Capítulo 7.

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—¿Qué demonios estás haciendo?

—Dijiste que querías comprarme ropa nueva.— susurró JiMin mientras se miraba en el espejo.

—Sí, corrijo, ropa nueva y decente.— NamJoon intentaba ponerse detrás de él para que nadie viera lo que se estaba probando.

—Pero cariño, respeta mis gustos.— JiMin hizo un pequeño puchero al cual le siguió una sonrisa burlona.

—Tienes que estar bromeando.

JiMin traía puesto unos jeans de verde chillón, junto a unos zapatos rosas y una camiseta naranja neón que decían “Eat Me”, aquello no podía empeorar, eso pensó NamJoon, antes de que JiMin viera aquel sombrero de vaqueros.

—Quítate todo eso, ahora, no estoy para bromas, Park, yo te contraté, eres mi empleado, o haces lo que yo te diga o esto no irá a ninguna parte, ya aguanté suficiente tus jueguitos.— NamJoon le dio la espalda y caminó afuera de aquella tienda.

JiMin lo miró indignado, definitivamente no podría sacarle provecho a aquel espantoso día, ¿lo peor? Kim tenía razón, él era prácticamente su empleado, ya que recibía dinero por aquel “trabajo”.

Se quitó rápidamente todos los disparates que se había puesto y salió detrás de NamJoon, quien lo esperaba en la entrada.

Ninguno dijo nada, solo empezaron a caminar, entraron a una que otra tienda de marca y ropa cara, que para JiMin era un total desperdicio de dinero, pero claro, no dijo nada, de hecho sus respuestas solo eran “sí” y “no” durante aquellas tres horas.

Al final fueron a una cafetería, donde JiMin ordenó una rebanada de pastel de chocolate y NamJoon un café sin azúcar, JiMin veía como su acompañante daba cada sorbo a su bebida, sin entender como alguien podría tomar algo tan altamente amargo.

—Dame la mano.— susurró NamJoon entendiendo su brazo por encima de la mesa. Para ese entonces, JiMin ya había terminado su rebanada de pastel, y solo usaba su teléfono; miró a NamJoon con cara de asco, que rápidamente cambió por una radiante sonrisa, e hizo lo mismo que Nam, alargando su brazo por encima de la mesa y entrelazando sus dedos.

—¿Cuándo nos iremos?— preguntó el menor con una pequeña sonrisa, para aparentar, claramente; aquella situación lo hacia querer vomitar hasta más o poder.

—En cinco minutos, deja que tomen algunas fotos.— NamJoon también sonreía, pero ligeramente.

Aquellos cinco minutos se los pasaron diciendo estupideces y riendo sin sentido alguno, era totalmente ridículo, JiMin se sonrojaba solo por lo estúpida que era toda la situación, pero aquel sonrojo servía de mucho.

Finalmente pagaron y salieron de allí sin soltar sus manos.

Al entrar a la limusina, el primero en alejar el contacto fue JiMin, quien se sentó en el otro extremo de la limusina, para no tener más contacto físico con NamJoon, este, sin hacerle caso, tomó su teléfono y comenzó a hacer llamadas de negocios, hasta que llegaron a la gran mansión de Kim.

JiMin bajó de auto con intenciones de tomar las bolsas, pero vio como el chófer ya las tenía entre sus manos, le agradeció con una pequeña sonrisa y entró al lugar por primera vez, no se sorprendió por nada, de hecho, ni siquiera se detuvo para apreciar todo por dentro, se giró para encontrar la cara de NamJoon.

—¿Cuál es mi habitación?— preguntó sin rodeos.

NamJoon lo miró por unos segundos, hasta que comenzó a caminar subiendo las escaleras, JiMin lo siguió, al final del pasillo se encontraba el mayor, al lado de una puerta, la cual JiMin abrió sin titubear.

NamJoon se alejó de él, y entró a la habitación que quedaba a la derecha del pasillo.

Al entrar por completo al lugar, JiMin se dio el lujo de curiosear, al fin y al cabo aquella iba a ser su habitación por unos cuantos meses, también se dio el privilegio de sorprenderse por las cosas, como que la ventana era automática, sabía que NamJoon no estaba cerca y lo último que quería, era engrandecer su ego asqueroso y gigante.

Se tiró en la cama, aquella suave y cómoda cama que casi lo hace quedarse dormido, hasta que recordó la existencia de Rosé, abrió los ojos de golpe, salió de la habitación casi corriendo y entró a la de NamJoon, el cual estaba solo envuelto en una toalla.

Ambos gritaron del susto.

—¡¿Qué demonios?!— gritó NamJoon con el ceño fruncido.

—Yo- yo-, ¡¿Por qué rayos no le pones seguro a la puerta?!

—¡No lo sé! ¡Quizás porque ésta es mí casa!

—¡Ay, bueno ya! Tampoco es que tengas mucho que enseñar.— mintió, definitiva y desgraciadamente soñaría con esos bíceps.—Solo quiero saber donde está Rosé.

—En la primera habitación al subir las escaleras.

—Bien, de acuerdo, gracias.— cerró la puerta detrás de sí, dando un gran suspiro.

Caminó rápidamente a la habitación indicada, allí encontró a Rosé junto a día chicos más, a uno de ellos lo reconocía como TaeHyung, y el otro era completamente desconocido.

—¿Qué está pasando aquí? TaeHyung, creí que eras casado.— entró a la habitación cerrando la puerta detrás de sí.

—Sí lo está.— aseguró el chico al lado de TaeHyung.

—Oh... JungKook, ¿verdad?

—Sí, JiMin, ¿no?

—Hyung.

—¿Hyung?

—Bueno, soy mayor.

—No pareces.

—Chicos, basta.— Rosé miraba a ambos a punto de explotar de la risa, tenía la cara tan roja como su cabello.

—JungKook, JiMin es fácil de irritar.— dijo TaeHyung con una gran sonrisa burlona.

—¡Eso no es cierto!— se defendió JiMin cruzándose de brazos.

—¿Lo ves? Fácil de irritar.

—Ay, la juventud de hoy en día.— salió de la habitación refunfuñando y casi pataleando.

Entró a la suya y se quedó parado en medio de ésta, cruzado de brazos.

—No soy fácil de irritar.

🐣🐨

Perdonen los errores ortográficos. 💕

-Vccigang

Marry Me | NamMin | (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora