Capítulo 12: Remus, el cupido.

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Marlene insistió toda la mañana en qué Lily le pidiera una cita a James. Pero ella simplemente se negaba, diciendo:

—Él no va a aceptar—Repetía una y otra vez.

—¿Quién no va a aceptar qué?—Apareció James de repente, algo serio, se ve que estaba celoso.

—Ah, Remus—Dijo Lily con tranquilidad, aunque se notaba un poco de nerviosismo en su voz, no era muy buena para mentir, pero lo intentaba—. Quería pedirle una..¡Cita! Eso...—Marlene, se golpeó la frente con la palma, sin hacer ruido, y disimuladamente.

James se puso rojo de ira, y luego contestó con una falsa sonrisa:

—Oh, bien. Sí, excelente...¿Sabes? Me voy, tengo...asuntos que resolver. Nos vemos—Pronunció seco, y se fue, dando grandes zancadas.

—Lily, para ser tan inteligente, a veces me sorprende lo idiota que puedes ser—Le dijo la rubia a su amiga pelirroja, que se mordía el cabello. Un tic nervioso.

—Fue lo primero que se me ocurrió. Supongo porque me insistías en que le pidiera una cita a Potter...me arrepentí luego de decirlo, pero no había vuelta atrás.—La oji-verde suspiró.

James estaba enojado. No, no estaba enojado, estaba furioso. Ese traidor de Remus, ¿Tenía que llevarse a la única mujer que él había amado, y que amaría? Llegó a la biblioteca y lo primero que divisó fue al licántropo estudiando tranquilamente en la tercera mesa.

—Eres consciente de que Lily está enamorada de tí, ¿Verdad?—Le dijo el azabache sin siquiera saludarlo.

Remus lo miró sorprendido, y luego lanzó una sonora carcajada.

—No hablas enserio—Dijo aún riendo. Pero al ver la cara de seriedad de su mejor amigo, puso cara de espanto—. Entonces sí hablas enserio...no, ella no puede enamorarse de mí. No quiero lastimarla, ella no me gusta, a tí te gusta ella...—James relajó el gesto al escuchar a si amigo tan asustado, con miedo a lastimarla.

—Ella...ella no te gusta, ¿Verdad?—Le preguntó el azabache para que reafirmara que no le gusta, porque ya lo había escuchado la primera vez.

—No. No quiero lastimarla, es mi amiga, y estás tú...—James sorprendió a Remus con un abrazo.

—Sabía que no me traicionarías.—El licántropo sonrió y le devolvió el abrazo.

—No me gusta, nunca me gustó y nunca me gustará Lily. Ella simplemente es mi mejor amiga, no puedo verla como algo más—Le aclaró el castaño a su amigo, que se separó sonriéndole. Su mirada inmediatamente se volvió triste—. ¿Qué pasa, James?—Él bajó la cabeza.

—Ella...a ella le gustas tú, no yo—Remus lo miró, triste por él.

—No estoy tan seguro. Déjame que hable con ella y averigüe si esto es verdad—El azabache levantó la cabeza y miró a el castaño, confundido.

—¿Por qué sería mentira?—Inquirió.

—Creo tener una idea. Deja que me ocupe, te informo en cuanto sepa—Lunático se levantó, se llevó los libros y fue directamente a buscar a la pelirroja a la sala común, donde suponía que estaría.

Efectivamente, cuando llegó allí estaba ella, sentada frente al fuego, con la mirada perdida y el ceño ligeramente fruncido. Murmuraba cosas sin darse cuenta de la presencia de su mejor amigo.

—¿Por qué le dije eso? Soy una idiota. Ahora Remus me odiará por algo que no es verdad y James igual. Diablos, James me odiará; no podré soportarlo.—Se pasó las manos por la cara, frustrada. Remus sonrió, ya sabía de qué venía todo esto.

—¿Qué tuvo que pasar para que le dijeras a James que estabas enamorada de mí?—El licántropo se sentó enfrente de ella, y la pelirroja suspiró.

—Lo siento. No estoy enamorada de tí, siento si tú...—Él soltó una carcajada.

—No, Lils. No estoy enamorado de tí, tú eres mi mejor amiga, y eso serás siempre—Ella rió también.

—Así te considero yo también. Volviendo al tema anterior, le estaba diciendo a Marlene que alguien no iba a aceptar y él apareció. Luego...—Lunático la interrumpió.

—¿Que alguien no iba aceptar qué?—Preguntó sonriendo. Ella se sonrojó, y murmuró:

—Eso no importa.

—Claro que importa—Ella suspiró nuevamente y le contestó:

—Que James no iba a aceptar salir conmigo—Remus sonrió de oreja a oreja. Lily se sonrojó aún más.

—¡Te gusta James!—Dijo feliz.

—No, estoy enamorada de él. Lo sé, porque no solo me gusta. Yo...lo amo—Le dijo, sincera.

—¡Entonces pídele una cita, no ves que él se muere por tí!—La pelirroja negó con la cabeza.

—No va a querer aceptar. Me va a rechazar como todas las veces que yo lo rechazé—El castaño se pasó una mano por la cara, cansado.

—Espera aquí, volveré enseguida—Remus se levantó y salió corriendo, buscando a James.

Lo vio merodeando por uno de los pasillos, y lo paró.

—Pídele una cita a Lily—Cornamenta lo miró confundido.

—¿A qué viene eso?—Dijo él.

—Tú solo haz lo que te digo.—James lo pensó unos segundos; podría volver a intentarlo.

—¿Dónde está?—Le preguntó el azabache. El licántropo sonrió.

—En la sala común. Ve, ¡Vamos!—Lo empujó en dirección al lugar y se fue.

James siguió su camino, confiado. Tenía fe en Lunático, si él decía que debía hacerlo, lo haría.

Llegó al lugar y vio a Lily sentada; le sonrió, y se sentó a su lado. Ella lo saludó nerviosa.

—Lily, nos hemos llevado mejor y...seré directo, quiero saber si puedes darme una oportunidad. Si es así, te espero en Las Tres Escobas, el sábado próximo. No necesito respuesta, piénsalo bien y si decides ir, te aseguro que no te arrepentirás—Se fue.

Fue la manera más directa que alguien le pidió salir en su vida. Pero no iba a desaprovechar esa oportunidad. Si quería que algo pasara, iría.

—Entonces, James te invitó a salir, e irás—Dijo Marlene, cuando ya estaban en su habitación. La pelirroja asintió—. Vaya, es el día más feliz de mi vida—Lily rió. Amaba a su amiga.

Mientras tanto, los Merodeadores conversaban en su habitación.

—Espero que vaya, si no va...—Remus  interrumpió a su amigo azabache, sonriendo.

—Si va a ir, tranquilo—Le dijo él.

—Bueno, en realidad no sabemos que va a pasar. Podría no ir, y tú nunca más te enamorarías de nadie, estarías solo por el resto de tu vida, la o el mini Cornamenta nunca nacería, Lily se casaría con Snape, serían felices y tú terminarías en la ruina—Dijo Sirius de forma rápida, logrando espantar a James.

—¡Idiota!—Le dijo Remus, viendo el miedo en la cara del azabache.

—Lo siento—Dijo Canuto riendo un poco. Pero inmediatamente se sintió mal, y trató de consolar a su amigo—Bueno, pero también están las otras probabilidades. Tal vez ella te acepte, se hagan novios, tengan un pequeño niño azabache con ojos verdes y lo llamarán Harry, luego tendrán más niños, estarán casados y vivirán felices para siempre—James sonrió, soñador.

Ahora quedaba esperar.

Nuevos Sentimientos (Jily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora