Capítulo 11: Examen de Herbología.

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—Esta es una de las muchas, muchas razones por las que odio Herbología—Espetó Sirius, quien estaba siendo obligado por Remus a estudiar.

—Tú no odias Herbología—Comentó Remus, con paciencia. Sacó la mirada de sus apuntes y miró al pelinegro—Tú odias todas las materias, excepto el Quidditch.—Canuto se encogió de hombros, y siendo obligado por Lunático volvió a sus apuntes.

—No sé si va a estar tan difícil, Lily ya debe saber de todo—Dijo James, también siendo obligado a estudiar.

Con Lily y Marlene.

—Lils, que raro que no hayas estudiado aún. Es decir, que recién estés estudiando ahora—La pelirroja fulminó a Marlene con la mirada.

—En mi defensa, no me gusta Herbología.—La rubia miró a su amiga, extrañada.

—Tienes las mejores notas de la clae—Dijo Mar, de manera obvia.

—No significa que me guste—Espetó Lily, volviendo a sus apuntes.

Para la hora de la cena, los estudiantes ya habían estudiado todo lo que les tocaba, era hora de un descanso y una buena comida; Nada mejor que eso en una noche anterior a un examen.

—¿Cómo están, chicas?—Preguntó Sirius cuando se sentaron.

—Muy cansadas. Estudiamos toda la tarde, fuimos como ratones de biblioteca. Tuve que estar en la biblioteca más de una hora y casi me agarra un ataque nervioso.—Todos los Merodeadores rieron a lo dicho por Marlene, la pelirroja solo rodó los ojos.

Hablaron sobre cosas triviales para distraerse un poco pues ellos también estuvieron estudiando toda la tarde.

Llegó la hora de irse a dormir y cada uno se subió al dormitorio que le correspondía.

A la mañana siguiente, la rubia se levantó, como de costumbre, de muy buen humor. Pero lo que le molestaba a Lily, era que se despertaba y luego despertaba a todas las demás que allí dormían tan pacíficamente.

—¡ARRIBA, ARRIBA! ES HORA DE COMENZAR EL DÍA. HAY QUE DESAYUNAR.—A Marlene le molestaba madrugar, pero solo los fines de semana. En la semana era común que fuera la primera en levantarse.

A la pelirroja le entraron ganas de abrochar a la rubia optimista a la cama y hacerla dormir con una poción, o algo así. Pero debía levantarse de todas maneras, así que con la fuerza que tenía y lo poco que veía debido a que todos sus sentidos también estaban recién despertando, le tiró un almohadón a la cara, lo cual la calló, al menos por unos cuantos segundos. Luego de eso volvió a gritar.

—¡Maldita sea, Marlene! ¿Por qué todos los condenados días tiene que ser así? ¡Deja de gritar mujer!—Rugió Dorcas, desde la otra punta de la habitación. La rubia hizo caso omiso y siguió gritando.

Una vez todas se levantaron (luego de darle un sermón a su amiga) se fueron al Gran Comedor. Lily se sentó frente a los Merodeadores, igual que Mar.

—¡Buenos días, chicos!—Dijo la rubia de forma alegre.

—Buenos días—Contestaron los cuatro al unísono.

—Buenos días. Esta chica de aquí—Lily señaló a su amiga—. Nos despertó a los gritos. Aún me duelen un pco los oídos y tengo ganas de teñirle el cabello de verde, o algo así.—La rubia la miró asustada—. Pero me estoy conteniendo...aunque no por mucho—Lo último lo murmuró, y Marlene tragó duro.

Llegó la hora de la verdad. Todos los estudiantes se colocaron para empezar su examen teórico. Usualmente, tenían clase en el invernadero, pero la profesora eligió un aula para tomar el examen. Se posicionó frente a toda la clase, se aclaró la garganta y comenzó a hablar.

Nuevos Sentimientos (Jily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora