Nuevos Sentimientos (Jily)

Capítulo 14: Demuéstralo.

Silencioso, todo estaba extremadamente silencioso. Así es como estaba la sala común de Gryffindor, silenciosa.

El silencio era algo que a Lily la hacía pensar, pensar y pensar. Mientras más pensaba, más lágrimas caían rápidamente.

—¿Pelirroja?—Una voz conocida le habló desde las escaleras de las habitaciones masculinas. Levantó la mirada para ver a un pelinegro que la miraba extrañado.

Sirius Black, el mejor amigo de James Potter. Su hermano, su compañero, su confidente. Sirius Orión Black debía estar odiándola tremendamente por hacer sufrir a su mejor amigo.

Sin embargo, ya pasada una semana de lo ocurrido, con James evitándola a toda costa y hablando lo más frío que podía si tenía obligación de mantener contacto con ella, el mayor de los Black la miraba con confusión y un poco de compasión, mientras ella lloraba sobre un libro sentada en el sillón la madrugada del sábado.

—Son...son las cinco de la mañana. ¿Qué haces aquí a esta hora?—Fue una pregunta para romper el hielo. Había leído demasiados libros y visto demasiadas películas, estaba segura de eso.

—Tú sabes qué hago, cuál es la causa de mi llanto. Ahora mismo seguro vas a gritarme y decirme que fui una idiota, que lo lastimé, que es tu mejor amigo y lo defenderías a muerte, que no lo merezco.—El pelinegro solo soltó una risa pequeña y se sentó a su lado.

—Admito que sí, fue una pregunta más que nada porque no sabía que decir. ¿Qué se supone que le digas a la chica que lastimó a tu mejor amigo la cual está sentada, en la sala común a las cinco de la mañana llorando sobre las páginas de un libro?—Lily movió su cabeza en forma de entender lo que él estaba diciendo—. Tal vez el Sirius de hace una semana haya querido decirte todas esas cosas horribles, y el Sirius de dos horas después le haya dicho que era una mala idea, aunque hubiera sido bueno. Pero el Sirius de ahora no cree todo eso de ti.—Ella se sorprendió.

—Vaya, pensé que ibas a decir que el Sirius de ahora lo gritaría pero con más insultos incluidos—Él rió sarcásticamente como respuesta.

—Déjame terminar o me arrepentiré de no haberte gritado.—Lily levantó las manos, en señal de inocencia—Lo que trato de decirte es, que te entiendo de cierta manera. Marlene me contó que eres algo insegura, y que te gustaría haber entendido antes que James te amará con todo y tus defectos, pero James estaba tan herido porque no habías ido que creyó que estabas jugando con él y sus sentimientos, que le estabas haciendo un desprecio. Pero aguarda, no te estoy defendiendo porque él te demostró muchas veces que te ama, y tú no caíste en cuenta. Lo de tus celos supongo que es normal, y que desconfiaras de él por su mala fama creo que también. Pero debiste confiar en él, luego de la primera vez—Lily asintió, aceptando todos sus errores.

—Le dije que lo siento, y que me importaba. Que acepto que hice todo mal últimamente, y que esto fue mi culpa por desconfiar de él, claro aunque él no haya querido escucharme. Ya hice de todo, ¿Qué puedo hacer?—Sirius se acomodó para darle la respuesta.

—Lo que hiciste está bien, pero para que te perdone, no es suficiente. Debes demostrárselo.—Lily asintió contenta, tenía algo en mente.

Se quedaron un rato en silencio. Ambos mirando al fuego.

—Tráelo aquí, a las 7:30 a.m—Sirius lo miró, algo enojado.

—¡Yo sigo durmiendo a esa hora!—Lily lo miró enojada también.

—Bueno, ¡se supone que debes estar durmiendo ahora!—Le dijo ella.

—Bien, me voy a dormir. Suerte con lo que planees, lo tendré aquí a las 7:30. Antes de irme, ¿Por qué una hora antes de que comience el desayuno?—Preguntó Black.

—Bueno, ya sabes, para que no estén todos los Gryffindor mirándonos—Contestó ella algo nerviosa.

—Entiendo, ¡Nos vemos!—Sirius subió rápido las escaleras.

Ella miró la hora en el reloj de la sala común, eran las 6:30. Una hora para preparar todo. Subió corriendo a su habitación.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

James ya estaba bajando a la sala común.

—No lo entiendo, ¿Me hiciste levantar antes para...?—El pelinegro le sonrió inocentemente a su amigo.

Al terminar de bajar las escaleras, muchas luces doradas se encendieron. Una canasta de comida muggle se hacía presente en la mesa del centro, al lado había varios libros de Quidditch, elegidos cuidadosamente por Lily de la biblioteca.

James miró a Lily, con el ceño fruncido. Esta le sonrió. El chico se acercó, tomó un libro, leyó el título, y soltó una risa amarga.

—¿Qué? ¿Creíste que con una canasta de comida y un par de libros de Quidditch volvería corriendo a tus brazos?—A Lily le dolió la sinceridad de sus palabras, pero eso no era todo lo que tenía.

—No, no lo creí así. Preciso que leas esto.—Le entregó un sobre, y el azabache la miró extrañado—En voz alta, por favor—Terminó la pelirroja.

James abrió el sobre y sacó la hoja de papel doblada por la mitad de allí, luego comenzó a leer.

"Querido James:

Sé que debes estar pensando que soy una estúpida si pienso que vas a perdonarme. Pero vale la pena intentarlo, vale la pena porque te quiero. No, no te quiero. Yo te amo, James—Una sorpresa inmensa acompañado de una sonrisa llenó al azabache de felicidad, pero no la perdonaría así de simple—Eres la mejor persona que conozco. Yo no te merezco, tampoco sé que hice para que te enamoraras de mí, solo quiero decirte que lo siento. Fui egoísta de cierto modo, te hice daño, y entenderé perfectamente si no quieres perdonarme. También fui insegura y celosa, porque creía que en algún momento te cansarías de mi, pero luego entendí que me amas tanto como yo te amo a ti, por eso fui a buscarte. Espero que puedas darme otra oportunidad.

          Te ama, Lily."

James la miró.

—Eso es lo que siento.—Él la abrazó.

—Yo también te amo, y te perdono—Las celebraciones de todos los merodeadores ya despiertos no se hicieron esperar.

A la pelirroja se le escaparon unas lágrimas de felicidad. James se separó un poco, las vio y las secó con su pulgar. Ella no aguantó más y lo besó.

Su beso era tierno, y transmitía todo el amor que se tenían. Se separaron, para juntar sus frentes y susurrar "te amo" al mismo tiempo.

—Te a...—Sirius, en un momento de tanto amor en el aire y un pequeño arrebato, estaba a punto de decirle a Marlene quién también estaba celebrando que la amaba. Ella prestó atención a que él no terminó la frase y lo miró—Te a-doro. Eso quería decir, mi querida amiga—Aunque no era lo que esperaba, los ojos de la rubia se iluminaron, y bajito susurró:

—Yo también.