Nuevos Sentimientos (Jily)

Capítulo 16: Confianza.

—¿Podemos hablar? Enserio, lo necesito.—Después de dos días sin hablar con él, Lily se sentía bastante sola. James sentía lo mismo, y aunque de mala gana, aceptó.

—No entiendo de qué quieres hablar. Está todo más que claro, pero bueno, hablemos—Lily le lanzó su mirada indignada.

—¿Qué es lo que está claro?—preguntó Lily, con impotencia.

—La culpa de todo esto la tienes tú—James dijo eso sin ninguna expresión, como si realmente no le importara.

Pero sí le importaba, y mucho. Por dentro se moría, pero no quería mostrar su debilidad.

—¡Tú eres el que no lucha por esto!—Ahora Lily habló, y James simplemente se quedó callado. Luego de procesar sus palabras, tomó aire y dijo:

—No sé si te diste cuenta, pero luché durante años, por nuestra relación. 6 años, Lily. Ahora me gustaría recibir un poco de tu parte, una relación es de dos no de uno.—La pelirroja se quedó petrificada.

Él tenía razón. Ella había estado siendo muy egoísta, James se sentía dolido, traicionado.

—Está bien. Tienes razón, realmente lo siento—Frustrada, confundida y cansada se sentó en el sillón de la sala común, que estaba vacía ya que era de madrugada.

Hubo un silencio por un rato. Cada uno sumergido en sus pensamientos, sin tener idea de a dónde iba todo aquello.

James lloraba en silencio. Esto no es como se lo imaginó; había tenido millones de relaciones pasajeras, pero a ninguna la quiso tanto, como a Lily. A ella la amaba, y enserio quería que aquello funcionara, pero el mundo parecía querer lo contrario.

—No sé porqué no funciona...—escuchó decir a Lily, quién tenía la voz quebrada.

Lily era un mar de lágrimas. Amaba a James como a nadie en este mundo, no podía rendirse. Pero, ¿Qué tal si esto no es lo que estaba destinado para ella? ¿Y si James no es el indicado?

Le dolía muchísimo pensar eso, porque lo amaba demasiado, y no quería dejarlo. Pero tal vez su vida los manda por caminos diferentes.

—James, quiero que rompamos—Soltó de repente y el silencio sepulcral en el que estaban sumidos regresó.

Se maldijo mentalmente, no debió ser tan directa.

—¿Eso es lo que quieres? ¿Es lo que te hará sentir bien y feliz?—La voz de James le daban ganas de llorar aún más fuerte de los que lo estaba haciendo.

James tenía los ojos rojos, haciendo resaltar ese lindo tono castaño que tanto le gustaba, pero de la peor manera. Su nariz estaba igual.

—Es lo que creo que debemos hacer—Ambos lloraban, rogando que aquello no fuera real.

—Está bien, si es lo que deseas—Dijo él, y se mantuvo mirándola por unos segundos.

Lily tuvo intenciones de besarlo por última vez, pero él la rechazó, le dedicó una sonrisa débil y se marchó a su cuarto.

Eso hizo que Lily estallara en llanto. Iba a extrañarlo como no había extrañado a nadie en la vida, pero romper era lo mejor.

Los días pasaron, el día para volver cada uno a su casa se acercaba.

Mientras empacaban, Marlene como tantas veces últimamente, trató de que Lily hablara con ella.

—Hey Lils, ¿estás bien?—La pelirroja no sonreía desde aquel día.

—Sí, sí estoy bien.—Marlene sabía que eso no era verdad, pero no insistió.

Todo surgió con normalidad, los merodeadores saludaron a Marlene y Lily, James que mantenía un semblante de tristeza, pero aún así las saludó y les dedicó una sonrisa forzada.