Capítulo 8.

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Los días pasaban, en concreto habían pasado dos semanas, todas las mañanas JiMin se levantaba para hacerle el desayuno a Rosé y para sí mismo, hacía solo dos platos, o la porción adecuada para dos personas, con el propósito de molestar a Kim, y aquello había funcionado el primer día...

JiMin se había levantado exageradamente temprano, ya que días atrás había visto a NamJoon hacerlo, quería ser el primero en llegar a la cocina y ejercer su plan.

Bajó las escaleras con sumo cuidado, preparó huevos revueltos y los dividió en dos platos, colocó al lado de cada porción dos panes tostados, sirvió dos vasos de jugo de manzana y colocó todo en la mesa.

Vio a Rosé bajar las escaleras, ya lista para ir a la escuela, al ver el desayuno servido la emoción inundó su rostro, se abalanzó sobre JiMin y llenó su cara de besos, haciendo al mayor reír.

—Anda come.— susurró JiMin mientras alborotaba el cabello de la pelirroja, cosa que la habría hecho enojar, de no ser por la situación.

JiMin solía prepararle el desayuno  todas las mañanas, pero luego se vieron cortos monetariamente, así que esos desayunos dejaron de existir cuando a JiMin se le hacía tarde para una entrevista de trabajo, e incluso se iba antes que ella.

Rosé disfrutaba los huevos con euforia, sonreía, bailaba y saltaba en su asiento, aquello solo hacía a JiMin reír de ternura.

Finalmente NamJoon iba bajando las escaleras, hablaba por teléfono con el ceño fruncido (era su expresión habitual), cuando terminó de hablar, miró a los Park disfrutar de su desayuno confundido.

—¿Dónde está mi comida?— preguntó incrédulo.

—Me olvidé de tu existencia, upsi.

La excusa de JiMin había sonado tan penosa, mal elaborada, sin sentido alguno, que Rosé casi escupe los huevos al explotar en carcajadas.

El upsi, había sido definitivamente lo mejor.

Upsi.— imitó Rosé atragantándose.

—¿Qué demonios, Park? Estás en mí casa, usas mi cocina, sirves mi comida, comes en mis platos, ¿y no me preparas nada?

—No me eres relevante, ¿qué quieres que haga?

—Vete al demonio.— salió de la casa echando humos por los oídos, JiMin comenzó a reír mientras Rosé lo veía entretenida.

—Vas a llegar tarde.— susurró el Park mayor casi sin aliento.

Rosé se levantó de la silla y tomó su mochila.

Upsi.— susurró antes de irse mientras se carcajeaba.

Una vez quedó solo JiMin analizó aquello.

—¿Qué demonios JiMin? ¿Upsi? Carajo.

Pero los días siguientes NamJoon solo ignoraba a los Park y se iba sin decir nada, sin embrago JiMin siguió haciendo los desayunos, olvidándose de la razón inicial, y concentrándose en los ojos brillosos de su hermana al ver cada mañana su desayuno preparado.

Aquel día, se encontraba solo nuevamente en la gran mansión, sin absolutamente nada que hacer.

—No creí que tener una casa grande fuera tan aburrido.— susurró para sí mismo, aún a sabiendas de que estaba completamente solo.

Su teléfono sonó, indicándole la existencia de un nuevo mensaje.

Tomó el aparato casi desesperado, aunque se desilusionó bastante al ver que era de NamJoon.

Imbécil:
–Ven a la empresa, vistete adecuadamente.
Cenaremos con mis padres.

“¿Vistete adecuadamente?” ¿Qué problema tenía esa gente con sus gustos?

Yo:
Jodete.

Imbécil:
–Te espero, Park.

Suspiró y se levantó de su asiento, al menos no estaría tan aburrido.

Se dio un baño y se alistó tan bien como pudo, con (obviamente) la ropa que NamJoon le había comprado semanas antes.

El chófer ya lo estaba esperando afuera, en menos de diez minutos estaba frente a aquella gran construcción.

Salió del auto y caminó de la forma más elegante que pudo, hasta la entrada del edificio.

Caminó por los pasillos hasta llegar al ascensor, donde pudo descansar su espalda, la cual había tenido completamente recta durante todo el transcurso.

Al salir del pequeño lugar, caminó de la misma forma que lo había hecho anteriormente, hasta entrar a la oficina de su “prometido”.

El olor característico del alfa, tierra mojada y café, inundaron las fosas nasales de Park, jamás lo aceptaría, pero de hecho, amaba aquel olor.

—¿Estás en tu celo?— preguntó NamJoon confundido, al no poder oler la esencia de su acompañante.

—Sí.— respondió Park cortante, aunque un poco ruborizado al darse cuenta de que sin querer, NamJoon había admitido que buscaba su olor.

—Como sea, antes de que sea más tarde, vámonos, iremos a comprar las sortijas y luego cenaremos con mis padres, después nos tomaremos algunas fotos en la entrada del restaurante, y volveremos a casa ¿todo claro? Andando.

A casa.

Aquella era la primera vez que NamJoon no alardeaba de que era su casa, JiMin sonrió un poco con tristeza, al saber que aunque Kim no se lo haya recordado en aquel momento, él sabía que debía dejar ese lugar en cuanto todo acabase.

—¿Vamos a comprar sortijas?— preguntó algo distraído.

—Park, la gente no se compromete con latas, ¿o sí?

—¿Qué tienen las latas?

—Olvídalo.

NamJoon entrelazó su mano con la de JiMin, quien pudo sentir el calor de la mano contraria en cuanto hizo contacto.
El celo lo estaba volviendo loco, definitivamente había sido buena idea usar supresores.

El olor de NamJoon se había hecho aún más fuerte, JiMin suspiró profundo sin querer, debía calmarse.

Ambos salieron de la oficina, dando uno de los mejores espectáculos vistos por los empleados de la empresa.

Al entrar al ascensor, ambos suspiraron.

Salieron de la empresa y entraron en el auto de NamJoon, cosa que confundió un poco a JiMin.

—Llevar al chófer a comprar nuestras sortijas se vería raro, ¿no?— dijo NamJoon una vez estaba dentro del auto, JiMin simplemente se encogió de hombros sin darle importancia.

🐣🐨

Este capítulo fue escrito con la inspiración de Outta My Head, de Somi.

-Vccigang.

Marry Me | NamMin | (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora