solo levantó la mirada y negó fuertemente con la cabeza. Él reía divertido.

—¡No! ¡Quiero decir, sí! ¡QUIERO DECIR, TAL VEZ!—Se levantó rápidamente de la silla—. Yo, debo irme, ahora—Salió corriendo de la habitación. James soltó una carcajada de diversión.

No le volvería a preguntar porque sabía que ella no admitiría haberlo llamada por su nombre, pero bueno.

Con Marlene y Lily, luego de que todas las clases terminaran.

—Conclusión: James es cursi—Espetó Marlene, tirada en la cama.

—No lo sé Mar, está algo cambiado. Ya no hechiza a personas porque sí, hace bromas, pero son inofensivas. Es más maduro supongo—Marlene miró a su amiga, la cual estaba acostada en la otra cama.

—Sabía que debías darle su tiempo, los chicos maduran a esta edad, mayormente. El problema es que las chicas maduramos antes—Comentó Marlene.

—Pero...Black aún no ha madurado—Replicó Lily.

—Sirius es un caso perdido—Contestó la rubia, logrando una carcajada de parte de la pelirroja.

Con James, y los merodeadores luego de que acabaran las clases.

—Entonces se fue. No va a admitir que me llamó por mi nombre—Terminó James, el cual estaba acostado en su cama, pero al revés de la posición que originalmente adoptaba la gente.

—Bueno, si Evans te llamó por tu nombre es un avance. Significa que le caes mejor—Le dijo Sirius a su amigo.

—Yo opino, que no deberías rendirte, estás teniendo un avance con Evans por, supongo yo, un avance en tu nivel de madurez—James puso sus manos en el colchón, y levantó su torso sosteniéndolo con las mismas, mirando a su amigo sin comprender—. Lo que yo digo—Continuó—Es que ya no hechizas personas porque sí, tus bromas son inofensivas, tu comportamiento es mejor en clase, has madurado. Lily lo notó, como todos supongo—Remus miró a su amigo, pues su vista estaba en el techo—. Pero lo que te hace tú, es que no pierdes tu toque divertido. Tu característica sonrisa y tu humor nunca se van. ¿Entiendes lo que trato de decir?—James le sonrió a su amigo, y asintió.

—Gracias, Lunático—Le agradeció.

—No hay problema, Cornamenta—Le dijo Lupin.

—¿Qué hay de mí?—Preguntó Sirius.

—¿Acaso siempre tienes que ser el centro de atención?—Preguntó Remus. Sirius lo miró, claramente ofendido.

—Me ofende que no lo sepas.—James y Remus le tiraron una almohada, para que se callara.

Las cosas estaban cambiando, al menos eso pensaba James. Pero no quería ilusionarse.

Nuevos Sentimientos (Jily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora