Capítulo 6: El antiguo James volvió.

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Lily caminaba tranquilamente por los pasillos de Hogwarts, preguntándose donde estaría el azabache que, al parecer se había retractado de rendirse. Aunque ya no la molestaba, sí se empeñaba en congeniar con la pelirroja.

Al salir a tomar un poco de aire fresco, y sentarse en uno de los asientos que estaban al aire libre sacando un libro para leer, divisó a James Potter a unos pocos metros de ella, hablando con una chica.

Una curiosidad inmensa la invadió, a la vez que algo le ardía por dentro. Se sentía enojada, se sentía...traicionada, de alguna manera.

Cerró su libro, miró para los costados asegurándose de que no haya nadie y corrió hasta el lugar más cercano que hubiera para verlos. No había un lugar donde escuchar su conversación, pero Lily lograba ver la sonrisa de la chica, que destellaban ternura.

Ahí estaba de nuevo ese enojo. James no había cambiado. Era el mismo maldito mujeriego de siempre; sabía que no iba a cambiar.

A paso furioso, gruñó levemente y se dirigió a zancadas al castillo. Subiendo las escaleras para llegar hasta la sala común, donde Remus y Sirius yacían sentados hablando amenamente mientras el castaño leía.

—¡SABÍA QUE NO HABÍA CAMBIADO! ¡JAMES POTTER ES EL DE SIEMPRE, Y NO LO PUEDEN NEGAR!—Luego de hacer esa escena, Lily subió a su habitación enojada, encontrándose con Marlene. La pelirroja se tiró a su cama, gruñendo.

—¡Oye! ¿Qué te pasa?—Lily refunfuñó como respuesta—. Vamos, cuéntame—Le dijo la rubia con suavidad, aligerando el ambiente.

—Es el mismo de siempre, Mar. Eso pasa.—La chica supo inmediatamente a qué se refería Lily.

—¿Cómo estás tan segura?—Lily solo gruñó nuevamente al recordar lo que había visto. Cuando hacía eso, Marlene no podía evitar pensar que parecía un gato anaranjado enojado.

—Pues, lo vi hablando con una chica, y ella sonreía con ternura.—La rubia suspiró, cansada.

—Eso no significa nada, Lils. James no va a dejar de hablar con las chicas, si sabes que te ama—La pelirroja se reincorporó, empezando a caminar por toda la habitación, en señal de nerviosismo.

—No...hablar con las chicas, para James ya significa algo—Agregó la muchacha nerviosa. Marlene, solo la miró y dijo:

—Habla conmigo siempre, y nunca pasó nada. Lily, creo que en vez de escudriñar en lo que James hace, escudriña en lo que tú sientes...—La oji-verde no la entendió, pero no preguntó más. Seguía enojada.

En la sala común.

—¿Qué carajo hizo James ahora? Así nunca va a enamorarla—Dijo Sirius, Remus levantó la mirada del libro y lo meditó un segundo.

—No sabemos toda la historia, tal vez Lils malinterpretó algo, ni siquiera sabemos que pasó, no podemos culparlo—Le contestó el castaño al pelinegro.

—Puede que tengas razón.—Miraron hacia atrás pues escucharon al retrato de la Dama Gorda abrirse.

Un James con la cara más sonriente que puede tener alguien ingresó a la sala común, con un destello de emoción en sus ojos, por algún motivo.

—¡Eh, James! ¿Qué tal todo? ¿Pasó algo con...la pelirroja?—Preguntó Canuto, y el azabache frunció el ceño.

—No, ¿Por qué preguntas?—Lunático y Canuto se miraron, pensativos.

Nuevos Sentimientos (Jily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora