Capítulo 23.

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La mañana llegó y junto a ella el enfrentamiento de Kim y Park, ambos estaban sentados en el comedor, Rosé había salido a la escuela tan temprano como había podido, luego de darle fuerzas y ánimo a su hermano mayor.

NamJoon miraba sus manos, sin saber exactamente qué decir, y JiMin no estaba mejor, tenían mucho de qué hablar pero ninguna idea de por donde empezar.

—Lo siento.— susurró NamJoon, tragando con dificultad.

Aquello, solo dos palabras y JiMin ya tenía los ojos llorosos, se odiaba por eso, debía ser fuerte, no quería llorar porque todo parecería como un berrinche.

—No, bebé, no llores.— NamJoon se acercó a él, sentándose a su lado, hasta ese momento estaban frente a frente.

—No NamJoon, no te acerques, todavía estoy intentado procesar toda esta mierda.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos, hasta que JiMin estalló.

—¡Es qué es muy injusto!

—Ya sé, pero... Prometo que no hicimos nada, lo juro.

JiMin lo miró con desconfianza.

—Será mejor que te vayas a trabajar, NamJoon.— susurró el menor, levantándose para ir a su habitación, a NamJoon no le faltaban ganas de detenerlo, pero sí valentía, sabía que todo estaba hecho un desastre en ese momento, así que solo agarró su maletín y salió del lugar, esperando que al regresar todo mejorase.

Las horas pasaron, JiMin esperaba a que Rosé llegase de la escuela para pedirle consejos como último recurso, y sí, le pediría consejos a su hermana de dieciocho años.

Al llegar, ambos empezaron a platicar, JiMin le confesó a Rosé formalmente que él y NamJoon eran algo más que “socios”, era más que obvio que Rosé ya lo tenía claro, pero esperaba que su hermano se lo dijera de frente.

Ambos estaban sumergidos en sus historias, cuando el teléfono de JiMin comenzó a timbrar unas diez veces seguidas, ambos miraron el aparato confundidos, definitivamente no era NamJoon, o eso pensó, JiMin lo tomó entre sus manos, y frunció el ceño al ver que efectivamente NamJoon le había enviado ocho fotos sin ninguna palabra.

JiMin abrió el chat, soltando el celular casi al instante, Rosé confundida, miró las fotos suspirando.

—Dios, JiMin.

JaeMin había tomado varias fotos en diferentes posiciones con NamJoon, quien estaba más que profundamente dormido.

—Ya fue suficiente, renuncio a toda esta mierda.— JiMin se levantó, Rosé lo siguió rápidamente, JiMin tomó su maleta y metió allí toda su ropa.

—¡JiMin! ¡¿Qué rayos haces?!

—¡Estoy harto! Nos vamos de aquí.

—Pero JiMin...

—Rosé, ya no doy más, esperaré a NamJoon para darle las gracias por todo y nos vamos de aquí, ¿quedó claro?

Rosé bajó la mirada y caminó hasta su habitación, también recogiendo sus cosas.

Pronto llegó la noche y con ella un NamJoon más cansado de lo normal, JiMin se encontraba en el sofá con la mirada perdida.

—JiMin.— saludó NamJoon, sin darse cuenta de las maletas en la esquina.

El pelinaranja se levantó de su asiento y se acercó al mayor mostrándole las fotos.

—¿Pero qué-? Maldición, mi teléfono.— el rubio había estado tan distraído todo el día que no se había percatado de que ni siquiera traía su celular.—JiMin, hablemos, todo tiene una explicación.

Marry Me | NamMin | (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora